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Victor, el espía ruso que quería ser becario de la Corte Penal Internacional
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¿Cómo se crea una tapadera? Así, no

Victor, el espía ruso que quería ser becario de la Corte Penal Internacional

Es un 'agente durmiente', un espía que se construye una identidad falsa y creíble desde joven y estudia en universidades extranjeras, hasta infiltrarse donde le requieran

Foto: Una fotografía de Victor Muller Ferreira en su perfil falso de Facebook. (Facebook)
Una fotografía de Victor Muller Ferreira en su perfil falso de Facebook. (Facebook)

Es un treintañero al que le gustan las motos, un joven de pocos amigos, que desde pequeño se ha sentido marginado. Sus colegas le llamaban “gringo” a pesar de que “parecía alemán”. Había trabajado en un garaje donde colgaba un cartel de Pamela Anderson y tenía un jefe “realmente gordo”. Tiene raíces brasileño-irlandesas, se acaba de graduar en Dublín y quiere cumplir su sueño de viajar a Holanda y ser becario en la Corte Penal Internacional. Por eso se subió a un vuelo a Ámsterdam. Pero ahí empezaron sus problemas: nada más pisar tierra, lo detuvieron los funcionarios de inmigración holandeses y lo enviaron de vuelta a Brasil acusado de fraude de identidad. ¿Qué identidad? La que llevaba años construyéndose:

Nombre completo: Victor Muller Ferreira.

Fecha de nacimiento: 4 de abril de 1989.

Lugar de nacimiento: Niterói, Río de Janeiro, Brasil.

Estudios: licenciatura en Ciencias Políticas en Trinity College Dublín (2014-2018), posgrado en la Universidad Johns Hopkins, especializado en política exterior de Estados Unidos. Alumno de Evgeny Finkel.

Nada más lejos de la realidad. Son todo datos imaginados, una vida que se había estado inventando desde hacía unos años para convertirse algún día en un auténtico 'agente ilegal', como se conoce a los espías rusos que usan el mismo 'modus operandi' que Victor para no tener vínculos oficiales con Rusia y ser un tipo común de cualquier otro país. Se necesitan hasta 10 años para construir este tipo de vida falsa más o menos demostrable. Su verdadera identidad la destaparon los servicios de Inteligencia holandeses.

Nombre completo: Serguéi Vladimirovich Cherkasov.

Fecha de nacimiento: 11 de septiembre de 1985.

Lugar de nacimiento: Kaliningrado, Rusia.

Trabajo: Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, o GRU.

Foto: Banderas de Ucrania en un cementerio. (EFE/Sergey Kozlov)

El objetivo de la misión: para Victor, entrar a hacer prácticas en la Corte Penal Internacional. Para Serguéi y el GRU, abrir una puerta a acceder a las investigaciones de la CPI contra Rusia por crímenes de guerra perpetrados en Ucrania. Pero el plan falló; con una tapadera tan recargada como rocambolesca... con varios cabos sueltos.

Su historia tapadera está en un documento de cuatro páginas redactado por él en 2010 en un portugués deficiente, pero en el que repasa toda su historia familiar. Serguéi había ensayado un relato fabricado al detalle para que nadie dudara de que es Victor, un brasileño que tuvo una vida difícil, que vivió mucho tiempo en Argentina y por eso no habla un portugués fluido. Un joven traumatizado por su padre y por el hecho de que su madre tuvo que vender su colección de mariposas para pagar un tratamiento médico. Habían ensayado incluso cuáles eran sus restaurantes favoritos, lo que pagaba de alquiler y su extraña relación con su padre.

placeholder Fotografía del perfil de Victor Muller en Facebook.
Fotografía del perfil de Victor Muller en Facebook.

Cuenta que viajó a Río de Janeiro en agosto de 2010 para encontrarse con su padre, a quien responsabilizaba de sus problemas vitales, incluida la muerte de su madre. Cuando ella falleció, su tía se mudó a Brasil. “La recuerdo como una mujer menuda, de pelo gris, ojos amables y manos suaves. Hablaba mal portugués y me enseñó varias palabras en español. De mi juventud tengo recuerdos vívidos del puente Presidente Costa e Silva. Me encantaba ver los coches cruzando el puente de Niterói a Río, pero no me gustaba el hedor a pescado que flotaba por el puente cerca de nuestra casa. Creo que por eso odio el pescado, a diferencia de la mayoría de los brasileños, que disfrutan de todo lo que el mar tiene que ofrecer”, escribe.

Foto: El periodista Pablo González, en Ucrania (P. G.)

El Victor imaginado vivía en una casa de tres pisos, compartida con jubilados de clase media, universitarios y desempleados. Describe el edificio, que seguramente exista de verdad, como uno con varias habitaciones grandes, techos altos, puertas dobles y suelo de madera. Los baños, dice, eran compartidos, había dos cocinas con estufa de gas y una terraza al aire libre. Pagaban 130 dólares al mes. Su tía trabajaba de costurera desde casa, haciendo vestidos y camisas que luego vendía en el mercadillo. Por eso, la habitación siempre estaba llena de rollos de tela de varios colores. Pero su tía, deplora, no le dejaba tocar la máquina de coser, con lo que a él le gustaba. El documento de presentación da todo tipo de detalles, algunos de lo más sorprendentes.

