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La escopeta española en México que te explica el 'paraíso' del mercado de armas ilegales
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'Mira el cañón, está limpiecito'

La escopeta española en México que te explica el 'paraíso' del mercado de armas ilegales

México es el quinto del mundo con más armas ilegales y cerca de 13 millones de armas están en circulación en el país. Cada año se trafica más de medio millón desde EEUU

Foto: Un soldado muestra una pistola en un programa de desarme en la Ciudad de México, en 2019. Edgard Garrido / REUTERS
Un soldado muestra una pistola en un programa de desarme en la Ciudad de México, en 2019. Edgard Garrido / REUTERS

-"¿No pensarías que voy armado, verdad? Pues mira esto, es una pistola de calibre 38".

Fausto (el pseudónimo con el que quiere ser citado en este reportaje) se considera trabajador, un buen vecino y pacífica. Saluda a todo el que pasa por su tienda de alimentación en uno de los pueblos de las afueras de la Ciudad de México. Vive en un entorno semirural en el que jamás hubo robos con violencia. Este año, sin embargo, ya lo han intentado atracar un par de veces. Gente de los pueblos aledaños, según Fausto, dedicada al trapicheo y al robo a mano armada.

Desde su tienda, de entre unas pacas de paja, saca otra arma. Debajo de una chaqueta guarda una "escopeta española". "Cuando me quisieron atracar, les saqué la calibre 38, corté cartucho, y les dije que así arreglamos las cosas aquí", cuenta. Por una pistola que describe como una calibre 45, hace un par de semanas, pedía el equivalente a 2.500 euros.

Foto: Los cadáveres de siete supuestos criminales asesinados en las calles de Uruapan, en Michoacán (Reuters).

Fausto lleva siempre entre 500 y 1.000 euros en el bolsillo. Si alguien le pregunta dónde venden huachicol (gasolina robada de los ductos del Estado, y uno de los negocios más fructíferos del crimen organizado desde hace dos décadas), él sabe los nombres y las ubicaciones. Si alguien le pide un arma, él se la vende, siempre y cuando sea una persona de confianza y le dé su palabra de que es para defenderse y no para robar. Fausto no vende un arma a quien sospecha que la compra "para andar de cabrón".

La historia de Fausto no dista de la realidad mexicana. El país es el quinto del mundo con más armas ilegales, según datos del propio Gobierno y que fueron confirmados durante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en abril. De acuerdo con Small Arms Survey, cerca de 13 millones de armas están en circulación en el país. Además, también según datos oficiales, cada año se trafica más de medio millón desde Estados Unidos. Las estimaciones apuntan que más del 80% de las pistolas y escopetas relacionadas con crímenes en México tienen un origen en el país vecino del norte.

Para Alejandro Celorio, consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el problema no solo es la cantidad de armas que se venden de manera ilegal, sino las características de las mismas. La mayoría fueron diseñadas para uso militar y eso incrementa la violencia de los grupos criminales mexicanos. A su rastro, dejan "masacres con decenas de muertos en un par de minutos", dijo ante la OEA. Los datos oficiales son simples estimaciones y, por desgracia, la realidad casi siempre supera la ficción.

'Garantías' para muchos delincuentes

"Mira el cañón, está limpiecito, casi no se ha utilizado", dice Fausto cuando muestra un arma. Da detalles del calibre, la forma y el origen. Por supuesto, ninguna de esas pistolas y escopetas tienen factura o permisos. Aun así, afirma que no deja que nade las pruebe, "no vaya a ser que alguien haga alguna pendejada".

Según la ley mexicana, cualquier civil que compre, o tenga deseos de adquirir un arma, debe de notificarlo a la Secretaría de la Defensa Nacional y, posteriormente, recibirá un permiso extraordinario para la adquisición o portación de un arma de fuego. La ley también limita la posesión a solo un ejemplar por persona y este deberá de estar registrado dentro del catálogo de armas permitidas. Jamás podrá ser de uso exclusivo del Ejército o de los cuerpos de seguridad del Estado. De acuerdo con el Código Penal Federal, a quien fabrique, importe, acopie, venda o porte armas de manera ilegal se le impondrá una pena de uno a seis años de prisión. Este delito dejó de considerarse como uno grave en 2016, y eso le da a muchos delincuentes cierta garantía de que nunca pisarán (o que permanecerán poco tiempo) en prisión.

