Iñárritu quiere que vivas en primera persona la experiencia de ser inmigrante (y no te va a gustar)

¿Quieres ser el protagonista de la última y oscarizada creación de Alejandro G. Iñárritu? En la Cidade da Cultura de Compostela, puedes. Tu cuerpo será la película. Puede que no sea lo que tú esperas del polifacético cineasta mexicano, pero no te dejará indiferente. Saldrás agitado, conmovido y removido después de haber atravesado descalzo el desierto de Arizona en la fría madrugada y sufrir la violencia verbal de la policía fronteriza y el desprecio de los coyotes o polleros que trafican con cuerpos en las orillas del Río Bravo.

Así es ‘Carne y Arena (Virtualmente presente, físicamente invisible)’, una instalación de realidad virtual que aterriza por primera vez en España y Portugal después de un breve periplo europeo por el Festival de Cannes, Milán y Ámsterdam. En su tormenta creativa, Iñárritu vuelve a sorprender al atreverse con una propuesta inmersiva y de agitación emocional.

“Sus océanos y mares son nuestros desiertos”, reflexionaba el cineasta sobre el drama de la inmigración en videoconferencia desde Los Ángeles. Ya sea en la frontera de México, en la verja de Melilla, en patera o en cualquier otro muro de la geopolítica que abre abismos socioeconómicos entre seres humanos. Morir deshidratado o ahogado. Son dos caras de la misma realidad, señalaba el director de ‘Amores Perros’, ‘Babel’ o ‘21 gramos’ y ganador de cinco Óscars.

“Lo natural es estar en movimiento en busca de una vida mejor. Ahora se cuestiona de una forma política, económica y racista. Se habla mucho de empatía, de entender al otro; yo quiero reivindicar la compasión: ser el otro”, subrayó Iñárritu.

“He conocido a muchos migrantes y sus historias me han perseguido. Aquí trato de romper la dictadura del encuadre y permitir al visitante caminar en sus pies, ponerse en su piel y latir dentro de su corazón”.

Así nació ‘Carne y Arena’, un proyecto artístico pionero que se vale de la tecnología para humanizar la narrativa y conducirla por un nuevo cauce virtual que lleva al espectador a ser coprotagonista en la piel de un migrante a través de un periplo desconcertante por tres escenarios. El primero, una habitación claustrofóbica que imita a las ‘hieleras’, la salas de detención de la frontera donde el frío es otro enemigo atroz. Un segundo escalón que te traslada a un pequeño desierto virtual donde quisieras huir o esconderte de una muerte que parece segura. Y un último escenario que pone nombre a la estadística en los rostros de Carmen, Lina, Jessica o Manuel que dejaron atrás un infierno conocido para alcanzar un falso paraíso y que tornó en pesadilla fronteriza.

“Crecí en un sitio llamado “Pequeño Infierno”. Los pandilleros amenazaron con descuartizar a mi hijo. Huí al día siguiente”. Y como esta, tantas historias humanas y anónimas apiladas como troncos inservibles en camiones durante días al límite de lo físico y lo humano a los que espera, en el mejor de los casos, una vida sin papeles ni derechos con toneladas de platos para fregar en restaurantes de Beverly Hills, y muchos años de trabajo esclavo para pagar la deuda con los coyotes y ayudar a familias en Honduras, Guatemala o El Salvador.

Detrás de esta creación virtual de Iñárritu, reconocida por la Academia de Hollywood, están Legendary Entertainment, Emerson Collective e Fondazione Prada con PHI Studio, y aterriza en Galicia de la mano de la Plataforma cultural 90-20, que tiende puentes entre las dos orillas del Atlántico, en el marco del Xacobeo 21-22.

‘Carne y Arena’ es una experiencia virtual individual con reserva previa que podrá verse en el mastodóntico Museo Gaiás de Compostela hasta el 18 de septiembre. Un corazón dividido en fronteras inventadas entre nosotros (Us) y ellos (Them) al que Alejandro G. Iñárritu ha intentado poner latido para deconstruir prejuicios y construir humanidad.