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Los ucranianos aprietan los dientes ante el soldado invierno: "Nadie se rinde, resistiremos"
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Los ucranianos aprietan los dientes ante el soldado invierno: "Nadie se rinde, resistiremos"

Las autoridades ucranianas están pidiendo a sus ciudadanos que se vayan del país; países vecinos como Polonia ya están preparándose para la llegada de hasta 500.000 nuevos refugiados del frío

Foto: Apagón en Lviv. (EFE/Mykola Tys)
Apagón en Lviv. (EFE/Mykola Tys)

La primera es una imagen de satélite de la NASA de una noche de Kiev antes del 24 de febrero. Y la segunda, una imagen de la noche de este pasado jueves sobre la capital ucraniana. De pequeño festival de luces de las ventanas de los hogares a un desierto inhabitado. En el marco de la incansable campaña rusa contra la infraestructura energética civil ucraniana, los últimos ataques de esta semana forzaron la desconexión de la red eléctrica nacional de las tres plantas nucleares que todavía quedan en territorio controlado por Kiev, hasta produciendo apagones en la vecina Moldavia. Con temperaturas que ya bajan de los cero grados, cerca de tres millones de personas se quedaron sin luz, calefacción y agua corriente durante horas.

Como Penélope haciendo y deshaciendo su telar esperando a Odiseo, tras cada nueva ola de ataques de misiles rusos, los servicios de emergencia se apresuran a reconstruir conexiones dañadas y reparar materiales afectados. Pero las piezas se acaban, las heridas son cada vez más profundas y las conexiones más inestables. "[Ucrania se enfrenta] a un horroroso inicio del invierno", advertía el jefe de la OTAN, Jens Stolternberg, este viernes.

Ante semejantes perspectivas, las autoridades ucranianas están pidiendo a sus ciudadanos que se vayan del país; países vecinos como Polonia ya están preparándose para la llegada de hasta 500.000 nuevos refugiados del frío. "Con cada ataque [ruso] tenemos menos energía estable. Aconsejo a la gente que se lo pueda permitir que se vaya al extranjero. (...) Si pueden encontrar un lugar alternativo para permanecer durante tres o cuatro meses, será muy útil para el sistema eléctrico [ucraniano]", afirmó esta semana Maxim Timshenko, directivo de una de las principales compañías eléctricas del país.

Pero, por el momento, los ucranianos aprietan los dientes.

"[Los rusos creen que] Los apagones y el frío nos extenuarán aún más, alimentando el deseo de acabar cuanto antes esta pesadilla. Pero nadie que conozco planea rendirse", asegura Anton desde Kiev. Desde que el primer enjambre de drones iraníes cayó sobre la capital ucraniana a principios de octubre, Anton ya ha ido preparándose para el invierno. "Nos hemos hecho preguntas sobre qué tipo de calentador debería usar, ¿eléctrico o de gas? ¿Será suficiente con tres baterías portátiles? He comprado combustible, estufa de gas portátil y varios cartuchos de gas, siguiendo los consejos de un popular manual de preparación para crisis". El manual, uno de tantos que ahora pasan de mano en mano y de teléfono en teléfono, se titula "Qué hacer si llega la guerra", y lo publicó la Agencia de Contingencias Civiles sueca.

Muchos planean aguantar en sus apartamentos en Kiev hasta el frío los haga "inhabitables", admite Pavlo, y entonces trasladarse al pueblo. "Mis padres tienen un generador en Bila Tserkva (al suroeste de Kiev) y mi plan de emergencia es ir allí con ellos", cuenta. "Es más fácil calentar [una casa en un pueblo], meter un generador por ejemplo. En mi apartamento en Kiev no puedo meter un generador", comenta en la misma línea Olek, también desde Kiev.