“Quería mucho a mi tía. Los vecinos iban y venían, pero yo recuerdo muy bien a [nombre que los servicios de Inteligencia holandeses eliminan por privacidad]. Era el chico más mayor que yo conocía en ese momento. Un día, cuando yo estaba solo porque era día de mercadillo y mi tía se había ido, tocó la puerta. Dijo que era la Sombra Gris [un personaje de cuentos] y que había venido a devorarme. Me asusté tanto que pasé el día entero en una pequeña caja en el balcón, rezando, hasta que mi tía volvió a casa”. Este tipo de detalles se repiten a lo largo de las cuatro páginas, que no está claro cómo acabaron en manos de los holandeses, pero se cree que fue por un descuido de Serguéi, porque el documento está escrito por él.

Foto: Foto: Reuters

Los detalles fabricados sonaron de lo más extraño a los holandeses, que están muy alerta con los intentos de espionaje por parte de Rusia, sobre todo desde que estalló la guerra en Ucrania. Pero antes de hacer público el descubrimiento, Holanda y Brasil investigaron a la persona que había detrás de Victor y desenmascararon a Serguéi. Según la Justicia brasileña, llegó efectivamente a Brasil en 2010. En ese mismo periodo en que parte hacia Brasil, también comienza a construir su identidad en internet. Crea un perfil de Facebook y una cuenta de Twitter con su identidad falsa, y comparte principalmente fotos de él en su moto.

En 2014, se fue a Dublín para estudiar en el Trinity College. En 2018, estudió relaciones internacionales en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore. La propia universidad confirma que se graduó allí en 2020. El profesor ucraniano Finkel no sale de su asombro al descubrir quién había sido su alumno. “Le escribí una carta. Una fuerte, de hecho. Sí, yo. Escribí una carta de recomendación para un oficial de GRU. Nunca superaré esto. Odio todo sobre GRU, él, esta historia. Me alegra que lo hayan descubierto”, tuitea. Dice que nunca tuvo sospechas, que Victor era un estudiante “inteligente” y, sí, la carta era para la CPI.

Según el perfil de Victor, también enseñó inglés en Dublín y trabajó en Estados Unidos como traductor autónomo para empresas o en litigios, pero eso no se ha podido confirmar. En su etapa estadounidense, dice que vivió en Arlington, donde también se encuentra el Pentágono. Muchas agencias del gobierno federal están ubicadas en las cercanías de Washington DC, pero no está claro si Serguéi también ejerció de espía en Estados Unidos, o en Irlanda. Lo que sí hizo en Arlington fue abrir un blog político, en el que asume posiciones curiosas para un espía ruso. Es crítico con Moscú, habla sobre la propagación del "cáncer de Putin" en todo el mundo, pide a los países sudamericanos que obtengan la ayuda de Estados Unidos para democratizarse y defiende que la intervención militar en Siria no tiene sentido.

Después de crearse su vida irlandesa y estadounidense, según la justicia brasileña, regresó a Brasil para preparar su aventura holandesa. Pero su historia de lamentaciones, traumas y abandono no cuadraba. Y en realidad, solo había que tomarse la molestia de investigarlo porque su tapadera no era tan buena: hay fotos suyas en las que se le puede ver como un joven de unos 20 años con un uniforme militar y con dos amigos del Ejército ruso. No está claro cuándo, pero Serguéi fue reclutado por el GRU, el servicio de Inteligencia militar, en algún momento de su juventud. Y sus jefes creyeron que era el momento de que Victor entrara en acción. Pero no les funcionó. Holanda evitó que espiara las investigaciones por crímenes de guerra en Ucrania que está haciendo la Corte Penal Internacional. Y de haber colado, hubiera podido boicotear un trabajo vital para llevar a Putin y sus secuaces al banquillo de los acusados. Pero esta batalla la ha ganado la Justicia: Serguéi cumple ahora 15 años de cárcel en Brasil por falsificación de identidad.

Es un treintañero al que le gustan las motos, un joven de pocos amigos, que desde pequeño se ha sentido marginado. Sus colegas le llamaban “gringo” a pesar de que “parecía alemán”. Había trabajado en un garaje donde colgaba un cartel de Pamela Anderson y tenía un jefe “realmente gordo”. Tiene raíces brasileño-irlandesas, se acaba de graduar en Dublín y quiere cumplir su sueño de viajar a Holanda y ser becario en la Corte Penal Internacional. Por eso se subió a un vuelo a Ámsterdam. Pero ahí empezaron sus problemas: nada más pisar tierra, lo detuvieron los funcionarios de inmigración holandeses y lo enviaron de vuelta a Brasil acusado de fraude de identidad. ¿Qué identidad? La que llevaba años construyéndose:

Conflicto de Ucrania
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