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El virólogo tras una de las vacunas españolas más avanzadas: "No debemos tirar la toalla"
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Entrevista con Mariano Esteban

El virólogo tras una de las vacunas españolas más avanzadas: "No debemos tirar la toalla"

Investigador del CNB-CSIC, tiene amplia experiencia en el desarrollo de vacunas contra el VIH, el ébola y el zika. Ahora lucha contra el covid con una apuesta más lenta pero más efectiva

Foto: El investigador Mariano Esteban. (Xiomara Cantera/CSIC Comunicación)
El investigador Mariano Esteban. (Xiomara Cantera/CSIC Comunicación)

Nada más conocer la secuencia genética de SARS-CoV-2, en enero de este año, Mariano Esteban Rodríguez (Villalón de Campos, Valladolid, 1945) y su equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) se pusieron a trabajar en el desarrollo de una vacuna. Su apuesta está avalada por la experiencia de haberse embarcado en un gran proyecto internacional para buscar una vacuna frente al VIH, una misión que casi parece imposible por la capacidad de mutación del agente causal del sida. Además, ya ha desarrollado otras vacunas —probadas en modelos animales pero no comercializadas— contra el ébola, el zika y el chikungunya.

La estrategia frente al coronavirus sigue el mismo patrón que en estas últimas: está basada en una versión muy atenuada de la vacuna que se utilizó en el programa de erradicación de la viruela, en este caso, incorporando proteínas del nuevo SARS-CoV-2 que puedan inducir una respuesta inmune de nuestro organismo. Tras los buenos resultados preclínicos de la vacuna, denominada MVA-COVID-19(S), su próximo objetivo es iniciar los ensayos en voluntarios a finales de este año con la ayuda de la empresa gallega CZ Vaccines.

Foto: Ana Fernández-Sesma Cordón. (Imagen cedida)

Esteban considera que, pase lo que pase, esta pandemia va a transformar la sociedad, pero está seguro de que pronto tendremos vacunas para controlarla y que España no debe renunciar a ese tren. Viendo el acelerón de proyectos como el de Moderna (EEUU) y el de la Universidad de Oxford (Reino Unido), que ya se encuentran en la fase 3 de los ensayos clínicos, es evidente que el camino de Esteban no es el más rápido, pero su propuesta es tan sólida que también podría llegar a buen puerto: probablemente, harán falta varias vacunas y con mayor eficacia que las primeras que salgan al mercado. Esa será su oportunidad.

PREGUNTA. Identificamos la vacuna con el final de la pandemia. ¿No estamos depositando demasiadas esperanzas en esta solución y nos podemos llevar una decepción?

RESPUESTA. Esas esperanzas son necesarias, la población las está demandando, pero implican acortar los tiempos de una forma que no ha ocurrido nunca en la historia. Se está haciendo un esfuerzo titánico para avanzar lo más rápidamente posible y ya hay varios prototipos que activan las dos ramas del sistema inmunitario: por una parte, inducen anticuerpos neutralizantes frente al virus, algo que es muy difícil de conseguir para el VIH, porque muta mucho; y por otra parte, los linfocitos T, que son los encargados de reconocer la célula infectada y destruirla. A partir de ahí, llegar a las fases clínicas lleva tiempo, pero algunos proyectos las prepararon casi al mismo tiempo que hacían los ensayos preclínicos y han pegado el salto a la fase 3 con miles de voluntarios. Hemos tenido que cambiar el chip y tratar de acelerar lo más posible, lo que no sabemos es si esas vacunas van a ser eficaces y seguras, hay que verlo.

placeholder Mariano Esteban, en una presentación sobre avances de la vacuna del VIH. (SINC)
Mariano Esteban, en una presentación sobre avances de la vacuna del VIH. (SINC)

P. Proyectos como el de Moderna y el de Oxford ya están en esa fase 3. ¿Qué puede salir mal para que no nos estemos vacunando de aquí a unos meses?

R. Si nos ponemos en lo peor, que tuvieran efectos adversos graves en algunas personas. De momento, parece ser que los efectos secundarios son tolerables en las personas que han sido inoculadas, pero son modelos de vacunas que no se habían utilizado con anterioridad. La vacuna basada en ARN [el proyecto de Moderna] es simple, pero no sabemos cómo impacta en el organismo, aunque los ensayos clínicos nos dan confianza. Los adenovirus de chimpancé [base de la vacuna de Oxford] tampoco han sido utilizados a gran escala en humanos. Por eso pueden surgir complicaciones, pero confiamos en que no tengan efectos adversos serios e induzcan respuestas que puedan proteger. Lo que no sabemos es cuánto va a durar ese tipo de protección y por eso hay que seguir desarrollando prototipos vacunales que tengan mayor amplitud en la respuesta o confieran una inmunidad más duradera.