A los generadores y baterías, hornillos de gas y mantas se añade cualquier otro truco para aislar las casas. "Estamos reforzando el reparto de materiales para el aislamiento de viviendas junto con el Gobierno. En ciudades como Kiev, Donetsk y Járkov hemos repartido tablones de madera, planchas de refuerzo, mantas y plásticos aislantes", explica María Jesús Vega, portavoz de ACNUR España, en una llamada telefónica con El Confidencial.

No quedan baterías

Este tipo de asistencia ayuda a la población a superar un invierno, pero en muchas partes del país el reto es poder afrontar la subida de precios por la alta demanda de productos como generadores o baterías Powebank para cargar los móviles. "Yo estoy teniendo problemas para encontrar baterías grandes, ya no quedan", detalla Olek. "Todos los equipos posibles que generan energía de manera autónoma por un periodo de tiempo han sufrido un gran aumento de precio. No solamente de generadores, también de aplicaciones solares o baterías autónomas", confirma a su vez Roman Nitsovych, director de investigación de Dixi Group, uno de los think tanks de referencia del sector energético en Ucrania, a El Confidencial.

Pero por el momento no piensan irse. "Los padres de mi mujer ya estaban en Noruega [de refugiados]. Al inicio de la invasión su casa en Irpín fue alcanzada por un mortero, así que salieron del país. Irpín está sufriendo peores apagones que Kiev, porque la infraestructura sufrió más daños durante la ocupación rusa, así que han decidido no volver de momento a Ucrania. Ya volverán en primavera, cuando el tiempo sea más cálido", matiza Olek.

El problema es más agudo en Jersón, recién recuperada por las tropas ucranianas. "Los rusos destruyeron mucha infraestructura cuando se fueron, pasar el invierno allí no será nada fácil", lamenta Olek. Las autoridades de Kiev anunciaron esta semana la evacuación, por ahora voluntaria y centrada en familias con menores y ancianos, de la región, que además sigue sufriendo intensos bombardeos. Una situación análoga a las zonas más cercanas al frente, como el este. "En las ciudades como Járkov tienen el problema añadido de que son también vulnerables por los ataques rusos que siguen sucediendo. En estos lugares el reto es mayor porque muchas zonas están destruidas o minadas y se tarda más en poder restaurar la red eléctrica y los servicios básicos", explica Roman Nitsovych.

En las regiones más afectadas por los cortes de electricidad y los apagones, los residentes buscan los puntos que han sido habilitados, en los que pueden cargar sus móviles y calentarse a través de generadores. Son, como las llama Roman Nitsovych, "islas de estabilidad", en medio de la desesperación de no poder encender ninguna luz en los hogares. "También hay supermercados que funcionan con generadores y muchas personas se reúnen allí. Son lugares para animar también a la gente, para decirnos que todo estará bien y que todo esto pasará", sostiene el investigador de Dixi Group.

Las nuevas donaciones occidentales: un generador

Además de equipamiento militar, los países occidentales están aumentando los envíos de todo tipo de materiales o productos que puedan hacer a los ucranianos el invierno un poco más fácil. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional anunció que ha aprobado una ayuda de 7 millones de dólares en equipos de reparación para Kiev, Járkov, Mikolaiv y Sumi. "Hemos adquirido y estamos trabajando para entregar más de 1.700 generadores, incluidos algunos que se utilizarán para centros de calefacción de emergencia", dijo la agencia en un comunicado.

Las ayudas internacionales pueden contribuir a mejorar esta situación, y Olena Pavlenko, presidenta de DiXi Group, fue expresamente a Francia y Washington para presionar a los gobiernos a que aceleran las entregas de los equipos para hacer frente al frío invierno en Ucrania. Sobre todo en el caso de EEUU, recalcó su preocupación, porque las entregas no llegarán con la rapidez necesaria para hacer frente a esta situación.

