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Por qué comer frente al televisor engorda: la maldición del comensal distraído
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PODEMOS LLEGAR A ENGULLIR UN 35% MÁS

Por qué comer frente al televisor engorda: la maldición del comensal distraído

Comer distraídos hace que comamos más (y peor). No se trata de una afirmación novedosa, pero un equipo de investigadores de las universidades de Liverpool y Birmingham

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Por qué comer frente al televisor engorda: la maldición del comensal distraído

Comer distraídos hace que comamos más (y peor). No se trata de una afirmación novedosa, pero un equipo de investigadores de las universidades de Liverpool y Birmingham acaba de presentar una revisión de estudios que afianza con mayor contundencia una idea que pocos tienen presente a la hora de perder peso. “La evidencia nunca había sido mostrada en conjunto”, asegura el autor principal del estudio Eric Robinson, un investigador que explora la psicología que nos lleva a comer más de lo que deberíamos.

La investigación, que ha publicado The American Journal of Clinical Nutrition, reúne las conclusiones de 24 trabajos, que llegan a resultados parecidos. Las personas que comen distraídas, no sólo viendo la tele, también leyendo, navegando por Internet, jugando a la videoconsola, o en el puesto de trabajo, no sólo comen más sin casi darse cuenta, además comen hasta más tarde, lo que podría tener una importante incidencia sobre su peso. Comer distraídos no sólo hace que comamos más, además nos hace menos conscientes del tipo de alimentos que nos llevamos a la boca, lo que, a la larga, hace que nuestra dieta sea peor, pues ni siquiera sabemos en qué consiste.

El tragaldabas despistado

El estudio etiqueta a las personas en dos categorías según su forma de comer: los atentos, que disfrutan de los alimentos tranquilamente y son capaces de recordar qué han comido cada semana, y los distraídos, que hacen justo lo contrario: no prestan atención a lo que comen, ni a cuánto comen.

Si no estamos atentos a lo que comemos es muy sencillo pasarnos en las cantidades“A pesar de que tomamos decisiones sobre qué y cuándo comer con aparente facilidad, en realidad se trata de decisiones muy complejas, que pueden romperse con mucha facilidad”, explica la doctora Suzanne Higgs, coautora del estudio y profesora de psicología de la Universidad de Birmingham. Si no estamos atentos a lo que comemos es muy sencillo pasarnos en las cantidades, no valorar correctamente el tipo de alimentos que consumimos, y picar entre horas.

Tras poner en sintonía los datos de los distintos estudios, los investigadores llegaron a la conclusión de que comer distraídos hace que comamos, en ese momento, un 10% más, pero los problemas no acaban ahí: además comemos hasta un 25% más en la siguiente comida, pues sentimos que no hemos comido lo suficiente en la anterior. Por el contrario, la gente que muestra atención a lo que come al mediodía come hasta un 10% menos en la cena.

Según los investigadores, a la luz de la evidencia científica, las técnicas de la conocida como “alimentación consciente”, deberían incorporarse a los regímenes de pérdida de peso, como una alternativa más llevadera que el conteo de calorías. 

Comer distraídos hace que comamos más (y peor). No se trata de una afirmación novedosa, pero un equipo de investigadores de las universidades de Liverpool y Birmingham acaba de presentar una revisión de estudios que afianza con mayor contundencia una idea que pocos tienen presente a la hora de perder peso. “La evidencia nunca había sido mostrada en conjunto”, asegura el autor principal del estudio Eric Robinson, un investigador que explora la psicología que nos lleva a comer más de lo que deberíamos.