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La detención del periodista Gershkovich marca una nueva era en la diplomacia de rehenes
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EEUU ha creado una maquinaria burocrática

La detención del periodista Gershkovich marca una nueva era en la diplomacia de rehenes

El periodista del 'Wall Street Journal' es el último de una creciente lista de estadounidenses detenidos por gobiernos extranjeros por cargos falsos o politizados, a menudo con el fin de ejercer presión sobre Washington

Foto: Evan Gershkovich, periodista arrestado en Rusia.(Reuters/The Wall Street Journal)
Evan Gershkovich, periodista arrestado en Rusia.(Reuters/The Wall Street Journal)
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En los últimos años, más estadounidenses han sido detenidos por gobiernos extranjeros por cargos que Estados Unidos considera falsos o politizados que por grupos terroristas o bandas criminales, según las autoridades estadounidenses y evaluaciones privadas.

El último es el periodista del Wall Street Journal Evan Gershkovich, detenido la semana pasada por las autoridades rusas y acusado de espionaje. Este periodista de 31 años, que había cubierto la nueva era de la toma de rehenes por parte del Estado, en rápido aumento, se ha convertido de la noche a la mañana en el rostro de la misma.

John Bolton, que fue asesor de seguridad nacional del expresidente Donald Trump, calificó la detención de Gershkovich de "acto de terrorismo de Estado" que busca presionar al presidente Biden. "Esta es la toma de rehenes más selectiva que se pueda imaginar", afirmó.

Pocas horas después de su detención el pasado miércoles, las más altas personalidades del Gobierno de Estados Unidos negaron los cargos contra Gershkovich, pidieron sin rodeos su liberación y acusaron a Moscú de atacar a estadounidenses. "Dejadle marchar", clamó Biden ante la prensa el viernes.

Foto: El periodista estadounidense del diario 'The Wall Street Journal' Evan Gershkovich. (Reuters)

"El Wall Street Journal exige la liberación inmediata de nuestro colega, Evan Gershkovich, un distinguido periodista que fue detenido mientras informaba en Rusia", reza el comunicado que publicó el Journal el sábado. "Ningún periodista debería ser detenido simplemente por hacer su trabajo".

Para Gershkovich, acciones que en otro tiempo podrían haberse desarrollado a lo largo de semanas o incluso meses se han desarrollado a gran velocidad y en pleno foco de la atención. El domingo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llamó a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, transmitiéndole su "grave preocupación" por la detención.

Rusia ha afirmado que está actuando de acuerdo con sus propias leyes, y el Ministerio de Asuntos Exteriores ha afirmado que "es inaceptable que funcionarios de Washington y los medios de comunicación occidentales monten un revuelo con la clara intención de dar a este caso un tinte político".

Autoridades antiguas y actuales estadounidenses, así como otros observadores del caso de los rehenes, señalan que la detención por parte Rusia de un periodista estadounidense —por primera vez en casi cuatro décadas— es un paso descarado, especialmente cuando va acompañada de una acusación de espionaje y se produce en medio de un aumento de este tipo de casos en todo el mundo.

Foto: Ejercicio militar en la base aérea de Amari (Estonia). (Reuters/Lisi Niesner)

"La toma de rehenes estadounidenses, y de rehenes que son periodistas en general, ha aumentado de forma espectacular", declaró el exgobernador de Nuevo México Bill Richardson, que tiene una fundación que trabaja con familias de estadounidenses detenidos para liberarlos.

La James W. Foley Legacy Foundation tiene registros de 54 ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes considerados rehenes o detenidos injustamente en 15 países, incluidos adversarios como Cuba y aliados como Egipto o Arabia Saudí. La fundación lleva el nombre de un periodista estadounidense que fue secuestrado por el Estado Islámico y asesinado en Siria en 2014.

Aunque Rusia no es el único país implicado en el fenómeno, sí es uno que requiere que Estados Unidos luche por la vida de individuos con una superpotencia rival en el lado opuesto de una guerra a tiros en Europa.

Desde principios del año pasado, cuando Rusia invadió Ucrania, Estados Unidos ha estado negociando abiertamente con Moscú la liberación de tres ciudadanos estadounidenses. Trevor Reed, exmarine estadounidense, fue liberado en un intercambio de prisioneros en abril de 2022. La estrella del baloncesto femenino Brittney Griner, detenida días antes de la invasión por cargos de drogas, voló a casa tras un intercambio en diciembre. Otro exmarine estadounidense, Paul Whelan, se quedó en Rusia en ambas ocasiones al no poder llegarse a un acuerdo por él.

Foto: Brittney Griner tras recibir el veredicto en Moscú. (Reuters/Evgenia Novozhenina)

Ahora, hay un nuevo nombre a tener en cuenta en estos cálculos humanos y geopolíticos de gran complejidad: Evan Gershkovich.

Este tipo de incidentes se han vuelto tan frecuentes que Estados Unidos ha creado una maquinaria burocrática para hacerles frente.

