Nano y el lado oscuro de la caridad: "Se habla solo de su esfuerzo, pero no de la precariedad"
Ni él ni su familia han pedido ayuda en ningún momento, pero la están recibiendo les guste o no. La historia de Nano es consecuencia, dicen los sociólogos, de la lógica viral e individualista que impulsan las redes
La penúltima historia en volverse viral tiene como protagonista a Nano, un joven madrileño de 22 años que la semana pasada subió a su TikTok una reflexión de minuto y medio sobre cómo decidió sobreponerse a las adversidades de su vida para poder ayudar a su familia. El chaval, su nombre de pila es David, trabaja durante el día como repartidor en Logisfashion, un operador logístico a las afueras de Toledo, y lo complementa haciendo el turno de cierre en el VIPS del Parque Comercial Fusión, de viernes a domingo, hasta la una de la mañana.
El día en que subió el vídeo, Nano iba caminando por el polígono de un trabajo al otro porque se le había estropeado el coche. Entre la nave industrial y el restaurante hay unos seis kilómetros, se tarda como una hora y 20 minutos en llegar, aunque a buen seguro Nano tarda menos. Caminaba apurado mientras hablaba porque, como contó, es un chico responsable al que no le gusta llegar tarde a los sitios. "Si vienes de una familia que tiene dinero, te dan tu paga, te compran tus cosas, no te falta nada, ¿por qué dejas el instituto?", preguntaba, "¿por qué te dejas el dinero que te dan tus padres en porros, en beber, en fiestas...? ¿Por qué, si no te falta de nada, vas como si fueras de barrio? No vayas de lo que no eres porque no sabes lo dura que es esta vida de verdad".
Sus pensamientos tocaron la fibra sensible a todo el país. Su vídeo acumula ya más de cinco millones de reproducciones y casi 12.000 comentarios elogiosos. Celebridades como la cantante Aitana o Arturo Pérez-Reverte han alabado públicamente a Nano, que en los últimos días ha desfilado también por Telemadrid, Cuatro, Canal Sur o el nuevo programa de Ana Rosa Quintana, que lo entrevistó la otra tarde junto a su madre, Verena, y una vez más al día siguiente.
En estos programas, Nano amplió su historia, un inspirador relato de superación. Abandonados por su padre biológico cuando él apenas tenía tres años, aún tuvieron que sufrir mucho más cuando la siguiente pareja de su madre resultó ser un maltratador. Tras pasar un tiempo en un centro de acogida para mujeres maltratadas, Nano se vio obligado a abandonar los estudios con 16 años para convertirse en el cabeza de familia. Con su pluriempleo, con el que lleva a casa unos 1.800 euros al mes, logra complementar el salario de su madre, que se desempeña como operaria en el Ayuntamiento toledano con un contrato por meses (unos 1.298 euros brutos según convenio) que vence a finales de octubre.
La moraleja que Nano ejemplifica no es "sálvanos, nos estamos hundiendo", sino "lo hemos logrado y tú también puedes, por difícil que parezca"
Es una historia muy dura en la que Nano brilla como un chico que, en las circunstancias más improbables, no tuvo otro asidero que la madurez precoz, jamás se desvió y siempre tuvo claro que lo único importante era su familia. Es dura, pero no es triste. Emociona justo por lo contrario. La moraleja que Nano ha tratado de ejemplificar no es "sálvanos, nos estamos hundiendo", sino "lo hemos logrado y tú también puedes, por difícil que parezca".
La caridad sobrevenida
Cualquiera lo diría, sin embargo. El fenómeno Nano ha desembocado en una apabullante oleada de caridad, pese a que en ningún momento ni el joven ni su madre han pedido ayuda a los espectadores. Algunos espectadores de Ana Rosa escribieron al programa para ofrecerle dinero a la familia, algunos hasta 500 euros al mes de aquí a final de año, un trabajo —que ya tiene— o un regalo para la madre. El joven, emocionado, dio las gracias por una única cosa: "Las ofertas de trabajo".
Pero la cosa no quedó ahí. En un desenlace digno de El jefe infiltrado, en el programa Hoy en día de Canal Sur, el empresario cárnico Federico Beltrán le regaló a Nano un Seat Ibiza de segunda mano para poder hacer ese tramo. De nuevo, el muchacho se emocionó al escuchar la generosa dádiva del presidente de Famadesa, pero la realidad es que el joven, que como se puede ver en sus redes, ya posee un BMW serie 3 —legítimo, comprado con su trabajo y que en aquel momento estaba en el taller— y ahora se verá con otro coche del que cuidar, aparcar, matricular, abonar el seguro, impuesto de circulación, etcétera.
