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La Justicia europea decide si un traje fiscal a medida para una empresa es ayuda de Estado
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Pugna judicial

La Justicia europea decide si un traje fiscal a medida para una empresa es ayuda de Estado

El TJUE celebró este martes la vista en la que Apple y la Comisión Europea se enfrentan por la orden de Bruselas de que la compañía devolviera 13.000 millones a las arcas irlandesas

Foto: La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager. (EFE/Julien Warnand)
La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager. (EFE/Julien Warnand)

La política fiscal de la Unión Europea requiere de unanimidad y eso protege a algunos países con regímenes fiscales muy ventajosos para las grandes empresas, como Irlanda o Luxemburgo. Por eso, desde 2015, la Comisión Europea viene intentando utilizar las normas de ayudas de Estado para perseguir a algunas de estas prácticas. Siempre se supo que era una estrategia peligrosa, que estaba cogida con pinzas y que originalmente las normas de ayuda de estado no se habían pensado para perseguir estos casos. Ahora, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) tendrá que decidir si esta herramienta es adecuada para perseguir acuerdos fiscales entre los Estados miembros y algunas empresas.

En 2020, la estrategia puesta en marcha por el departamento de Margrethe Vestager sufrió un duro revés cuando el Tribunal General de la Unión Europea (TUE) tumbó la decisión por la que la Comisión Europea instaba a Irlanda a recuperar 13.100 millones de euros de Apple, más los 1.200 millones en intereses, haciendo que todo el edificio se tambaleara. El tribunal consideraba que el Ejecutivo comunitario no había demostrado suficientemente que se tratara de una ayuda selectiva y cuestionó que tuviera que pagar más impuestos en Dublín, teniendo en cuenta que solamente una parte pequeña de la actividad se desarrolla en Irlanda. Vestager anunció inmediatamente que recurrirían la sentencia y buscarían darle la vuelta en el más alto tribunal europeo. Apple se benefició de este esquema fiscal ventajoso entre 2003 y 2014, año en el que la Comisión señala que pagó el 0,005% de impuestos.

Así, este martes, la alta corte de Luxemburgo ha escuchado los argumentos de la Comisión Europea, por un lado, y de Apple y el Gobierno irlandés, por el otro. El Ejecutivo comunitario se ha esforzado por desvincular la estrategia seguida con Apple de los otros casos que han terminado en derrotas en los tribunales, mientras que los abogados de Irlanda y de la compañía tecnológica han señalado que el Ejecutivo comunitario ha cometido errores y ha hecho un análisis superficial de la situación. Uno de los argumentos utilizados por Apple es que paga a Estados Unidos 20.000 millones de euros en impuestos por esos mismos beneficios. El abogado irlandés, por su parte, ha atacado duramente a la Comisión Europea, a la que ha acusado de hacer "observaciones totalmente engañosas".

Apple defendió que el error de la Comisión Europea se centra en considerar que en Irlanda se realizan trabajos de innovación y desarrollo, mientras que la compañía asegura que sus oficinas en territorio irlandés solamente cumplen algunas funciones rutinarias y que la actividad relacionada con la investigación se realiza en Cupertino (California), un argumento discutido por el abogado comunitario. La Comisión Europea defendió de vuelta su decisión e insistió en una serie de "errores" del TUE, pero su abogado mantuvo varios tensos intercambios con el ponente del tribunal.

Foto: Foto: Reuters/Yves Herman.

La sentencia irá más allá de este caso concreto y pone a prueba la estrategia seguida por la Comisión Europea, la única carta en la manga con la que cuenta el Ejecutivo comunitario para perseguir los impuestos muy bajos. Bruselas se acoge a que un Estado miembro de la Unión Europea puede tener unos impuestos bajos, no hay nada en los Tratados que lo impida. Sin embargo, la estrategia pasaba por demostrar que si el Gobierno había ofrecido un trato fiscal especial para una compañía que le permitía a ella en particular pagar menos impuestos que el resto de empresas, se trataba entonces de una ayuda de estado selectiva, y, por lo tanto, ilegal. "El resultado (de este recurso) determinará si los Estados miembros pueden continuar otorgando exenciones fiscales sustanciales a multinacionales a cambio de empleos e inversiones", señaló el abogado del Ejecutivo comunitario.

