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¿Cuántas empresas deben morir? El riesgo de alargar la crisis y lastrar la productividad
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¿Cuántas empresas deben morir? El riesgo de alargar la crisis y lastrar la productividad

Las reestructuraciones y concursos aumentarán tras el verano. Hay un difícil equilibrio entre no salvar empresas zombi y que quiebren demasiadas y la economía colapse

Foto: El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE)
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE)
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Miles de empresas afrontan esta crisis de inflación e incertidumbre con niveles de deuda elevados por el covid. Los expertos vaticinan una oleada de reestructuraciones y concursos de acreedores a partir de otoño y, en especial, en 2023. La muerte de empresas con problemas puede ser sana. Pero si se magnifica la cifra y hay un efecto dominó, la recuperación podría colapsar.

Se trata de un equilibrio muy difícil. Sin embargo, la evolución de la economía a medio plazo dependerá en gran medida de ello. Como muestra un estudio publicado por el Banco de España, "las consecuencias macroeconómicas de un incremento significativo de las tasas de destrucción de empresas suponen una fuente de preocupación que no debe minusvalorarse".

Foto: Sede de Cerealto Siro en Palencia. (EFE/Álvarez)

El análisis lo firman los economistas Beatriz González, Enrique Moral-Benito e Isabel Soler, bajo el título 'Schumpeter meets goldilocks: the scarring effects of firm destruction'. Es decir, se analizan los efectos de la destrucción de empresas teniendo en cuenta el concepto de 'destrucción creativa' del economista Joseph Schumpeter, que puede servir para mejorar la productividad en determinados sectores o en la economía.

Es decir, lo primero que hay que tener en cuenta que es que ante una crisis, la quiebra o muerte de empresas no es mala necesariamente para afrontar la recuperación. De hecho, la conclusión de los economistas del Banco de España es que "a niveles bajos de destrucción, la salida de empresas está asociada a aumentos de la productividad relacionados con el fenómeno de la destrucción creativa".

Foto: La vicepresidenta Nadia Calviño conversa con el presidente de Pimec, Antonio Cañete. (EFE/Lizón)

Por lo tanto, la mera quiebra de empresas no tiene por qué ser negativa, más aún cuando hay una profunda literatura científica sobre el riesgo de perpetuar la vida de empresas zombi. Esto es, compañías insolventes, pero que permanecen en activo sobreendeudadas por ir encadenando créditos y refinanciaciones.

En el otro extremo, también hay una amenaza sensible para la economía que consiste en que se dispare la quiebra de las empresas. "A niveles elevados de destrucción, esta asociación se vuelve negativa y aumentos en las tasas de salida redundan en pérdidas de productividad", sostienen Beatriz González, Enrique Moral-Benito e Isabel Soler.

Foto: Fábrica de automóviles en España.

Lo que hace la investigación es documentar la relación en forma de U invertida entre la destrucción de empresas y el crecimiento de la productividad total de los factores (PTF). Así, como se ha dicho, es positiva una quiebra limitada de compañías, pero preocupante a partir de un determinado punto de inflexión.

La destrucción creativa de empresas en una crisis eleva la productividad, ya que, normalmente, las quiebras se ensañan con las compañías que tienen problemas de apalancamiento e insolvencia, o problemas para generar ingresos con los que garantizar a medio y largo plazo su supervivencia.

Foto: El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta. (EFE/Alejandro García)

De hecho, el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) ya ha advertido del riesgo de que, tras el apoyo público y financiero desplegado durante el covid, con 140.000 millones en créditos con aval del ICO en España, hay "riesgo potencial" de que "perpetúen la mala asignación de recursos" salvando a empresas zombi y, como añadido, hablan de la amenaza de 'zombificación' de la economía. El BIS calcula que el porcentaje de empresas endeudadas que podrían considerarse zombis ha pasado del 14% al 17%.

Estas empresas siguen recibiendo financiación sin que pasen a ser viables, y detraen recursos para otras empresas solventes o para nuevas iniciativas empresariales. También aumenta el riesgo sobre la resiliencia del sistema financiero. No obstante, la Ley Concursal aprobada esta semana definitivamente, que transpone una directiva europea, busca facilitar reestructuraciones y agilizar concursos, dando más poder de negociación a los acreedores y evitando bloqueos, lo que debería desincentivar que se añada financiación a las empresas solo para evitar la quiebra y la pérdida total del activo por parte del prestatario.

