El continuo avance del virus, el gran número de contagios en zonas clave como EEUU y Europa y el goteo de fondos para investigación que van anunciando los diferentes estados han puesto en marcha la maquinaria de la industria hacia una misma dirección: acelerar el desarrollo de vacunas y medicamentos. El pistoletazo de salida lo dio la secuenciación del genoma del virus presentada por el gobierno chino el 11 de enero. Esto permitió a laboratorios e investigadores de todo el mundo ponerse a trabajar en posibles vacunas sin haber tenido siquiera acceso al virus.
Algunas de estas vacunas ya están siendo incluso testadas en humanos. Para la patronal Farmaindustria esto implica que "la colaboración en la investigación sobre el virus en todo el mundo está dando sus frutos". Aunque los expertos consultados lo achacan más a un sentido de urgencia global para frenar la pandemia y a la necesidad de testar estas vacunas antes de que un gran porcentaje de la población haya sido infectada -ya que esto podría lastrar los resultados-. En cualquier caso, se trata de unos frutos aún teóricos ya que ninguno de los proyectos de vacunas maneja plazos inferiores al año (y son los más optimistas).