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Drones, satélites y miedo: Ucrania se está convirtiendo en el gran laboratorio militar
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"UN 30% DE PROBABILIDAD DE GUERRA NUCLEAR"

Drones, satélites y miedo: Ucrania se está convirtiendo en el gran laboratorio militar

Mientras Google se niega a convertir su 'software' de inteligencia artificial en un arma de guerra, otras tecnológicas llevan meses probando y afinando su tecnología en Ucrania, a la vez que cierran contratos millonarios

Foto: Alex Karp, presidente de Palantir, junto a Volodímir Zelenski, el pasado junio en Kiev. (Palantir/Ministerio de Defensa de Ucrania)
Alex Karp, presidente de Palantir, junto a Volodímir Zelenski, el pasado junio en Kiev. (Palantir/Ministerio de Defensa de Ucrania)
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El pasado septiembre, Kiev recibió una visita inesperada que no pasó desapercibida. Eric Schmidt, CEO de Google durante una década y ahora asesor del Gobierno de EEUU en asuntos de seguridad nacional e inteligencia artificial (IA), escenificó un breve tour por la capital, asistió a un evento de tecnología y se dejó fotografiar reunido con el ministro de defensa ucraniano. ¿Qué hacía alguien como Schmidt en un sitio como Ucrania? Lo mismo que Alex Karp, CEO de Palantir, una de las firmas de IA más controvertidas, quien se reunió en verano con Volodímir Zelenski, convirtiéndose en el primer CEO de una tecnológica en pisar el país invadido. Para Schmidt y Karp, Ucrania es ahora el único lugar del mundo que cumple dos requisitos clave: está en guerra y es una fuente incalculable de negocio futuro.

La visita de Karp a Zelenski se produjo el 2 de junio. Ese mismo día, Palantir, fundada por el megamillonario Peter Thiel, anunció casualmente la firma de un megacontrato de 229 millones de dólares con el Departamento de Defensa (DoD) para "probar, usar y escalar inteligencia artificial militar" en todas las fuerzas armadas de EEUU, por tierra, mar y aire. Se trata precisamente del polémico Project Maven, el contrato que Google rechazó en 2018 por una revuelta interna de sus empleados, que se negaban a desarrollar una IA que pudiera convertirse en un arma de guerra. Los tiempos, parece, han cambiado.

Foto: Una imagen de satélite tomada por Maxar muestra la destrucción cerca de Jersón, Ucrania. (Reuters/Maxar)

La IA de Palantir, en uso en Ucrania desde el inicio del conflicto a través de EEUU y miembros de la OTAN, permite tanto a los generales al mando de una misión como los soldados en el frente tener información en tiempo real de todo lo que ocurre en el campo de batalla para tomar decisiones sobre la marcha. Eso implica integrar todo, desde la tecnología de un caza a un dron pasando por una batería antiaérea o un submarino.

Sobre el papel, es una capacidad imbatible, pero para que realmente funcione hay que probarla y afinarla en una guerra de verdad. Y eso es justamente lo que está suponiendo Ucrania para decenas de startups tecnológicas y contratistas del Pentágono: un enorme laboratorio de pruebas en el que validar la tecnología militar que viene.

placeholder El presidente ejecutivo de Palantir, Alex Karp. (EFE)
El presidente ejecutivo de Palantir, Alex Karp. (EFE)

"Todas estas compañías están probando sus sistemas gratis y sin riesgo alguno. Esa es la realidad. Por supuesto, no lo reconocen abiertamente, dicen que están ayudando a David a vencer a Goliat, a mantener la libertad y democracia en Ucrania, pero al final del día para ellos se trata de un negocio, no irían a Ucrania si no les ayudara en el I+D de su tecnología y, esto es lo más importante, a cerrar contratos", explica a El Confidencial Marina Miron, investigadora en el Departamento de Estudios de Defensa del King's College de Londres.

Hasta ahora, la tecnología militar era cosa de los grandes fabricantes de armamento convencional, Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, General Dynamics, BAE Systems y Northrop Grumman. Estos contratistas acaparan casi el 60% de las nuevas inversiones en armamento del Pentágono, unos 150.000 millones de dólares del total de 276.000 millones para 2023. Sin embargo, a medida que el foco ha ido girando del armamento tradicional al software y la alta tecnología, EEUU ha ido diversificando sus proveedores. Primero lo intentó con Google, la tecnológica más avanzada en lo que a desarrollo de inteligencia artificial se refiere. Pero no funcionó.

