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Werfen y Almirall, diagnóstico opuesto para la cara y la cruz del sector farmacéutico catalán
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Werfen y Almirall, diagnóstico opuesto para la cara y la cruz del sector farmacéutico catalán

El mismo día Werfen y Almirall ofrecían dos aspectos bien distintos en el sector: la primera compraba una empresa en Estados Unidos por 2.000 millones. La otra cesaba al CEO

Foto: Carlos Gallardo Piqué, presidente de Almirall. (EFE)
Carlos Gallardo Piqué, presidente de Almirall. (EFE)
Las claves
placeholder Cambio de CEO en Almirall: una historia que se repite y desconcierta al mercado (-6%)

Tercer cambio desde 2017

Cambio de CEO en Almirall: una historia que se repite y desconcierta al mercado (-6%)
Valor Añadido. Agustín Monzón
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La industria farmacéutica en Cataluña tiene unas enormes complejidades que a menudo quedan ensombrecidas por los brillos y las sombras de un gigante como Grifols. En España, una de cada dos fábricas del sector está en Cataluña. Muchas multinacionales tienen aquí su sede corporativa. Y esta semana ha supuesto una de cal y otra de arena para dos empresas del sector. Por un lado, Werfen se expandió por Estados Unidos con la operación más agresiva de su historia, de 2.000 millones de compra; y Almirall vio que se cumple la máxima de que sus consejeros delegados no les duran, ya sea que presida la compañía el volcánico Jorge Gallardo o lo haga su hijo, más tranquilo, Carlos.

Werfen y Almirall son la noche y el día. El presidente de esta última, Jorge Gallardo, se ha prodigado poco en medios, pero su compañía cotiza en bolsa. Incluso hasta el pasado mes de junio formó parte del Ibex-35. Werfen, que preside Marc Rubiralta y que está en manos de la familia catalana, ha coqueteado con la idea de salir al mercado, pero su poderoso flujo de caja gracias a los reactivos de laboratorio para diagnóstico clínico siempre le ha permitido librarse de las tiranías de la cotización.

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Los Rubiralta de Werfen, otra rama distinta de la misma familia que controla Celsa, han decidido seguir la senda de Grifols cuando en 2010 compró Talecris: una gran adquisición en Estados Unidos. La compañía ha comprado la estadounidense Inmucor por 2.000 millones de euros al fondo TPG. Werfen, que facturó 1.854 millones el año pasado, ha resaltado la rentabilidad que ofrece esta nueva adquisición, con 100 millones de EBITDA anual y que se sumarían a los 599 millones que registró en 2021 el gigante catalán, según consta en su informe para inversores.

La compra es cara, pero desde Werfen la justifican por las complementariedades, la internacionalización y el cash-flow que aportará. La deuda de la farmacéutica catalana, eso sí, se disparará. Pasará de una deuda neta de 117 millones en 2021 a 1.800 millones, gracias a un crédito sindicado liderado por BNP Paribas. La intención de los Rubiralta es ir reduciendo esa deuda de manera progresiva utilizando la caja del grupo a partir de 2024. Sin embargo, el primer chute impresiona para una compañía que siempre se ha movido con ratios de endeudamiento bajos: de un plumazo multiplican por 15 su ratio de deuda en entorno de subida de tipos; hasta ahora el 0,2% del EBITDA.

Inmucor es la mayor compra de Werfen en su historia. La compañía adquirida tiene sede en el estado de Georgia y está especializada en el diagnóstico in vitro de transfusiones y trasplantes. En ambas ramas de negocio, Werfen había estado ausente hasta ahora, de manera que ha primado la complementariedad industrial al precio abonado.

Los CEO no me duran

En el barrio de Sarrià-Sant Gervasi, a 7 kilómetros de la sede de Werfen en la Plaza Europa de L’Hospitalet de Llobregat, está el cuartel general de Almirall. Ahí los tiempos son más turbulentos. El mismo día que Werfen anunciaba su compra histórica, los Almirall destituían a su último consejero delegado, Gianfranco Nazzi. Es el cuarto que se cargan en cinco años. La lista impresiona: Gianfranco Nazzi (2022), Mike McClellan (2021), Peter Guenter (2020) y Eduardo Sanchiz (2017). Como en los chistes viejunos, poco importa la nacionalidad. Ni italiano, ni estadounidense, ni belga, ni español. Nadie logra cuajar con los Almirall, que ahora están buscando consejero delegado para la silla más caliente del sector farma en España.

Cuatro CEOS en cinco años es un récord complicado de superar en la bolsa española

De manera provisional, Carlos Gallardo, asume las competencias del nuevo consejero delegado. Pero la compañía sigue sujeta a múltiples bandazos. El primer día, tras saberse la marcha de Nazzi, las acciones de Almirall cayeron un 6%. Y este viernes no acabaron de recuperar lo perdido: la acción cotiza ligeramente por encima de los 9 euros, cuando el año pasado por estas fechas rondaba los 12,7, un 40% por encima. Los resultados tampoco acompañan. Almirall acabó 2021 con 812 millones de facturación, centrado en esencia en el negocio de la dermatología, pero con unas pérdidas de más de 40 millones. Durante el primer semestre del año parece que los números se han ido recuperando: se ganaron 27 millones. Ahora el mercado está a la espera de ver qué deparan los resultados del tercer trimestre, que se presentan este 10 de noviembre.

Capital controlado

Los Almirall, junto con su socio Daniel Bravo, controlan casi el 60% de los laboratorios. Esto da poca liquidez al valor y escaso margen a los fondos que invierten en la compañía, como es el caso de Vanguard o Wellington.

Pero los problemas afectan a la gestión interna. La compañía no ha sabido crecer a través de grandes adquisiciones, o establecerse en un tamaño menor, pero más rentable, como la también catalana Ferrer Internacional, donde Sergi Ferrer-Salat factura menos, 563 millones en 2020, pero gana 15 millones y su consejero delegado, Mario Rovirosa lleva en el cargo desde 2018 aplicando una prudente política de desinversiones.

En cambio, Almirall ha crecido mucho, pero tiene que competir con gigantes que año tras año le ahogan por la sencilla vía de invertir más y más en I+D. Los nuevos lanzamientos que prevé Almirall para este año y el siguiente serán clave a la hora de determinar el futuro del grupo y lo que dure el nuevo consejero delegado.

La industria farmacéutica en Cataluña tiene unas enormes complejidades que a menudo quedan ensombrecidas por los brillos y las sombras de un gigante como Grifols. En España, una de cada dos fábricas del sector está en Cataluña. Muchas multinacionales tienen aquí su sede corporativa. Y esta semana ha supuesto una de cal y otra de arena para dos empresas del sector. Por un lado, Werfen se expandió por Estados Unidos con la operación más agresiva de su historia, de 2.000 millones de compra; y Almirall vio que se cumple la máxima de que sus consejeros delegados no les duran, ya sea que presida la compañía el volcánico Jorge Gallardo o lo haga su hijo, más tranquilo, Carlos.

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