Es noticia
Rusia dice tener un tanque revolucionario, pero enviarlo a Ucrania sería un fracaso
  1. Tecnología
La duda del T-14 Armata

Rusia dice tener un tanque revolucionario, pero enviarlo a Ucrania sería un fracaso

Medios rusos han dejado caer recientemente que Putin podría enviar al frente su tanque más moderno y potente, el T-14 Armata. Sin embargo, se desconoce aún casi todo sobre las capacidades reales de este nuevo carro de combate

Foto: El T-14 Armata por las calles de Moscú. (Vitaly V. Kuzmin)
El T-14 Armata por las calles de Moscú. (Vitaly V. Kuzmin)

Hablamos mucho de las nuevas armas que Ucrania está recibiendo. Es normal, son muchas, muy avanzadas y algunas de ellas pueden ayudar a decantar el conflicto. Sin embargo, Rusia tiene también varios ases en la manga a los que se presta menos atención. Mientras que en parte se trata de material obsoleto, puesto en servicio de manera apresurada, también encontramos cosas interesantes. Una de ellas es el posible envío de su nuevo carro de combate T-14. De ser cierto, y dado el historial visto hasta ahora desde febrero, la duda es si estaríamos ante un nuevo error ruso o de verdad sería de utilidad a las tropas invasoras.

La noticia apareció en la televisión rusa, al afirmar uno de sus conocidos presentadores que los T-14 Armata se estarían preparando para ir a la guerra. Esta noticia, de claros tintes propagandísticos, tuvo cierta confirmación al filtrarse unas imágenes de algunos de los prototipos del blindado, maniobrando en un campo de adiestramiento próximo a Kazán. Imágenes que fueron interpretadas como un signo de preparación para el combate.

Foto: Un GBU-32 JDAM de 1.000 libras (450 kg) durante unas maniobras. (Lockheed Martin/Andy Wolfe)
TE PUEDE INTERESAR
Más madera para Ucrania: así son las letales bombas JDAM que EEUU ha enviado a Kiev
Juanjo Fernández Infografía: Raquel Cano

El Object 148 o T-14 es el último desarrollo ruso de carro de combate, un diseño revolucionario en su concepto y que causó una enorme expectación en occidente desde el mismo momento de su aparición. Es, en el fondo, no solo un modelo de carro de combate, sino un concepto cuya barcaza —que es en realidad lo que recibe la denominación de Armata se aplicaría para una nueva familia de blindados, entre los que estaría el Vehículo de Combate de Infantería (IFV) T-15.

placeholder  El T-14 Armata por las calles de Moscú (Vitaly V. Kuzmin)
El T-14 Armata por las calles de Moscú (Vitaly V. Kuzmin)

Por otra parte, la guerra de Ucrania se estaba convirtiendo en un verdadero campo de pruebas para el material occidental, pero también para el ruso. Cualquier sistema de armas puede ser, sobre el papel, fantástico, pero la verdadera prueba de fuego —en el sentido literal— es someterlo a las exigentes condiciones de una guerra real, sobre todo de la dureza que está resultando esta. Por ello, a nadie debería extrañar que los rusos enviaran unidades de este carro al combate. No extrañaría si no fuera porque las circunstancias que envuelven al Object 148 generan demasiadas dudas.

¿De verdad lo veremos en la guerra?

Entre lo que dicen los medios rusos y la realidad, a menudo hay un buen trecho. En este caso vemos muy complicado, por no decir que carente de sentido, que el Armata aparezca en Ucrania. Todo son inconvenientes y lo único a favor es que tendría que llevar los nuevos blindados al combate, experimentar con ellos y, como veremos, no compensa.

Si bien es verdad que se da por hecho que un par de prototipos del nuevo carro se llevaron a Siria, las condiciones de aquel conflicto poco —o nada— tienen que ver con el ucraniano. En Siria había una guerra asimétrica, las tropas del ISIS no disponían de tecnología avanzada y mucho menos de inteligencia y sistemas de mando y control sofisticados. Bastaba que los rusos tuvieran un mínimo cuidado para que sus preciadas joyas se mantuvieran a salvo.