Foto: Policía mexicana en Tijuana. (Reuters)

En 2018, la periodista Wendy Roa publicó un reportaje en el diario mexicano Excélsior en el que describió minuciosamente la facilidad con la que prácticamente cualquier persona puede adquirir una pistola o un rifle de asalto en las armerías clandestinas de la Ciudad de México.Por una escopeta R15 (un arma utilizada por el Ejército de Estados Unidos) le pedían un aproximado de 1.500 euros, explicaba y el traficante especificaba que se trataba de un arma de alto impacto capaz de atravesar vehículos. También señalaba que, como era de esperar, en el mercado negro de armas no existen las facturas. "A mí me llega un arma, y, si tú la quieres, yo te la vendo y tan tan", decía al traficante en el artículo.

Entre 2013 y 2018, el Gobierno de la capital de México decomisó más de 5.000 armas. Entre 2015 y 2018, según datos oficiales, los asesinatos con arma de fuego aumentaron un 83%. Y, también según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre 2015 y 2022 el porcentaje de asesinatos a menores de edad creció un 136%. La violencia en México se ha disparado y los números lo confirman.

Autodefensa en la tierra de la impunidad

México es uno de los países más violentos del mundo, aunque no se haya declarado ninguna guerra. Las cifras —oficiales o no— siempre son escalofriantes. Este año, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador cifró en 100.000 el número de personas desaparecidas (desde que se tienen registros en 1968), pero los activistas la han elevado a, por lo menos, 500.000. Desde que inició el mandato de López Obrador, el dato oficial de mujeres que son asesinadas cada día (o que desaparecen) es de 10. De nuevo, las asociaciones feministas y activistas por los derechos de la mujer y contra la impunidad que protege a la violencia de género elevan a 15 o 20 el número de mujeres que salen cada día por la mañana a trabajar y jamás regresan a casa. Las que aparecen, sin vida, no solo muestran signos de violencia sexual y tortura, sino que han sido asesinadas con armas de fuego. De acuerdo con el último reporte de la plataforma EVA, elaborado por el Instituto Igarapé, casi el 60% de los feminicidios se efectuaron con disparos; en el periodo de 2010 a 2020, los ataques contra mujeres en México con pistolas y escopetas aumentaron un 486%.

El mayor problema sigue siendo la impunidad. De enero a agosto de 2022, se registraron 18.093 homicidios dolosos. Solo en mayo, la cifra llegó a las 2.827 personas asesinadas. Sin embargo, en México estas cifras son lo de menos. De acuerdo con la asociación civil Impunidad Cero, el 94% de los delitos no son denunciados, y menos del 1% de los que sí llegan a los juzgados acaban siendo resueltos. En pocas palabras, el grado de impunidad es total, y está intrínsecamente ligada al descontrolado mercado negro de armas.

Foto: Un manifestante durante una protesta por la desaparición de los 43 estudiantes celebrada en Ciudad de México, el 1 de diciembre de 2014 (Reuters).

A Blanca, hispanomexicana de 50 años, le tiembla la voz cuando cuenta la historia de violencia que ha vivido su familia en México. Una tarde de 2018, a su esposo, empresario de origen gallego, le dispararon en el hombro dentro de su casa y a ella la tiraron al el suelo mientras le apuntaban a la cabeza con una pistola Magnum 45. "¡Cállate o te mato!", le gritaban. Los agresores no robaron nada, solo atacaron e infundieron pánico en sus víctimas. Un par de años antes, la protagonista de esta historia y su esposo se habían negado a pagar una extorsión —desde que el expresidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico en 2006 y la violencia se descontroló, cada año nacen nuevas bandas criminales que tarde o temprano terminan operando para los grandes cárteles de la droga—. Primero fueron acosados en varios de los negocios de restauración que tienen en la capital mexicana y, finalmente, las llamadas de extorsión llegaron vía sus móviles privados.

El matrimonio denunció el delito y la Policía encontró a los responsables, pero en los teléfonos de los noveles hampones encontraron fotos de otros empresarios extorsionados, de asesinatos, de armas y de dinero robado. Blanca y su marido nunca supieron si los criminales que entraron a su casa aquella tarde de 2018 lo hicieron por venganza después de su denuncia, o si simplemente fue un caso más de atracadores que intentan escalar en su carrera delictiva. La tarde del disparo, que Blanca recuerda como una de las peores días de su vida, su esposo, antes de ser agredido, buscaba su pistola para defender a su esposa. El arma que el gallego buscaba era una pistola Glock 380. ¿Tiene papeles esa arma? Blanca dice que no lo sabe, que no lo quiere saber, y que no quiere hablar más del tema.

-"¿No pensarías que voy armado, verdad? Pues mira esto, es una pistola de calibre 38".

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