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La guerra de Ucrania se congela: las nuevas estrategias de Rusia para reavivar el conflicto
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MOSCÚ NECESITA TIEMPO

La guerra de Ucrania se congela: las nuevas estrategias de Rusia para reavivar el conflicto

La OTAN ya ha avisado de que el Kremlin está tratando de ralentizar la guerra para ganar tiempo en unos meses especialmente duros. Estos pueden ser los siguientes pasos y armas de las tropas de Putin

Foto: Un tanque cubierto de nieve en Járkov el pasado noviembre. (EFE/Sergey Kozlov)
Un tanque cubierto de nieve en Járkov el pasado noviembre. (EFE/Sergey Kozlov)

La contienda en Ucrania se está congelando, y no es por el frío. Mientras que los frentes apenas se mueven, solo los ataques con misiles y drones muestran la realidad de una guerra que sigue muy viva, pero encallada. La OTAN ya ha avisado de que puede convertirse en un conflicto largo, donde ambos ejércitos tendrán que optar por trazar nuevas estrategias. Su secretario general, Jens Stoltenberg, ha sido muy claro. "Rusia está tratando de congelar esta guerra, al menos por un corto período de tiempo", afirmaba hace unos días el noruego, que recalcaba que Moscú necesitaba tiempo para rearmarse y reponer pérdidas. Por eso, van a tratar de imponer un ritmo lento, aprovechando el invierno y buscando un respiro para sus agotadas fuerzas.

El general Surovikin, máximo responsable militar ruso en Ucrania, conoce su oficio, pero tal vez le toca jugar con unas cartas que ni ha elegido ni le son favorables. Es muy probable que su prestigio y fama de hombre duro, de halcón, dentro del ejército y del régimen, fuese lo que permitió llevar a cabo un repliegue con cierto orden en Jersón. No hay que olvidar que este general es un veterano de las guerras de Afganistán, Siria y Chechenia, y que formó parte de las Spetsnaz, las unidades de élite para operaciones especiales.

Foto: Vista de satélite de  la Isla de las Serpientes. (Maxar)

También es posible que sea, junto a Gerasimov, jefe del estado mayor ruso, uno de los pocos que puedan convencer a Putin a la hora de dar pasos militares políticamente incorrectos. Uno de ellos es la recomendación de un cambio orientado a consolidar lo ocupado y tratar de llevar la guerra a un punto muerto, aunque eso pueda suponer más problemas internos, un continuo desgaste de material y mayores bajas entre sus propios efectivos. En el fondo, casi como ocurrió en Jersón, no tiene otras alternativas.

La nueva estrategia rusa

Las fuerzas rusas en Ucrania, tras los recientes reveses sufridos y sus ingentes pérdidas de material, están en un claro estado de agotamiento. Afianzar sus líneas y adoptar una actitud defensiva no es algo que busque un objetivo a corto plazo, sino que es simple y llanamente una forma de parar ante la imposibilidad de avanzar.

Dicho lo anterior, alguien como Surovikin puede hacer de esta necesidad, virtud. El ejército ruso necesita reponer de todo, incluidos hombres, aunque esto contradiga al mismísimo Putin. No en vano, hace tan solo unos días afirmaba que para su "operación militar especial" no se iban a realizar más movilizaciones. Sin embargo, a la vez, reconocía que el conflicto se podía convertir en "un proceso a largo plazo". Qué lejos queda aquello de ocupar Kiev en 72 horas.

placeholder Soldados ucranianos en las inmediaciones de Bakhmut. (Reuters)
Soldados ucranianos en las inmediaciones de Bakhmut. (Reuters)

También dijo que Rusia no iba a ser la primera en utilizar armas nucleares, pero como siempre, las declaraciones de Putin hay que tomarlas como lo que son: declaraciones interesadas. Respecto a la cuestión de las movilizaciones, es muy probable que necesite realizar más y no tardando mucho. El motivo es que, si hay algo peor que reclutar soldados inexpertos para el frente, es hacerlo rápido y enviarlos sin el adiestramiento necesario.