La importancia de los escudos aéreos antimisiles

En la misma línea se pronunció su compañero Roman Nitsovych, quien añadió que cuanto más equipamiento llegue al país, más rápido podrá usarse y antes se podrá hacer frente a la situación. Más allá de los problemas burocráticos, el investigador tiene claro dónde debe estar la apuesta de las potencias internacionales para ayudar en la guerra de Ucrania. "Cuantos más misiles de defensa aérea recibamos, más posibilidades tendremos de proteger nuestra infraestructura, nuestros recursos y nuestra población". El mayor reto, continuó, es el tiempo. "Tenemos que actuar con ventaja, y eso solo lo podemos hacer con armas, armas y más armas", subrayó en entrevista con este periódico.

La misma petición hizo este jueves el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien dijo ante el Consejo de Seguridad de la ONU que el país necesita más apoyo para responder a los últimos ataques del Kremlin. "Necesitamos sistemas efectivos y modernos de defensa aérea y antimisiles", reclamó.

Lo mismo pidió Volodymyr Kudrytskyi, director de Ukrenergo, el operador estatal de la red eléctrica, quien explicó que sin una buena defensa aérea, la reconstrucción de muchas redes eléctricas se convierte en un círculo vicioso en el que estas mismas redes vuelven a ser atacadas poco después de haber sido arregladas por los equipos de emergencia. "Trabajan las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para restaurar el daño lo más rápido posible, pero luego un misil ruso vuela hacia este equipo nuevamente". Los sistemas de defensa antimisiles aéreos de Occidente, afirma, son los únicos que pueden detener a los rusos "y todavía no tenemos suficientes".

Más ataques, más refugiados

Pese a los altos espíritus del otoño, cuanto más crudo sea el invierno más ucranianos tomarán quizá la decisión de salir del país. Las autoridades, por el momento, lo están enfocando de manera patriótica: cuanto menos consumo civil haya, más capacidad de suministrar electricidad a los servicios de emergencia, como hospitales.

Foto: El primer ministro, Rishi Sunak, en el Parlamento británico. (Jessica Taylor)

La Organización Mundial de la Salud estima que 3 millones de personas podrían tener que abandonar sus hogares para salvarse del duro invierno y buscar refugio en un área con electricidad y agua. Muchos de ellos decidirían irse al extranjero. "En pocas palabras, este invierno se tratará de supervivencia", ha declarado Hans Henri P Kluge, director Regional de la OMS para Europa. Una nueva hornada de refugiados en su afán de desestabilizar Occidente, según ha defendido Ben Hogdges, excomandante del Ejército de EEUU, a The Washington Post. "Al hacer que Ucrania sea inhabitable en invierno, potencialmente están enviando millones de ucranianos más a Europa. Eso ejercería presión sobre los gobiernos europeos. La esperanza es que Europa, a su vez, presione a Kiev”, ha sostenido.

Los ucranianos esperaban al principio de la invasión que la guerra no llegara al invierno en un país en el que las temperaturas alcanzan los varios grados bajo cero. A finales de noviembre, se ha abierto un nuevo capítulo de desesperación que pone a prueba, una vez más, la resistencia de los ucranianos, resalta Roman Nitsovych. De los que se van de su país y de los que se quedan a pesar de todo. "Nuestro espíritu es irrompible e invencible. Nos apoyamos en todo lo que pase y eso es lo que nos hace creer que vencer a Rusia es posible".

La primera es una imagen de satélite de la NASA de una noche de Kiev antes del 24 de febrero. Y la segunda, una imagen de la noche de este pasado jueves sobre la capital ucraniana. De pequeño festival de luces de las ventanas de los hogares a un desierto inhabitado. En el marco de la incansable campaña rusa contra la infraestructura energética civil ucraniana, los últimos ataques de esta semana forzaron la desconexión de la red eléctrica nacional de las tres plantas nucleares que todavía quedan en territorio controlado por Kiev, hasta produciendo apagones en la vecina Moldavia. Con temperaturas que ya bajan de los cero grados, cerca de tres millones de personas se quedaron sin luz, calefacción y agua corriente durante horas.

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