Estos son los mensajes que nos han llegado al programa para ayudar a David y a su familia. #nano #david#TardeAR26S I https://t.co/NjreJKeWg4 pic.twitter.com/zXpo3fS6zC
— TardeAR (@TardeARtv) September 26, 2023
¿No habría sido más útil para él ayudarle con la reparación de su actual automóvil? De nuevo, y con gran dignidad, Nano replicó: "No hace falta que me deis estas cosas, en serio". La realidad es que poca gente parecía estar escuchando de verdad a Nano. La mayoría de espectadores, en televisión o en internet, estaban distraídos con el ensordecedor sonido de un país aplaudiéndose a sí mismo.
En apenas 48 horas, Nano ya estaba en todas partes, en directo o in absentia. Como suele ocurrir en estos tiempos, la legítima preocupación por el futuro de Nano se mezcló con la espectacularización de su caso, la búsqueda de audiencia y con fenómenos típicos de las redes sociales como el virtue signalling o alardeo moral, esa competición encubierta que mantenemos a diario por demostrar qué buenas personas somos.
Para el sociólogo Iago Moreno, "el vídeo no solo demuestra que los medios tradicionales van perdiendo, poco a poco, su capacidad de decir cuáles son las cosas relevantes de las que la sociedad debe hablar, sino que directamente claudican", señala a este periódico. "Giran en torno a una economía de la atención cada vez más marcada por las redes, en la cual eventos que no dicen algo fundamentalmente nuevo y que no se refleje constantemente en estadísticas o estudios reales. Solo por tener esa viralidad y competir con los medios digitales, acaban encumbrando este tipo de hechos de poca relevancia informativa como un acontecimiento nacional".
A esto se han unido quienes, como suele suceder con cada fenómeno viral, han criticado al joven mozo de almacén. Nano se ha visto obligado a puntualizar una obviedad: "Sé perfectamente que no soy único ni me lo creo, como yo hay miles de chavales luchando".
Algo que cuadra con lo que dice Adrià Junyent, secretario confederal de Juventud de Comisiones Obreras. Según los datos que maneja su organización, el pluriempleo encaja a la perfección con la precariedad y no se entiende en generaciones mayores, porque no consiguen entender ese concepto. "Es algo muy unido a la juventud, acostumbrada a enganchar contrato tras otro de pocas horas y sueldos que no llegan ni al SMI", comenta. "Además, los jóvenes tenemos que aceptar peores condiciones y situaciones como las becas no remuneradas si queremos entrar en el mercado. Cosas que a otras edades nadie aceptaría".
El propio sindicato empieza ya a solicitar una regulación nueva del trabajo que ataque el asunto de la parcialidad, porque, según aseguran, muchas empresas se aprovechan de ello. "Te ponen contratos de pocas horas, pero sí ofrecen complementarias para poder llegar a un sueldo suficiente. La cosa es que prefieren no darte jornada completa para jugar con la flexibilidad", añade.
"Es algo muy unido a la juventud, acostumbrada a enganchar un contrato tras otro de pocas horas y sueldos que no llegan ni al SMI"
Fuera de los entornos juveniles y sectores como la restauración, el comercio o el asistencial, también hay quien empalma varios trabajos, pero se ve de otra forma. "Está el caso de los médicos que atienden en la privada por la tarde o el de la consultoría. Pero son casos diferentes", asegura. De ahí deja una reflexión extra. "Los trabajadores de oficina y demás llevamos tiempo reivindicando las reducciones de jornada, porque estamos acostumbrados a contratos de jornada completa que se alargan, pero te vas a algunos sectores en los que los jóvenes lo que te piden es que la empresa les dé el contrato de 35 horas. Entornos en los que lo normal es empalmar contratos parciales. Después de atacar la temporalidad hay que ir a por esta parcialidad".
Una familia humilde con un pasado difícil
Con los números en la mano, la familia de Nano estaría un poco por encima de la renta media por hogar en Castilla-La Mancha, que está en torno a 27.800 euros anuales. Por supuesto, con la peculiaridad de que el joven ha tenido que ocupar el lugar del progenitor ausente y ser quien tire económicamente de su familia. Merecen toda la admiración que están recibiendo, ¿pero es necesaria la caridad?