Si la cuestión de los efectivos está mal, el capítulo del material está peor. Por ejemplo, según asegura Ucrania, Rusia habría agotado sus drones Shahed de origen iraní, con los que obtuvo importantes éxitos y que han permitido debilitar las defensas antiaéreas ucranianas a un coste bajísimo. Esta información se podrá poner en duda, pero lo que es cierto es que los ataques con este tipo de material han cesado casi por completo. Ya veremos si Rusia recibe partidas de los misiles tácticos del tipo Fateh y Zolfaghar.

Foto:  IRIS-T. (Dihel Defence)

Con la logística en un estado de debilidad crónica, sin suficientes tropas, reponiendo blindados con cuentagotas y con sus reservas de misiles de largo alcance en mínimos —que no agotados—, la medida de congelar la guerra es casi lo único viable. Si no se puede recuperar la iniciativa, hay que impedir que el enemigo la mantenga, y en esto el tiempo juega a favor.

La estrategia rusa ahora debería ser aferrarse al terreno, mantener una actividad puntual en aquellas zonas donde aún tenga cierta ventaja y seguir atacando en profundidad con incursiones a base de misiles. Pero lo deberán medir muy bien para que los ataques sean continuados y sin comprometer las reservas. Es decir, incursiones frecuentes de pocos misiles, aun a sabiendas de que sus efectos se verán disminuidos al ser más sencillo interceptarlos.

placeholder Carros T-62 en acción. (Defense News)
Carros T-62 en acción. (Defense News)

Si todo sale bien, esto les daría tiempo para llevar a cabo algunos cambios. Por un lado, la población ucraniana seguirá sufriendo una falta de servicios esenciales, lo que podría aumentar la presión sobre Zelenski para empujarle hacia una negociación, aunque hoy por hoy estamos muy lejos de ese escenario. Mientras, se estarían adiestrando nuevas tropas y se estaría poniendo a punto más material, bien de los almacenes, bien incluso de nueva fabricación, aunque no hay que olvidar que será una aportación muy reducida en este último caso.

Pese a esta congelación invernal en las operaciones terrestres, podríamos llegar a ver acciones agresivas y de cierta envergadura a cargo de una renacida aviación rusa. No obstante, esto solo sería posible si la estrategia de ataques en profundidad consigue uno de sus objetivos: agotar las reservas de misiles antiaéreos enemigos de medio y largo alcance. En cualquier caso, si los rusos no se ven forzados a adelantar su objetivo de retomar la ofensiva por razones políticas, lo que podría ser muy perjudicial desde un punto de vista militar, no cabría esperar grandes movimientos hasta finales de febrero o principios de marzo, justo un año después del inicio de las hostilidades.

Y los ucranianos, ¿qué?

Las tropas ucranianas tendrán que hacer justo lo contrario que los rusos, ya que Zelenski sería el gran perdedor en una guerra estancada en la que el invierno no serviría de excusa. El famoso general invierno, al que tanto se alude, no paraliza las operaciones militares. Es el mariscal barro, la célebre raspútitsa, quien impide los movimientos. El frío congela el terreno y lo vuelve duro, haciendo que los cauces de agua se congelen y todo eso facilite en extremo el movimiento de unidades acorazadas y mecanizadas.

Así ha sido siempre. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes lo aprendieron muy bien. Es en primavera —con la fusión del hielo— y en otoño —con las lluvias— cuando los movimientos mecanizados se resienten. El frío solo empeora las condiciones de vida de las tropas, sobre todo cuando no se trata de veteranos fogueados, las líneas de suministro son débiles y el equipamiento insuficiente. Así, es normal que su moral no ande muy boyante.

placeholder Posición rusa de mortero 2S-12 Sani de 120 mm. (Reuters)
Posición rusa de mortero 2S-12 Sani de 120 mm. (Reuters)

Mientras, los ucranianos, mucho mejor pertrechados de equipo invernal y material de combate suministrado por Occidente, disfrutan de una elevada moral al ver que no solo han detenido al invasor, sino que le recuperan terreno. Por eso, deben hacer todos los esfuerzos posibles por mantener la iniciativa y continuar la presión, aunque no les va a resultar nada fácil. Todas las informaciones que llegan, por ejemplo, de los encarnizados combates alrededor de Bakhmut hablan de sólidas líneas defensivas rusas, establecidas en profundidad y, contra las cuales, el ataque ucraniano será costoso.