Una cascada de derrotas

La Comisión Europea lleva utilizando esta estrategia desde hace ocho años. En 2015 ordenó a Luxemburgo y Países Bajos que recuperaran ayudas fiscales a Fiat y Starbucks por valor de entre 20 y 30 millones de euros. En 2017 se dio un salto cuantitativo importante y se ordenó a Luxemburgo que recuperara 250 millones de euros en ayudas fiscales a Amazon y en 2018 le ordenó que recuperara 120 millones de euros de Engie. Pero toda esta arquitectura se ha ido desmoronando.

El canario en la mina fue el caso de Fiat y Starbucks en 2019. En el recurso ante la justicia europea, el tribunal de Luxemburgo dio la razón a Starbucks, y aunque la Comisión Europea ganó en el caso de Fiat en el mundo de la competencia, se interpretó como una mala señal de cara al juicio por la decisión de Apple, como de hecho se ha confirmado. Desde entonces se han acumulado otras dos malas noticias. En 2021 se anuló la decisión respecto a Amazon, y ahora, recientemente, el abogado general, cuya opinión no es vinculante, pero sí dirige los trabajos del tribunal, ha dado la razón a Engie en su pulso con el Ejecutivo comunitario. En noviembre, el Tribunal de Justicia de la UE, que ahora escucha el recurso de la Comisión Europea ante la sentencia del TUE sobre Apple, anuló la única victoria que había cosechado el Ejecutivo comunitario en este campo y dio la razón a Fiat, dándole la vuelta a la sentencia de 2019.

Foto: Fotografía de archivo con fecha del 4 de octubre de 2017 que muestra a la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.

Esa decisión del TJUE respecto a Fiat se ha considerado por muchos el penúltimo clavo en el féretro de la estrategia de usar las normas de ayudas de estado para perseguir los acuerdos fiscales entre algunos países y grandes corporaciones. Aunque todavía estaba pendiente el recurso respecto al caso de Apple, la sentencia ha hecho augurar un mal resultado para la Comisión Europea. La decisión respecto a Fiat fue especialmente dolorosa para Vestager porque la danesa había construido su perfil político en Bruselas sobre la base de una fama de mano dura con las compañías digitales y llegó a ganarse el apodo de "la dama de los impuestos" por parte del presidente americano Donald Trump. Ahora toda esa obra está a punto de venirse abajo.

La sentencia del TJUE respecto a Apple, que se espera para finales de año, podría ser el último de los clavos en la estrategia de la Comisión Europea. Los expertos creen que el Ejecutivo comunitario, tras la decisión de Fiat, tiene muy difícil ganar en la alta corte de Luxemburgo, pero el Ejecutivo comunitario se esfuerza por salvar una de las decisiones bandera de la anterior legislatura. El abogado general leerá su opinión no vinculante el próximo 9 de noviembre.

La política fiscal de la Unión Europea requiere de unanimidad y eso protege a algunos países con regímenes fiscales muy ventajosos para las grandes empresas, como Irlanda o Luxemburgo. Por eso, desde 2015, la Comisión Europea viene intentando utilizar las normas de ayudas de Estado para perseguir a algunas de estas prácticas. Siempre se supo que era una estrategia peligrosa, que estaba cogida con pinzas y que originalmente las normas de ayuda de estado no se habían pensado para perseguir estos casos. Ahora, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) tendrá que decidir si esta herramienta es adecuada para perseguir acuerdos fiscales entre los Estados miembros y algunas empresas.

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