En Ucrania es justo lo contrario. Hay, sin embargo, razones más obvias y evidentes y la más notoria es que no existe un número suficiente de unidades listas para su empleo. Desde 2015 se supone que iba a entrar en producción, pero los continuos problemas, costes y otras prioridades, hicieron que la fecha de entregas de unidades de serie se fuese retrasando. La cifra inicial que Moscú daba sobre las unidades que se iban a producir alcanzaba los 2.300 ejemplares, lo que supondría reemplazar al completo la flota de T-72 más buena parte de la de T-80 y T-90. Eran cantidades absolutamente alejadas de la realidad.

placeholder Vehículo de Combate de Infantería T-15 (Object 149), visto en 2015 (Vitaly V. Kuzmin)
Vehículo de Combate de Infantería T-15 (Object 149), visto en 2015 (Vitaly V. Kuzmin)

Los anuncios de sucesivas entregas de lotes, el primero de más de cien unidades para antes de 2020, se fueron posponiendo. Significativas fueron algunas voces oficiales rusas que abogaban por "reducir la producción" del Armata, habida cuenta del éxito de las modernizaciones del T-72 – en concreto del T-72B3M – y de los T-80 y T-90. Esto era una señal de problemas económicos y nunca más se volvió a oír hablar, ni de lejos, de una cifra tan abultada de carros nuevos.

La realidad, a día de hoy, es que incluso el Ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, mencionó entregas de unidades experimentales para 2022, que es obvio que serán —y ya veremos— para 2023. En definitiva, tan solo un puñado de prototipos, con varias versiones diferentes de algunos sistemas y con elementos pendientes de desarrollo, estarían fabricados y los modelos en funcionamiento, que no quiere decir en estado operativo, difícilmente pasarán de la docena.

Un segundo factor es el cúmulo de problemas que están sufriendo los prototipos. Esto nos lleva a pensar que, de ir al combate, ¿qué es lo que se podría probar? La suspensión activa no ha funcionado y se sabe que existen al menos dos tipos diferentes. La transmisión también ha sido fuente de problemas, así como la caja de cambios, por no hablar de que ni siquiera está claro si su planta motriz definitiva va a ser una turbina de gas —con las nefastas experiencias sufridas por los T-80— o un motor convencional. Con tal cúmulo de frentes abiertos es difícil pensar que se puedan sacar conclusiones válidas de las contadas unidades que se pudieran probar.

El T-14 rompió con todos los esquemas al introducir algo rompedor: una gran barcaza dotada de una cámara blindada

Por último, está el riesgo de que alguna unidad cayera en manos ucranianas, que es lo mismo que decir que unos días después lo estaría en manos norteamericanas. Si por algo se han caracterizado los últimos meses de guerra es por las audaces ofensivas ucranianas y la constante captura de material. Si se quiere probar un vehículo en combate hay que someterlo a las incertidumbres de la lucha y eso incluye que sea destruido o capturado.

Con el elevado nivel de inteligencia desplegado por las tropas de Kiev, capaz de localizar y señalizar objetivos de alto valor, el riesgo es demasiado elevado. Tenemos el ejemplo de los T-90M/AM (Proryv-3), su versión más moderna y evolucionada; podríamos decir que se trata del carro ruso más potente. Cuenta con protección en el famoso carrusel del cargador automático —una de las debilidades crónicas de los carros rusos—, dirección de tiro Kalina y cañón de ánima lisa 2A46M-4 de 125 mm. Pues bien, de esta verdadera joya de la corona, los ucranianos al menos han destruido dos y capturado otros tantos. De las poquísimas unidades enviadas a la guerra, según parece, al menos siete van a quedarse allí.

Con este panorama, está claro que el T-14 es imposible que proporcione alguna ventaja y hay demasiado riesgo de que sus secretos acaben en manos del enemigo. Puede que los rusos los lleven, solo ellos lo saben, pero todo hace indicar que sería un nuevo error de cálculo por su parte.