La estrategia ucraniana debería pasar por actuar en varios puntos e ir llevando el peso de la acción, con unidades de maniobra, de un sitio a otro. Todo el tiempo que transcurra sin que suceda nada digno de llevarse a los telediarios es ganancia para Putin, que mantendrá los ataques a la población civil y utilizará la crisis energética y económica en Europa para intentar forzar una negociación favorable.

Foto:  La adopción del Brimstone es un paso más en la línea de dotar a los aviones españoles con misiles europeos.

Por lo demás, Ucrania necesita más que nunca material de alta tecnología, sobre todo antiaéreos y armas de largo alcance. También lo dijo Stoltenberg al referirse a la paradoja de que, pese a todo el apoyo recibido por Ucrania, ahora es mucho más necesario. En cuanto a los medios antiaéreos, sigue llegando material en un flujo reducido pero constante. El último envío detectado estaba formado por las baterías de misiles polacos S-125 Newa-SC. Son una versión propia del modelo de diseño soviético S-125 Neva/Pechora, también conocido como SA-3 Goa por su denominación OTAN.

El Newa-SC es un modelo de corto-medio alcance (alrededor de 35 kilómetros) desarrollado a partir del famoso SA-2, cuya característica más significativa es que incorpora un motor cohete de dos etapas, lo que le da mayor agilidad y le permite atacar con éxito aeronaves muy maniobrables. Los polacos introdujeron muchas e interesantes modificaciones, como su instalación sobre un chasis oruga, que incrementa su movilidad y facilidad de traslado. También reemplazaron toda su electrónica analógica por otra digital, incorporando además un sistema IFF para discriminar objetivos amigos de enemigos. El resultado es que funciona mejor que los originales rusos.

placeholder Lanzador de misiles antiaéreos Newa-SC polacos. (Ministerstwo Obrony Narodowej)
Lanzador de misiles antiaéreos Newa-SC polacos. (Ministerstwo Obrony Narodowej)

Por otro lado, los ucranianos están reforzando sus defensas antiaéreas utilizando una acertada combinación de sus misiles de largo alcance S-300 en conjunción con los de medio alcance Buk. Operando en baterías mixtas, han conseguido enlazar los datos de los radares de búsqueda de ambos sistemas, logrando un barrido óptimo del espacio aéreo y permitiendo que ambos misiles puedan trabajar de manera coordinada.

Otro aspecto del que tendremos noticias de ahora en adelante es el de nuevos desarrollos autóctonos en materia de misiles tácticos, con alcances de alrededor de 300 kilómetros. Serían ingenios equivalentes al norteamericano ATACMS, pero que podrían utilizar para golpear en territorio ruso sin restricciones. Del mismo modo, veremos el desarrollo de drones de muy largo alcance y, de hecho, ya se sabe que están trabajando en un modelo con alcance superior a los 1.000 kilómetros. La capacidad tecnológica la tienen, así como los procedimientos occidentales, pero lo deberán compaginar con una feroz guerra de movimientos sobre el terreno.

La contienda en Ucrania se está congelando, y no es por el frío. Mientras que los frentes apenas se mueven, solo los ataques con misiles y drones muestran la realidad de una guerra que sigue muy viva, pero encallada. La OTAN ya ha avisado de que puede convertirse en un conflicto largo, donde ambos ejércitos tendrán que optar por trazar nuevas estrategias. Su secretario general, Jens Stoltenberg, ha sido muy claro. "Rusia está tratando de congelar esta guerra, al menos por un corto período de tiempo", afirmaba hace unos días el noruego, que recalcaba que Moscú necesitaba tiempo para rearmarse y reponer pérdidas. Por eso, van a tratar de imponer un ritmo lento, aprovechando el invierno y buscando un respiro para sus agotadas fuerzas.

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