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Las 6 razones ocultas por las que estás engordando sin saberlo
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¿POR QUÉ ME PASA ESTO?

Las 6 razones ocultas por las que estás engordando sin saberlo

¿Eres de los que se comporta bien en su alimentación, van al gimnasio y encima engordan fácil? Te contamos qué cosas estás haciendo mal

Foto: Foto: iStock.
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Es comprensible que después de las vacaciones o de no hacer ejercicio durante unos días engordes unos kilos. Obvio también si de repente te rompes una pierna y tienes que pasar unas semanas sin moverte del sofá viendo la tele y comiendo cualquier cosa (sobre todo bolsas de patatas fritas y bollos industriales).

Pero cuando comes bien y haces ejercicio y no puedes cerrar tus vaqueros sin ninguna razón, puedes sentir que está pasando algo anormal. Puedes encontrarte sobre la báscula del baño gritando en el vacío y maldiciendo a cualquiera. ¿Por qué estás cogiendo peso entonces?

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"Lo más probable es que haya algo en tu vida que ha cambiado lo suficiente como para marcar la diferencia, pero no tanto como para notarlo", asegura a 'Good Housekeeping' Alexandra Sowa, especialista en obesidad e instructora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. "Lo veo continuamente: es posible que no subas a la báscula durante un tiempo y sientas que estás igual, y de repente, vas a consulta y notas que has ganado seis o siete kilos", añade. Pero eso no significa que tu destino sea destino subir un kilo cada año. Hay algunas razones más probables para que estés aumentando de peso inexplicablemente.

Insulina

Para aquellos que todavía no lo sepan, los desequilibrios hormonales que se producen en nuestro organismo son una de las principales causas del aumento de peso. Están muy ligados al sobrepeso y la obesidad. Unas veces, porque son la causa y otras la consecuencia. La insulina es segregada por el páncreas y regula los niveles de glucosa en sangre. Las dietas ricas en hidratos de carbono y azúcares obligan al órgano a generar más para estabilizar los niveles de azúcar y cuando no lo consigue, esta termina acumulándose en forma de grasa.

Tus horarios son muy importantes: la forma en que tu cuerpo y tu cerebro responden a las señales diarias de luz y oscuridad se puede descontrolar

Consumir alimentos saludables y estar físicamente activo pueden ayudar a prevenir el aumento indeseado de peso. ¿Qué pautas hay que seguir? Calcular las calorías de la dieta, seguir religiosamente las cinco comidas diarias o controlar el estrés de la rutina, pues este último activa los niveles de insulina y favorece la secreción de cortisol, aumentando el apetito y la grasa abdominal.

Estrés y cansancio

¿Por qué en situaciones así nos abalanzamos sobre la máquina expendedora y ni se nos ocurre pensar en una manzana? Los expertos no tienen una respuesta definitiva, pero piensan que el azúcar y las grasas alivian de forma transitoria los desagradables síntomas del estrés. Por eso sentimos esa sensación tan agradable después de comer galletas o patatas. Solo hay un problema: estos alimentos son ricos en calorías, de manera que si los consumimos a menudo, ganaremos kilos.

El insomnio no significa solo tener más sueño o estar de mal humor por las mañanas. Fíjate en lo que pasa con nuestras hormonas cuando dormimos poco o mal: la producción de grelina, la que regula el apetito, aumenta, con lo cual es probable que en mitad de la noche te despiertes con mucha hambre, y no de fruta precisamente. Por otra parte, la leptina es la que se encarga de regular la sensación de saciedad. Si dormimos pocas horas, se segrega menos, lo que quiere decir que tendremos esa sensación más a menudo y eso nos llevará a comer más (y peor).

Tu comida 'saludable'

Comer ensaladas a diario no es sinónimo de adelgazar. Muchos llevarán meses intentando perder peso comiendo este plato y no habrán perdido ni un solo gramo. ¿Por qué? La diferencia se encuentra en qué añades a los vegetales. Por eso debes tener mucho cuidado con lo que le echas a tu menú hipersano, porque puede que lo estés convirtiendo en una bomba calórica sin precedentes.

Medicamentos

Tan importante es tomar de manera correcta las medicinas -dosis, tratamiento- como conocer sus principales efectos adversos. Determinados fármacos no solo pueden producir somnolencia, fatiga o reacciones alérgicas, sino que entre sus principales contraindicaciones hay una que suele pasar desapercibida para la mayoría de las personas, pero que es de vital importancia si su consumo es prolongado. Se trata del aumento de peso.

Los desequilibrios hormonales que se producen en nuestro organismo son una de las principales causas por las que engordas

Algunos medicamentos que interfieren en el metabolismo, los antidepresivos, los betabloqueantes para tratar diversas patologías para la hipertensión arterial o las arritmias, los esteroides retienen líquidos...

Horarios descontrolados

Imagina que cambiaste de trabajo recientemente y la cena es ahora a las 22:00 en lugar de a las 21:00. O el nuevo hábito que has adquirido viendo series hasta altas horas de la madrugada. Ambos implican comer mucho después de medianoche. Incluso si no está ingiriendo más, estas podrían explicar el peso adicional.

La forma en que tu cuerpo y tu cerebro responden a las señales diarias de luz y oscuridad es muy importante. Este sistema circadiano es bastante delicado. Un estudio realizado en 2017 en el Hospital Brigham & Women's descubrió que cuando los estudiantes universitarios comían más cerca de la hora de dormir, y por lo tanto más cerca de cuando su cuerpo crea melatonina, inductora del sueño, tenían porcentajes más altos de grasa corporal.

Es comprensible que después de las vacaciones o de no hacer ejercicio durante unos días engordes unos kilos. Obvio también si de repente te rompes una pierna y tienes que pasar unas semanas sin moverte del sofá viendo la tele y comiendo cualquier cosa (sobre todo bolsas de patatas fritas y bollos industriales).

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