Una ley de 2020, cuyo nombre hace honor al agente retirado del FBI Robert Levinson, que desapareció en Irán en 2007 y al que ahora se da por muerto, estableció 11 criterios para determinar si se ha producido una detención ilegal de un ciudadano estadounidense. Todos los estadounidenses tienen derecho a asistencia consular si se encuentran retenidos en el extranjero, pero el hecho de que se considere que están retenidos ilegalmente —por ser ciudadanos estadounidenses, por ejemplo— da lugar a un proceso diferente.

El enviado presidencial Especial para Asuntos de Rehenes pasa a ser responsable del caso, y también se despliegan otros recursos. La Administración Biden declara regularmente que "no tiene mayor prioridad que recuperar y asegurar el regreso de los estadounidenses retenidos como rehenes o detenidos injustamente en el extranjero".

Foto: Foto: Reuters

En una estrategia que no es posible con los grupos de delincuentes que toman rehenes, Estados Unidos suele tener canales diplomáticos con gobiernos extranjeros que abren el camino a las negociaciones.

Pero hay riesgos geopolíticos a cada paso. Los casos suelen implicar acusaciones legales, y los países insisten en que tienen que defender la integridad de sus sistemas judiciales. Y el envío de una fuerza militar al rescate o el pago de un cuantioso rescate no suelen estar sobre la mesa cuando hay gobiernos implicados.

Estados Unidos se encontró ante un dilema geopolítico en 2018 después de pedir a las autoridades canadienses que detuvieran a una célebre empresaria china por cargos relacionados con las sanciones estadounidenses a Irán. En lo que fue ampliamente visto como una represalia, China arrestó a dos canadienses y los retuvo hasta 2021, cuando Estados Unidos acordó un acuerdo bajo el cual la mujer fue liberada.

Tratar con agentes estatales "es mucho más complicado" que tratar con grupos de delincuentes, afirma Diane Foley, madre de James Foley y fundadora y presidenta de la fundación que lleva su nombre.

Foto: Un letrero reza por la familia de Foley. (Reuters)

Roger Carstens, que ocupa el cargo de Enviado Presidencial Especial para Asuntos de Rehenes desde 2020, se ha convertido en la cara pública de la diplomacia de los detenidos. Un antiguo Ranger del Ejército de EEUU, ha sido elogiado por las familias de algunos estadounidenses retenidos en el extranjero.

Según un abogado que trató con las administraciones de Trump y de Biden en nombre de los detenidos, Carstens responde rápidamente a los mensajes de texto a todas horas y es capaz de convertir la política en mensajes reconfortantes para las familias, todo ello a la par que negocia dentro de un marco que no controla.

Cada caso es diferente, y nunca se conocen públicamente todos los detalles sobre cómo se resuelven. El tamaño de la muestra es pequeño. Aun así, hay una fórmula emergente que se ha hecho evidente para algunos investigadores, que dicen que puede explicar la distinta naturaleza de la diplomacia de los rehenes dependiendo del país implicado.

"Mi impresión es que los países más fuertes parecen estar más interesados en el intercambio de prisioneros; ése parece ser el enfoque de Rusia y China en estos casos", afirma Danielle Gilbert, investigadora de política exterior y seguridad internacional de Estados Unidos en el Dartmouth College, que estudia la toma y recuperación de rehenes, incluso por parte de actores estatales.

Foto: Guerra Ucrania Rusia | EFE/Sergey Shestak

"Los países más débiles tienen un abanico mucho más amplio de intereses cuando retienen a estadounidenses como rehenes o los retienen para aumentar su influencia sobre EEUU, y pueden solicitar toda una serie de concesiones geopolíticas", explica.

Esa regla empírica puede explicar cómo se ha traído a casa a estadounidenses de países como Corea del Norte, Turquía, Egipto y Myanmar a cambio de concesiones menos obvias o concretas que un canje de prisioneros. Otras personas que han trabajado en casos anteriores también han descrito cómo se ha conseguido una liberación después de que los países implicados recibieran la atención del presidente de Estados Unidos o regalos de ayuda humanitaria, cuenta Gilbert.

Eso deja al descubierto el problema ruso: cuando negocia con Estados Unidos, al menos, su interés principal es en un intercambio público de prisioneros, y es probable que ninguna otra alternativa, como puede ser la devolución de bienes diplomáticos confiscados, les parezca suficiente.

Cuando Griner fue detenida a raíz de las acusaciones de narcotráfico días antes de la invasión rusa de Ucrania a mediados de febrero de 2022, los expertos advirtieron de que cualquier trato para asegurar su regreso se complicaría por la necesidad ineludible de que Rusia creyera que estaba recibiendo bienes de valor comparable.

Foto: Alexander de Croo, primer ministro de Bélgica. (EFE)

Eso no cambió en los meses siguientes, aunque se barajaron diferentes combinaciones y cálculos.