"Creemos que deben existir unos protocolos sobre cómo usar inteligencia artificial para fines militares, y no nos sentimos cómodos con las definiciones actuales. Seguimos apostando por IA para aplicaciones de carácter general, pero no para fines de defensa o armamentísticos", explica a este diario Kent Walker, jefe legal mundial de Google, de viaje esta semana en España para presentar el próximo centro de ciberseguridad de la empresa en Málaga. Walker representa mejor que nadie la división que la IA militar y la guerra de Ucrania ha abierto en el seno de Silicon Valley: mientras Google rechaza ir de la mano del Pentágono para el desarrollo de armas con IA, Palantir, Anduril o Clearview, la nueva hornada de startups militares de IA, se frotan las manos con lo que viene y eso se nota en sus palabras.

placeholder El presidente de Google y jefe legal mundial, Kent Walker. (Reuters)
El presidente de Google y jefe legal mundial, Kent Walker. (Reuters)

"Mucha gente cree que el riesgo de una guerra nuclear es inferior al 1%, pero si el conflicto es duradero, creo estamos entre un 20% y un 30% de posibilidades", dejó caer el pasado mayo Alex Karp en Davos. Su principal rival, Palmer Luckey, creador de Anduril y fundador de Oculus (comprada por Facebook en 2014), subió la apuesta esta semana. "Rusia usará armas nucleares tácticas", aseguró en una conferencia del WSJ. Probabilidad del 100%. "La ética corporativa ha dejado de ser un factor relevante en lo que se refiere a Ucrania y muchas tecnológicas. La guerra son buenas noticias para estas compañías y su estrategia en parte se basa en sembrar incertidumbre y miedo", explica Mori, del King´s College de Londres.

La geopolítica de los drones

Los drones se han convertido en el otro gran campo de prueba del que están tirando tanto Rusia como Ucrania por su bajo coste, efectividad y amplia disponibilidad de modelos. El boom es tal que Peter Thiel, fundador de Palantir, está también entre los inversores que han puesto 17,5 millones de dólares en el fabricante alemán de drones Quantum Systems. Ucrania le compró el pasado agosto a esta empresa varias unidades de sus drones de reconocimiento, capaces de sobrevolar zonas sin ser detectados y de enviar imágenes en alta definición y cifradas, es decir, imposibles de interceptar.

Es una de las pocas empresas europeas que ha logrado colarse en la carrera de los drones militares, en la que destacan las estadounidenses AeroVironment (fabricante de los kamikazes Switchblade, de los que EEUU ha enviado al menos 700 unidades, y los drones Puma) o Aevex Aerospace (fabricante de los Phoenix Ghost). La competencia es tal que estos aparatos, igual que ocurre con los satélites, se han convertido ya en una fuente de tensión geopolítica, con Irán armando a Rusia con sus temidos Shahed, y Turquía haciendo lo mismo con Ucrania y sus Bayraktar TB2. "Es curioso cómo Israel, que lleva usando drones militares desde finales de los 80, se ha quedado en tierra de nadie en este conflicto y oficialmente se niega a ayudar a Ucrania. Extraoficialmente, parece que sí les están suministrando inteligencia y sistemas para derribar los drones iraníes", explica Marina.

placeholder Miembros de la policía ucraniana disparan a drones rusos. (Reuters)
Miembros de la policía ucraniana disparan a drones rusos. (Reuters)

Especialistas como ella señalan que una de las grandes lecciones del uso intensivo de tecnología en esta guerra es el peligro de depender de una sola compañía o, peor aún, de un millonario como Elon Musk (o Peter Thiel). Se ha demostrado con los satélites Starlink de Musk. La extrema dependencia de las tropas ucranianas de estos aparatos para conectarse a internet hizo temer lo peor ante los cambios de opinión a golpe de tuit del fundador de Tesla. Lo mismo podría ocurrir ahora en el terreno de la inteligencia artificial, con Palantir convertido en el nuevo Google de la IA militar.

"El Pentágono ya ha firmado tantos contratos con Palantir que si Thiel decide de repente no seguir ofreciendo actualizaciones de software, el problema sería grave. Estas empresas están adquiriendo tanto poder dentro de la estrategia militar de EEUU que van a acabar decidiendo buena parte de la política exterior del país", explica Marina. "Quien se convierta en el líder en inteligencia artificial se convertirá en el amo del mundo". Palabra de Putin en 2017. No se equivocaba.

El pasado septiembre, Kiev recibió una visita inesperada que no pasó desapercibida. Eric Schmidt, CEO de Google durante una década y ahora asesor del Gobierno de EEUU en asuntos de seguridad nacional e inteligencia artificial (IA), escenificó un breve tour por la capital, asistió a un evento de tecnología y se dejó fotografiar reunido con el ministro de defensa ucraniano. ¿Qué hacía alguien como Schmidt en un sitio como Ucrania? Lo mismo que Alex Karp, CEO de Palantir, una de las firmas de IA más controvertidas, quien se reunió en verano con Volodímir Zelenski, convirtiéndose en el primer CEO de una tecnológica en pisar el país invadido. Para Schmidt y Karp, Ucrania es ahora el único lugar del mundo que cumple dos requisitos clave: está en guerra y es una fuente incalculable de negocio futuro.

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