Por qué la clave para que Europa evite la recesión está en las farmacéuticas de EEUU

Que Europa evite la recesión depende en gran medida de un pequeño país: Irlanda.

A principios de junio, la oficina de estadística de la Unión Europea informó de que la economía de la eurozona se contrajo un 0,4% en los tres primeros meses del año, tras haber estimado previamente que había crecido ligeramente. Fue la segunda contracción trimestral consecutiva registrada por la oficina, lo que equivaldría a una recesión según una definición común. Uno de los principales motivos de la revisión fue la caída anualizada del PIB irlandés en un 17,3%, resultado a su vez de una fuerte caída de la producción farmacéutica en marzo.

Poco más de cinco semanas después, Eurostat volvió a cambiar su estimación: la producción de la zona euro se mantuvo estable en el primer trimestre, eliminando la señal de recesión. Una vez más, Irlanda fue uno de los factores. La caída del PIB del país fue ahora menor, del 10,7%, debido a una mejor estimación de la producción farmacéutica.

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Hay indicios de que el desplome de las cifras de producción irlandesas de marzo fue una breve irregularidad, y las cifras de abril y mayo apuntan a un repunte parcial. Esto ayudará a determinar si la eurozona registra un crecimiento en el segundo trimestre. El dato oficial se publicará el 31 de julio. Los economistas prevén un crecimiento moderado de la zona euro.

Cuando la economía se da a las drogas

Irlanda debe su papel destacado en la fortuna económica de la eurozona al rápido crecimiento de su economía desde 2014 y a la contribución inusualmente grande de los beneficios de las empresas farmacéuticas estadounidenses. Sus oscilaciones a menudo no reflejan la producción y el empleo, sino las consecuencias de estrategias de minimización fiscal que en el pasado han sido fuente de fricción entre Irlanda y otros países.

Ayudada por los gigantes digitales y farmacéuticos estadounidenses, la economía irlandesa se ha disparado mientras gran parte del resto de Europa ha experimentado un lento crecimiento. Aunque en 2014 solo representaba el 2% de la producción económica combinada de la eurozona, Irlanda ha sido responsable de casi una quinta parte de todo el crecimiento económico desde entonces. Su participación en el PIB del bloque es ahora del 4%.

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El mes pasado, Oliver Rakau, economista de Oxford Economics, bromeó por Twitter con que la agencia estadística de la UE debería excluir a Irlanda de la medición oficial del PIB de la zona monetaria. El economista alemán no guarda rencor a Irlanda, pero la idiosincrasia de su economía dificulta la previsión de los movimientos de la región. "Es frustrante", afirmó.

Irlanda alberga las sedes europeas, y a veces internacionales, de algunas de las mayores empresas del planeta. Entre ellas, se encuentran las principales empresas digitales y las mayores farmacéuticas de Estados Unidos.

Esas empresas se han instalado en Irlanda, en parte, porque presume de tener uno de los tipos del impuesto de sociedades más bajos de los países industrializados, el 12,5%. Se han organizado para dirigir a Irlanda gran parte de los beneficios obtenidos con la propiedad intelectual, como las patentes.

Cambios en la fiscalidad mundial

En medio de las críticas por su papel en la evasión fiscal de las grandes empresas internacionales, Irlanda se ha adherido a una iniciativa liderada por Estados Unidos para fijar un tipo impositivo mínimo sobre los beneficios empresariales. También ha apoyado un plan asociado para reasignar los impuestos que gravan los beneficios de unas 100 de las mayores empresas del mundo. Pero como ambas iniciativas están paralizadas en el Congreso, no está claro cuándo y cómo afectarán a Irlanda.

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El PIB incluye los beneficios de las empresas extranjeras radicadas en un país. Dado que las filiales irlandesas de empresas estadounidenses rara vez comparten sus planes por adelantado, el PIB irlandés es difícil de prever.

El dato más famoso es que el PIB de Irlanda aumentó una quinta parte en un solo trimestre a principios de 2015, cuando las empresas estadounidenses impulsaron su presencia trasladando patentes, software y otros tipos de propiedad intelectual al país para reducir su factura fiscal. Siguieron otras transferencias de propiedad intelectual que han continuado en los últimos años.

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"Tales transacciones pueden ser considerables, irregulares e instantáneas, ya que el traslado de estos activos a través de las fronteras no requiere ninguna reubicación física", escribieron economistas del Banco Central Europeo en una nota de mayo sobre el impacto en la eurozona de las peculiaridades económicas de Irlanda. Esas transacciones han tenido un gran impacto en las cifras de inversión de la eurozona. Tras un desfase, también ayudaron a impulsar la producción manufacturera irlandesa, que se disparó durante los años de la pandemia. Gran parte de la fabricación registrada en las cifras del PIB irlandés no tiene lugar en Irlanda.

Las empresas farmacéuticas recurren regularmente a una práctica conocida como fabricación por contrato, por la que encargan a fábricas de China y otros países la elaboración de sus medicamentos. Según las convenciones estadísticas internacionales, la producción se registra donde reside la patente, es decir, en Irlanda.

Un quebradero de cabeza para las previsiones

Los analistas tienen dificultades para predecir la producción de la eurozona cuando un país registra una caída del 39,3% de la producción manufacturera en marzo, seguida de una subida del 18,5% en abril y del 5,3% en mayo.

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¿Y si la caída de marzo fuera una señal de lo que está por venir? El Instituto de Investigación Económica y Social (ESRI, por sus siglas en inglés), principal centro de estudios económicos de Irlanda, ha revisado sus perspectivas para las exportaciones en 2023. Como consecuencia, ha recortado su previsión de crecimiento del PIB irlandés este año al 0,1% desde el 5,5%, frente al 12% de 2022. "Lo que estamos viendo es una ralentización de las exportaciones a través de la zona farmacéutica", dijo Conor O'Toole, economista del ESRI.

Sobre el papel, un repentino parón en el crecimiento del PIB irlandés podría tener importantes implicaciones para la capacidad de la eurozona de escapar de la recesión en los próximos trimestres y para el BCE, que está tratando de averiguar cuán débil es realmente la economía de la región y, por tanto, la presión inflacionista.

El BCE está bien equipado para filtrar el ruido irlandés: su economista jefe, Philip Lane, fue director del banco central de Irlanda. En ese puesto, dirigió una campaña para elaborar una medida de la actividad económica que se acercara más a la realidad de lo que ocurre en Irlanda.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.