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Cómo debes utilizar los baños públicos si no quieres enfermar
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¿de verdad albergan tantas bacterias?

Cómo debes utilizar los baños públicos si no quieres enfermar

¿Me siento? ¿Utilizo el secador o toallas de papel para limpiarme? A ninguno nos gustan estos lugares, pero cuando no queda más remedio usarlos es mejor hacerlo con cabeza

Foto: Foto: iStock.
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Te encuentras en un cine, un aeropuerto, una estación de tren, unos grandes almacenes o cualquier otro lugar que se te ocurra y que no incluya tu casa. Sientes la llamada de la naturaleza y como no quieres que tus riñones acaben explotando, cual abuelo Simpson, decides ir a los baños públicos. Una opción un poco aterradora, en función de dónde te encuentres, porque en ocasiones la higiene en estos lugares es, cuando menos, dudosa. Haces de tripa corazón.

A nadie le gustan los baños públicos, es un hecho. Colocarse lo suficientemente lejos de la taza para que esta no roce ninguna parte de tu cuerpo, mientras haces malabarismos para no perder el equilibrio ni -si eres mujer- tirar el bolso o cualquier otra pertenencia, no es lo más cómodo del mundo. Pero ¿realmente tienen estos sitios tantas bacterias como cuentan las leyendas? La periodista Melinda Wenner ha querido conocer la verdad, que ya sabemos que está ahí fuera, y ha realizado una investigación preguntando a distintos expertos en la materia.

Elige los extremos

Eso es lo que asegura un estudio que se realizó en la Universidad de San Diego, California, en 1995. Al parecer, en unos baños de hombres en los que había varios compartimentos, se reponía con mayor asiduidad el papel de los que se encontraban en el centro (el 60% del total, y el estudio duró diez semanas).

Es prácticamente imposible coger una infección de transmisión sexual en un baño público. A no ser que estés manteniendo relaciones en él

Suponiendo que todos los baños se limpien con la misma frecuencia, está claro que no se necesita mucho para colegir que los puestos de los extremos estarán más limpios, porque menos personas entran en ellos. El ojo tampoco suele engañar, así que otra manera es apostar por el que, a primera vista, parezca más limpio.

El asiento

Lo decíamos antes, es poco probable que decidas apoyar tus posaderas en un baño nuevo y, aparentemente, poco higiénico. Es instinto de supervivencia. Pero ¿es necesario hacer tantos malabares? "Que yo sepa, nadie ha adquirido una ETS en el asiento del inodoro, a menos que estuviera teniendo relaciones sexuales en dicho asiento", explica Abigail Salyers, ex presidenta de la Sociedad Americana de Microbiología.

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En otras palabras, para que suceda algo así los gérmenes tendrían que viajar a tu tracto genital o urinario y entrar en tu cuerpo a través de un corte abierto o una llaga, lo cual no parece muy probable. Eso sí, es aconsejable que no te toques la cara mientras estás en el baño, porque los gérmenes sí pueden entrar en tu nariz o boca a través de las manos. Y si eres un poco aprensivo puedes limpiar el asiento con un poco de papel con alcohol, o, algo que seguro que has visto o hecho alguna vez: cubre la taza con papel higiénico, aunque intenta no tocar el inodoro en exceso mientras realizas la operación.

Ponerse en cuclillas: sí o no

La mayoría de las mujeres lo hacen, según las investigaciones, para evitar la exposición a gérmenes y orina. A algunos médicos les preocupa que esta posición pueda dificultar la relajación total del suelo pélvico, lo que podría representar un riesgo, pues al parecer las mujeres que se agachan tardan más tiempo en orinar y no liberan toda la orina, lo que podría aumentar el riesgo de infecciones del tracto urinario (aunque aseguran que estos riesgos son muy pequeños). Si te pones de cuclillas encima de la taza, sé cívica y limpia después de acabar.

Lávate las manos

Esto sí que es fundamental. Inevitablemente, si has tocado algo, tus manos tendrán bacterias. No queremos asustarte, pero un estudio de 2011 encontró bacterias fecales, estafilococos y estreptococos en las puertas de los baños, las manijas de las puertas y los dispensadores de jabón. Ñam. Y, aunque te laves las manos, hay veces que no lo haces correctamente: las partes entre los dedos también son importantes, y límpiate durante al menos 15 segundos.

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Piensa dos veces antes de abrir la puerta nada más lavarte las manos o cerrar el grifo, son zonas que acumulan muchas bacterias. ¿Secador de manos o toalla de papel? Al parecer, según los estudios, el papel gana. En un estudio de 2012, investigadores en Australia y China concluyeron que, en comparación con los secadores, las toallas de papel "están menos contaminadas". Al salir, aunque suene exagerado, intenta abrir la puerta con el codo, la cadera o el hombro, o incluso con la toallita de papel que acabas de usar para no tener que hacer contacto con la mano.

Aun así...

Tampoco te preocupes mucho. Es muy poco probable que vayas a ponerte enfermo por visitar un baño público, por mucho que huela mal o albergue gérmenes. También los tienen, al fin y al cabo, otras zonas que frecuentamos como las oficinas, las escuelas o las tiendas. Lávate las manos al terminar y punto. Si dejas las bacterias en el baño, en lugar de llevártelas contigo, no te pondrás enfermo.

Te encuentras en un cine, un aeropuerto, una estación de tren, unos grandes almacenes o cualquier otro lugar que se te ocurra y que no incluya tu casa. Sientes la llamada de la naturaleza y como no quieres que tus riñones acaben explotando, cual abuelo Simpson, decides ir a los baños públicos. Una opción un poco aterradora, en función de dónde te encuentres, porque en ocasiones la higiene en estos lugares es, cuando menos, dudosa. Haces de tripa corazón.

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