R. Precisamente, hay muchas dudas con respecto a la inmunidad. ¿Hay alguna certeza sobre su duración o las posibles reinfecciones?

R. Hay que tener en cuenta que llevamos muy poco tiempo estudiando este virus. Sabemos que afecta de forma muy diferente, en unas personas es más agresivo que en otras, con lo cual, el grado de respuesta inmune y su duración también van a diferenciarse. Lo que está claro es que hay respuesta inmune y ya veremos si confiere la protección deseada. El hecho de que se pueda reinfectar una persona podría deberse a que inicialmente tuvo una infección muy leve, pero aunque fuera así estoy seguro de que una segunda infección sería muy atenuada, no creo que desarrollase patología. Lo iremos conociendo a medida que se van haciendo seguimientos de los pacientes.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

P. ¿Y si la eficacia de las vacunas fuese muy reducida? La FDA habla de exigir una efectividad de solo un 50% más que el placebo. ¿Sería admisible que una vacuna así saliera al mercado?

R. Yo creo que no, lo tendría muy difícil. Si todas las vacunas están en ese orden de una eficacia limitada, habría problemas. Lo que se espera es que tengan del 70% para arriba, y lo deseable es que lleguen al 100%, pero al menos con un 70% ya estaríamos hablando de una gran inmunidad entre la población.

P. ¿Las prisas pueden incrementar los riesgos en cuanto a seguridad o baja eficacia?

R. Estamos hablando de vacunas de una gran calidad desde el punto de vista de la producción, porque la tecnología ha avanzado muchísimo, por ejemplo, para controlar los potenciales agentes adversos que puedan llevar. Desde ese punto de vista, tenemos más confianza, pero estamos pendientes de que cumplan con requisitos de seguridad y eficacia en un alto porcentaje.

P. Dado que hay unas cuantas vacunas más avanzadas, hay quien podría plantearse si es necesario continuar con los proyectos españoles. ¿Tiene sentido continuar para llegar tarde?

R. Estamos hablando de una pandemia con una repercusión dramática en toda la población, así que es necesario tener todo tipo de opciones que nos den más seguridad. En nuestro laboratorio, generamos el candidato a vacuna con poca diferencia con respecto a los británicos, casi al mismo tiempo, pero las infraestructuras que tenemos y los apoyos no son los mismos, ellos cuentan con cantidades económicas enormemente elevadas. ¿Eso quiere decir que debemos tirar la toalla? Yo diría que no, en absoluto, tenemos que seguir desarrollando candidatos vacunales que puedan ser incorporados más adelante.

Creo que estamos avanzando a nivel social, político y económico para que España pueda producir sus vacunas ahora o de cara al futuro. Tenemos científicos capaces de generarlas y un sistema sanitario que utilizan otros para ensayar vacunas que se producen fuera, así que tenemos que demostrar que también podemos desarrollarlas nosotros, porque en el futuro habrá más enfermedades y participar en estos procesos influye en las posibilidades de un país para afrontarlas. Además, deberíamos tener un tejido empresarial capaz de actuar con rapidez; hasta ahora, solo teníamos empresas de veterinaria, pero las estamos empujando a producir ahora vacunas de uso humano. Si tenemos todas esas capacidades, la pregunta es por qué no estamos en la misma liga, pero es que uno pone 1.000 millones y otro pone ocho, y así tienes problemas.

placeholder Mariano Esteban, en un acto de la Real Academia Nacional de Farmacia. (CNB-CSIC)
Mariano Esteban, en un acto de la Real Academia Nacional de Farmacia. (CNB-CSIC)

P. Hace unos días, el ministro de Sanidad anunció un ensayo clínico en España, pero el proyecto ni siquiera es español y no supone ninguna ventaja para el país. ¿No le suena raro?

R. Es a lo que voy. Eso quiere decir que en España tenemos un sistema sanitario reconocido a nivel global en cuanto a su capacidad para desarrollar ensayos clínicos. Eso está muy bien, pero lo estás utilizando para un producto de fuera. Otro ejemplo es una empresa que va a introducir otra vacuna en viales para incrementar su producción. Eso demuestra que tenemos las capacidades, pero necesitamos ir desde la base científica a la clínica y reforzar el tejido empresarial. No podemos ser dependientes, como está ocurriendo, tener pocos recursos implica que cuando ocurre algo nos ponemos en lista de espera. Si somos un país industrializado o avanzado, y queremos mantener esa terminología, tenemos que reforzar nuestro tejido científico, tecnológico y sanitario.