Ese verano, Estados Unidos dio el inusual paso de presionar abiertamente a Rusia para que aceptara lo que denominó una "propuesta sustancial" por Griner y Whelan, que, según personas familiarizadas con el asunto, incluía la oferta de liberar a Viktor Bout, un destacado empresario ruso condenado en 2012 a 25 años de cárcel por tráfico de armas.

Los rusos señalaron en repetidas ocasiones que un intercambio de dos por uno nunca sería suficiente. Finalmente, en diciembre, Bout fue canjeado solo por Griner. No se barajó un segundo candidato que pudiera ser intercambiado por Whelan, quien lleva detenido desde finales de 2018 por cargos de espionaje que tanto él como las autoridades estadounidenses han negado constantemente.

Cuando Rusia liberó a Reed, que estaba cumpliendo una condena de nueve años de prisión después de ser declarado culpable de agredir a dos agentes de policía y que Estados Unidos consideraba que había sido detenido injustamente, se produjo un patrón similar.

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Reed fue canjeado por el ciudadano ruso Konstantin Yaroshenko, que había sido condenado a 20 años de prisión en 2011 por conspiración para introducir cocaína de contrabando en EEUU. Washington ya intentó entonces, también sin éxito, conseguir que se liberase a Whelan.

La evolución y resolución de estos dos casos da una idea de cómo podrían desarrollarse las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia relativas a Gershkovich.

Richardson, el ex gobernador convertido en negociador de rehenes, participó en los casos de Reed, Whelan y Griner, pero actualmente no está implicado en el caso de Gershkovich.

Especuló con la posibilidad de que los rusos detuvieran a Gershkovich en parte como un "ajuste de cuentas" a raíz de las recientes acusaciones de Estados Unidos contra Sergey Cherkasov, a quien el Departamento de Justicia acusa de actuar como agente ilegal en Estados Unidos utilizando una identidad brasileña. También señaló el empeoramiento de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, y el aumento de la intensa atención que Rusia presta a las acusaciones de espionaje.

"Las cuestiones de espionaje son las más difíciles de resolver, pero se pueden resolver", afirmó.

Foto: Las agencias de Inteligencia alemanas asisten a una sesión del Comité de Control Parlamentario. (EFE/Felipe Trueba)

Los desacuerdos en Estados Unidos relativos a cómo responder ante una toma de rehenes han aumentado desde que el intercambio de Griner por Bout en la pista de un aeropuerto de Abu Dabi dio la vuelta al mundo.

La fama de Griner alimentó una gran campaña en torno a su detención, dirigida al gobierno de Estados Unidos, exhortándole a perseguir su liberación. Es probable que esta estrategia se repita una y otra vez.

"Para sacar a Evan, lo que se necesita no son solo canales oficiales, sino canales no oficiales y una campaña mediática múltiple, como la de Brittney Griner, que fue muy eficaz", afirma Richardson.

Es poco probable que se resuelva un dilema subyacente, aunque cada vez resulte más familiar: la disposición a negociar por rehenes fomenta la toma de los mismos.

Algunos funcionarios estadounidenses, especialmente del Departamento de Justicia, se opusieron al intercambio de Bout por Griner. Se quejaron de que daría a Rusia un incentivo para detener a más estadounidenses, así como de que los casos eran asimétricos: Griner fue condenada por llevar menos de un gramo de aceite de hachís a Rusia, mientras que a Bout se le acusaba de una larga carrera de tráfico de armas.

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Los defensores del canje de Bout, entre los que se encontraba el juez que dictó su sentencia, habían señalado los pocos años de condena que le quedaban y el hecho de que había sido acusado como resultado de una operación encubierta.

Algunos funcionarios estadounidenses creen ahora que sus advertencias se confirmaron con la detención de Gershkovich. Para otros, ya no se trata de si Estados Unidos va a intercambiar prisioneros, sino de identificar prisioneros que pueda tolerar liberar y que también sean lo suficientemente deseables para Rusia.

Según una persona familiarizada con las discusiones, las autoridades estadounidenses estuvieron contemplando algunas opciones posibles poco después de la detención de Gershkovich.

En el Journal, Evan Gershkovich cubrió la detención de Brittney Griner, desde su arresto, y pasando por los procedimientos legales y el juicio, hasta las prolongadas negociaciones para su liberación, incluyendo los días previos a su regreso a Estados Unidos en diciembre.

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A última hora de la noche del sábado, Brittney Griner escribía en Instagram sobre él.

"Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para traerle a él y a todos los estadounidenses a casa", escribía. "Cada estadounidense que se llevan es nuestra lucha y cada estadounidense devuelto es una victoria para todos nosotros".

- Con la contribución de James T. Areddy.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

En los últimos años, más estadounidenses han sido detenidos por gobiernos extranjeros por cargos que Estados Unidos considera falsos o politizados que por grupos terroristas o bandas criminales, según las autoridades estadounidenses y evaluaciones privadas.

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