Foto: Foto: iStock.

En el lado opuesto está el riesgo de que quiebren demasiadas empresas. Hay que entender que la economía está profundamente interconectada, y que una quiebra masiva de empresas podría crear un círculo vicioso que arrastre a compañías sanas. Así lo describen los economistas del Banco de España, por los "efectos de amplificación asociados a una destrucción de empresas muy elevada que podría forzar la salida del mercado de empresas viables. Por ejemplo, debido a disrupciones en la cadena de suministros o a una contracción generalizada y muy acusada de la oferta de crédito ante un aumento muy significativo de las tasas de impago".

Los investigadores comparan la situación actual con la de 2008, cuando se produjo el 'shock' financiero e inmobiliario que acabó con una era de crecimiento e inflación controlada. En 2009, según los datos recopilados por los economistas del Banco de España, la tasa de cierre de empresas superó el 3,5%, desde el 1% de los años previos a la crisis financiera global, mientras que la tasa de entrada se desplomó desde el 6% hasta el 3%.

Foto: El consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía, Juan Bravo. (Joaquín Corchero)

Si el cierre de empresas es similar al que se observó tras la quiebra de Lehman Brothers, el impacto será positivo: "Si la perturbación acarrea una destrucción de empresas similar a la observada durante la crisis financiera global, el efecto sobre la productividad es positivo y la recuperación económica es más rápida que en ausencia de dicha perturbación".

Por el lado opuesto, hacen una simulación de lo que ocurriría con un volumen de quiebra de empresas cuatro veces superior al visto en 2008: "El impacto sobre el crecimiento de la productividad es negativo, porque muchas empresas viables se verían obligadas a salir del mercado debido a la externalidad, lo que haría que la recuperación fuese más lenta".

Foto: Persianas bajadas de negocios hosteleros. (EFE)

Es difícil predecir en el momento actual cuántas empresas quebrarán, ante las dificultades económicas que atraviesan con la inflación, que golpea los costes del sector privado y también la demanda de los consumidores, y la incertidumbre que provoca el mapa geopolítico internacional con la guerra de Ucrania por la invasión rusa.

"Las restructuraciones llegarán cuando haya eventos que las propicien, bien sea vencimientos de deuda con dificultad de refinanciar, incumplimiento de 'covenants' (cláusulas de pago) o pérdida de negocio de las empresas", resume Miguel Lamo de Espinosa, socio de Gómez-Acebo & Pombo. "Parece que el mercado está anticipando [el incremento de reestructuraciones] para el próximo año. No obstante, la nueva normativa concursal debería hacer que las operaciones de restructuración se anticipen y se evite esperar al último momento para llevarlas a cabo", añade.

Foto: Logo de la energética Fortum en su sede de Espoo, Finlandia. (REUTERS/Ints Kalnins)

En este contexto, muchas empresas llegan después de pasarlo mal durante los últimos dos años por el covid, con un incremento masivo de deuda. Si bien también hay muchas otras que han aprovechado para mejorar su posición de liquidez, dado que el montante de depósitos de las empresas en la banca está cerca de máximos, en 312.000 millones.

Además, muchas empresas tendrán que aflorar las pérdidas que no se han contabilizado para evaluar la posición de solvencia durante la pandemia, y ya no hay moratoria concursal, sino un nuevo marco legislativo. Así, el funcionamiento de la Ley Concursal aprobada esta semana en el Congreso, fuera de los focos para el gran público, será clave para la magnitud de esta crisis y, sobre todo, para la capacidad de la economía española de afrontar la recuperación.

Miles de empresas afrontan esta crisis de inflación e incertidumbre con niveles de deuda elevados por el covid. Los expertos vaticinan una oleada de reestructuraciones y concursos de acreedores a partir de otoño y, en especial, en 2023. La muerte de empresas con problemas puede ser sana. Pero si se magnifica la cifra y hay un efecto dominó, la recuperación podría colapsar.

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