P. Las primeras vacunas que van a llegar al mercado no tienen por qué ser las mejores.

R. Exacto, simplemente son las más rápidas de producir. Nosotros hemos desarrollado una vacuna que utiliza un vehículo distinto, no es un adenovirus ni ARN. Lo nuestro es un poxvirus, una variante de la vacuna que se utilizó para erradicar la viruela, que ya demostró su seguridad y eficacia, y que induce respuestas inmunes muy distintas a las de un adenovirus. Ahora tenemos que ensayar, ver sus efectos y comprobar si realmente es más consistente y confiere una inmunidad prolongada.

Al mismo tiempo, estamos generando un plan B. Si una mutación generase un virus más virulento capaz de escapar a la acción de vacunas, en mi laboratorio estamos generando candidatos vacunales que tengan mayor amplitud frente a distintas partes de las proteínas que componen el coronavirus. Por lo tanto, no hay que prepararse para finales de año, sino para un tiempo más largo. El virus no se acaba con las vacunas de ARN o adenovirus, hay que seguir trabajando.

P. ¿Y cómo va el plan A de su proyecto?

R. En abril, ya teníamos el prototipo y hemos hecho los ensayos necesarios en modelos de ratón para demostrar que induce respuestas inmunes importantes, anticuerpos neutralizantes potentes y distintas poblaciones de linfocitos T. Nos han contactado de fuera, pero consideramos, como decía antes, que debíamos fortalecer el tejido empresarial español, así que hay una compañía española que ya está trabajando en este producto y, tan pronto como tenga los lotes clínicos, empezaremos la fase 1. Nos gustaría hacerlo a finales de año con unos 100 voluntarios. Para marzo, empezaría la fase 2 con cientos de voluntarios, como está empezando a hacer aquí Janssen. Si todo va bien, podríamos llegar a la fase 3 el próximo verano utilizando tecnología española y estando entre los mejores. La limitación es que necesitamos atraer financiación para este proceso, vamos a necesitar ayuda económica.

P. ¿Una vacuna atenuada como la suya ofrece más garantías de éxito?

R. Utilizamos un vehículo que confiere una serie de propiedades inmunológicas que son importantes desde el punto de vista vacunal. Ya lo hemos demostrado con enfermedades víricas, como el ébola, el zika y el chikungunya, para las que desarrollamos vacunas que confieren entre un 80 y un 100% de eficacia en modelos animales.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

P. ¿Y qué ha pasado con esos proyectos?

R. El problema es que cuando las epidemias desaparecen, hay poca motivación empresarial. De ébola solo hay casos aislados en África y se está utilizando una vacuna que desarrolló Merck y que también está basada en un vehículo similar, un virus que expresa una proteína de ese virus. El zika y el chikungunya parecen controlados, así que no hay inversión. Sin embargo, deberíamos prepararnos: de repente, ahora aparece el virus del Nilo en España y nos entra el temor a que se pueda extender, pero hay otros virus hemorrágicos que producen tasas de mortalidad del 30%. Lo importante es que tengamos los medios preventivos para que, ante estas enfermedades y otras que irán apareciendo, dispongamos de herramientas para actuar de forma rápida. Es decir, que si tenemos en 'stock' una vacuna para el ébola, el zika o el chikungunya, podamos actuar rápidamente y evitar que se extiendan. Seguirán apareciendo infecciones y pandemias continuamente y tendremos tiempos muy cortos para reaccionar debido a la gran movilidad que hay en la actualidad.

P. ¿Esta crisis ayudará a reforzar la investigación biomédica?

R. La propia sociedad lo va a demandar. No podemos olvidarnos de esta pandemia en cuanto la tengamos controlada y actuar como si no hubiera pasado nada. Se han perdido muchas vidas, empresas y puestos de trabajo, son pérdidas astronómicas que dejan en ridículo la cantidad que se destina a investigación. Así que tenemos que prepararnos y confío en que a nivel político y social pongamos la mirada en el futuro para reforzar la ciencia, el sistema sanitario y el tejido empresarial.

Nada más conocer la secuencia genética de SARS-CoV-2, en enero de este año, Mariano Esteban Rodríguez (Villalón de Campos, Valladolid, 1945) y su equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) se pusieron a trabajar en el desarrollo de una vacuna. Su apuesta está avalada por la experiencia de haberse embarcado en un gran proyecto internacional para buscar una vacuna frente al VIH, una misión que casi parece imposible por la capacidad de mutación del agente causal del sida. Además, ya ha desarrollado otras vacunas —probadas en modelos animales pero no comercializadas— contra el ébola, el zika y el chikungunya.

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