¿Ibex 35? La bolsa española es cosa de solo cinco empresas
Desde el golpe de la pandemia, las mayores cotizadas españolas han recuperado influencia en el mercado nacional y acaparan cada vez un mayor porcentaje del volumen de negociación
Inditex cerró este viernes con una capitalización cercana a los 110.000 millones de euros, un nivel que implica que el valor de las acciones que posee su principal accionista, Amancio Ortega (con un 59,29% del capital), asciende a 64.675 millones. Con ese patrimonio —y dejando al margen su participación en Enagás y Redeia—, el fundador del grupo textil podría comprarse de una tacada hasta 17 compañías del Ibex, a precios de mercado.
Pocos datos como este evidencian más claramente la brecha de riqueza que existe también entre las grandes empresas del mercado español. Una situación que no es novedosa, pero que ha ido en aumento en los últimos años.
La dependencia de la bolsa española de unas pocas grandes empresas entre un sinfín de compañías de tamaño medio o pequeñas —no en vano, para los grandes índices internacionales, más de la mitad del Ibex califica como pymes— ha sido una de sus características históricas y, a menudo, una de sus principales debilidades.
Hacia finales de 2007, cuando el Ibex alcanzó sus máximos históricos, las cinco empresas con mayor peso en el índice (Telefónica, Santander, BBVA, Iberdrola y Repsol) representaban el torno al 65% y, tras el primer embate de la crisis subprime, esa proporción llegó a rebasar el 70%.
A partir de entonces, sin embargo, se inició una tendencia a un mayor equilibrio en el índice, con la pérdida de peso de los titanes de la bolsa española. La debilidad estructural de la banca, dominadora tradicional del índice, y la progresiva merma de Telefónica fueron los motores esenciales de un movimiento que provocó que, justo antes del shock del coronavirus, los cinco grandes del Ibex (en ese momento, Iberdrola, Santander, Inditex, BBVA y Telefónica) apenas representaran el 50% del principal índice del mercado nacional.
Antes de la crisis de 2007, los cinco grandes representaban dos tercios del índice español
El carácter aparentemente disruptivo de la pandemia alimentó las expectativas de que acabara suponiendo el tiro de gracia para la vieja guardia del Ibex y azuzara el auge de alternativas que dieran lugar a un índice más equilibrado y diverso. Pero nada más lejos de la realidad. Tres años y medio después de aquello, la concentración del Ibex en unos pocos valores ha vuelto a incrementarse.
Al cierre de agosto, los cinco valores que más ponderan en el Ibex —que son ahora Iberdrola, Inditex, Santander, BBVA y Amadeus— representan el 54% del índice. Un movimiento de concentración que se ha acelerado a lo largo de 2023 (al cierre del año anterior, los cinco grandes suponían un 51,7%). Y esta realidad es también perceptible en la evolución de la negociación: según datos de BME, las cinco compañías que más negociación acaparan —que coinciden casi exactamente con las cinco que más ponderan en el Ibex— han canalizado el 48,9% del efectivo negociado en el parqué nacional, frente al 44% que movieron los cinco grandes en 2022.
Todos estos datos son el resultado de dos realidades que se retroalimentan. Por un lado, el resurgir de los tradicionales grandes de la bolsa española y, más concretamente, de la gran banca, ampliamente favorecida por el giro de la política monetaria de los bancos centrales. En esas condiciones, el interés de los inversores por compañías como Santander o BBVA (entre ambas, han concentrado el 22,4% de todo el efectivo negociado en la bolsa española) ha ido en aumento, lo que también se ha reflejado en la mejora de sus cotizaciones y, por ende, en un incremento de su peso en el índice.
Esto también ha promovido un aumento de la relevancia de la banca en el mercado nacional. Al cierre de agosto, los seis bancos cotizados del mercado español representaban un 28,34% del Ibex, 3,5 puntos más que al inicio de la crisis del coronavirus.
Por otro lado, algunos de los candidatos más obvios a rivalizar con los grandes del Ibex, como podía ser hace apenas año y medio el caso de Cellnex, se han visto frenados por una realidad mucho menos alentadora de lo que se presumía anteriormente. Así, los cuatro valores con mayor peso en el índice a día de hoy son los mismos que cuando el Ibex sufrió el golpe del coronavirus (de hecho, se mantienen entre los cinco de mayor ponderación desde hace más de una década). Solo Amadeus ha aprovechado el paso atrás de Telefónica para colarse en el top 5, aunque lo cierto es que su peso en el índice se ha reducido en este periodo.
Un movimiento global
Este movimiento de concentración sobre los grandes valores no ha sido exclusivo del mercado español. Si desde hace años se viene denunciando que algunas normativas dificultan el acceso a fondos en los mercados de los pequeños y medianos valores (por falta de cobertura o por los requerimientos de liquidez a los vehículos de inversión), la sucesión de crisis experimentadas en los últimos años ha favorecido un movimiento de refugio de los inversores en las empresas más grandes, consideradas más sólidas y capacitadas para adaptarse a las transformaciones del escenario económico.
Uno de los casos más paradigmáticos ha sido el de los siete magníficos de Wall Street (Nvidia, Meta, Tesla, Amazon, Alphabet, Microsoft y Apple), las empresas más favorecidas por el furor que ha generado en los mercados el desarrollo de la inteligencia artificial y cuyo crecimiento ha obligado a índices de referencia, como el Nasdaq, a restringir su ponderación.
Desde el estallido de la pandemia, el índice Dow Jones Global Titans 50, que engloba a las mayores multinacionales de las bolsas, ha obtenido un rendimiento 2,5 veces superior al del general Dow Jones Global Index. La capitalización de las 20 mayores cotizadas del mundo ha pasado de suponer el 14,66% del valor total de las bolsas antes de la pandemia a concentrar casi el 18%, según los datos de Bloomberg.
Inditex cerró este viernes con una capitalización cercana a los 110.000 millones de euros, un nivel que implica que el valor de las acciones que posee su principal accionista, Amancio Ortega (con un 59,29% del capital), asciende a 64.675 millones. Con ese patrimonio —y dejando al margen su participación en Enagás y Redeia—, el fundador del grupo textil podría comprarse de una tacada hasta 17 compañías del Ibex, a precios de mercado.
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