En 1899, la socióloga Jane Addams, primera estadounidense en ganar en Premio Nobel, escribió un artículo llamado Los sutiles problemas de la caridad donde venía a exponer algo muy parecido: "Muchas de las dificultades de la filantropía provienen de una división inconsciente del mundo entre filántropos y aquellos a quienes se debe ayudar", sentenció. "Todo es una suposición de que hay dos clases, y contra esta suposición de clase, nuestra formación democrática se rebela tan pronto como comenzamos a actuar en consecuencia".
En lugar de celebrarlos como a uno más de los nuestros, nos empeñamos en darles limosna no solicitada, reforzando esa frontera social
En otras circunstancias, una mujer maltratada sin apoyos y sus dos hijos habrían rondado la exclusión social. Sin embargo, su madre, Nano y su hermana menor han logrado formar parte, con todo derecho, de eso que llamamos clase trabajadora y que nos abarca a casi todos. En lugar de celebrarlos como a uno más de los nuestros, nos empeñamos en darles limosna no solicitada, reforzando de alguna forma esa frontera social: sigues siendo parte de los que reciben.
Así, el Sistema se celebra a sí mismo por su bondad y, de paso, pasa de puntillas por las verdaderas causas que habría que arreglar. La de Nano es una historia que ha acabado —está acabando— bien gracias a un esfuerzo extraordinario, ¿pero cuántos jóvenes, en el país con más empleo juvenil de Europa, no pueden decir lo mismo?
Una historia que se repite a menudo
Aunque agravada por sus circunstancias familiares, la historia de precariedad laboral de Nano no sorprenderá a muchos jóvenes de su edad y clase social. La generación a la que pertenece, tantas veces tildada como "de cristal" por los mayores, es la que padece mayores niveles de pluriempleo actualmente. Este problema, el de necesitar un empleo secundario para compensar los bajos salarios del trabajo principal, solo deja de arreciar a partir de los 29 años, según los últimos datos de la EPA.
Otros indicadores también sitúan a esta Generación Z o centennials como aquellos que más compaginan estudios con trabajo o la que ha conseguido que esa tasa de jóvenes que no hacen ni una cosa ni la otra se reduzca año tras año en España. Actualmente, son muchos más los sisis que los ninis en nuestro país, pese a que el 27,3% de los jóvenes no pueden encontrar un empleo.
"El discurso de Nano no era de justicia social, era un discurso propio de nuestros tiempos: rivalidades individuales o lecturas morales sobre cómo enfoca la vida cada uno", dice Moreno, "sin embargo, el marco que impusieron los medios de comunicación era abominable: la b de este joven trabajador; luego, cuando aparece este empresario y propone que la solución a este problema se resuelve con gratitud o caridad, acaba formando una tormenta perfecta de lógica neoliberal en torno a un problema que ojalá hubiese dado pie a otro debate: sobre la precariedad, falta de acceso a un trabajo estable por parte de la gente joven, la situación actual del mercado laboral". Esto no se ha producido, apunta el sociólogo, "porque al final se da pie a lo que fomentan las redes sociales y la economía mediática actual: lecturas individualizantes y debates en torno al mérito o esfuerzo de una persona aislada del resto".
"Al final se da pie a lo que fomentan las redes sociales y la economía mediática actual"
Así, en un país que ha dejado de creer en la meritocracia y donde cada día aparecen cientos de historias tristes sobre precariedad juvenil, una única historia feliz se hace viral, la del chico en Toledo que logró empalmar dos cables, reactivar el ascensor social y subir a su familia a la clase media-baja, y obtuvo como respuesta un coche de segunda mano que no necesitaba y la promesa de unas monedas, para que de alguna forma su gesta también haya sido mérito nuestro.
La penúltima historia en volverse viral tiene como protagonista a Nano, un joven madrileño de 22 años que la semana pasada subió a su TikTok una reflexión de minuto y medio sobre cómo decidió sobreponerse a las adversidades de su vida para poder ayudar a su familia. El chaval, su nombre de pila es David, trabaja durante el día como repartidor en Logisfashion, un operador logístico a las afueras de Toledo, y lo complementa haciendo el turno de cierre en el VIPS del Parque Comercial Fusión, de viernes a domingo, hasta la una de la mañana.