El Armata: mucho ruido y pocas nueces

El primer Object 148 aparece ante los ojos de occidente en 2015. Lo hace a bombo y platillo en el gran desfile del 9 de mayo, día en el que se celebra la victoria de las tropas de la Unión Soviética sobre el régimen de Hitler. Es un desfile en el que se suelen presentar novedades militares y, aquel año, la sensación fue el nuevo blindado.

Hasta ese momento en occidente estaban acostumbrados a que los rusos se basaran en lo que se denomina 'sistemas legacy', es decir, modernizar y actualizar plataformas de diseños anteriores, algo mucho más barato que diseñar algo partiendo de cero. Esto venía siendo lo habitual en los carros de combate, donde los T-72 super evolucionados o sus sucesores más avanzados, como los T-80 y T-90, más modernos, pero con idéntica filosofía de diseño, constituían su fuerza acorazada.

placeholder El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters)
El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters)

El T-14 rompió con estos esquemas y, por eso, fue una sensación. Lejos del diseño tradicional —ruso y occidental— de carro de combate con torre tripulada, el Armata introducía algo rompedor, una gran barcaza dotada de una cámara blindada con tres tripulantes, junto a una torre automatizada. Era algo totalmente nuevo.

No eran sus únicas novedades. Con una barcaza de 8,8 metros de largo y 4 de ancho, es bastante más grande que un T-90 (6,86 m de largo y 3,78 de ancho), pero sobre todo destaca por su altura, con 3,3 m de alto, más de un metro más que el T-90. Este es un detalle importante, pues el diseño tradicional ruso, heredado de la filosofía soviética de guerra, establecía unos blindados más ligeros, pero sobre todo más bajos, para ofrecer un blanco menor al enemigo. Sin embargo, el T-14 se pone en una altura similar a la de un Leopard.

La barcaza incorpora grandes cambios. El más notorio es el hecho de que el tren de rodaje sea de siete conjuntos de ruedas dobles, en lugar de las seis con las que están dotados los anteriores carros rusos, desde el T-64 hasta el T-90. Un rasgo por el que se le puede identificar de manera sencilla. También incorpora otra novedad, como es la adopción de una suspensión hidroneumática y activa.

El T-14, como otros productos de defensa rusos, parecía invencible. Ucrania está demostrando que la realidad es diferente

Por lo demás, la solución de los tres tripulantes, conductor, tirador y jefe, es interesante. Que el resultado sea un carro de gran tamaño y peso, del orden de las 58 toneladas —cuando el T-90 más avanzado no llega a las 50—, promete grandes mejoras. Con todo y aunque se habla de que dispone (o dispondrá) de blindajes pasivos avanzados y reactivos tipo Contact-1, Contact-5 y Relict, el hecho de que, con similar tamaño pese entre cinco y seis toneladas menos que un Leopard o un Abrams, hace sospechar que falta protección en algunos puntos.

El resumen es que el T-14, como otros tantos productos de defensa rusos, antes parecían invencibles. Sin embargo, a medida que el conflicto ha ido destapando más y más deficiencias, limitaciones tecnológicas y escasa capacidad industrial, se va demostrando que la mayoría de sus armas "revolucionarias" se han quedado tan solo en expectativas. Es el caso del Su-57, del dron S-70 Okhotnik-B e incluso de los misiles hipersónicos, con menos presencia de la que cabría esperar. Con el Armata pasa lo mismo y enviarlo a la guerra sería un desastre casi asegurado.

Hablamos mucho de las nuevas armas que Ucrania está recibiendo. Es normal, son muchas, muy avanzadas y algunas de ellas pueden ayudar a decantar el conflicto. Sin embargo, Rusia tiene también varios ases en la manga a los que se presta menos atención. Mientras que en parte se trata de material obsoleto, puesto en servicio de manera apresurada, también encontramos cosas interesantes. Una de ellas es el posible envío de su nuevo carro de combate T-14. De ser cierto, y dado el historial visto hasta ahora desde febrero, la duda es si estaríamos ante un nuevo error ruso o de verdad sería de utilidad a las tropas invasoras.

Ucrania
El redactor recomienda