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Las empresas del Ibex 35 reparten 22.000 M en dividendos: ¿Se lo pueden permitir?
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LA GUINDA DEL PASTEL

Las empresas del Ibex 35 reparten 22.000 M en dividendos: ¿Se lo pueden permitir?

A falta de opciones de inversión, una alternativa para los inversores es la de los dividendos de las cotizadas —un parámetro de inversión que, sin embargo, tiene sus trucos y matices—

Foto: Bolsa de Madrid. (EFE)
Bolsa de Madrid. (EFE)

Es tal el nerviosismo de los mercados, que el inversor conservador no sabe dónde meterse. Algunos huyen a fondos garantizados o monetarios —vehículos que prácticamente garantizan perder dinero— mientras que otros se refugian en la deuda pública —aunque a veces esto signifique incluso pagar por prestar dinero—.

Pero siempre nos quedarán los dividendos. Este año, el total de la retribución a cuenta de 2018 en el Ibex 35 asciende a más de 22.344 millones de euros (y eso que todavía quedan algunas flores tardías que no han confirmado el total de sus debidas retribuciones).

Quizá los dividendos supongan un mayor riesgo que el bono soberano del país de turno; pero corren tiempos difíciles para las rentabilidades en la renta fija. No es de extrañar que los inversores vean en la inversión por dividendo una alternativa suculenta en un contexto complicado.

Magdalena Bassi, profesional del equipo de Gestión de Carteras de Clientes de A&G Banca Privada, considera que invertir en compañías con alto dividendo es una decisión sensata: “Este perfil de compañías suele tener un negocio maduro, no está en un ciclo de reinversión fuerte en su negocio y decide compartir con el minoritario los beneficios generados”, explica, “por lo general son compañías con menor volatilidad y que pueden considerarse más defensivas que el mercado”.

Foto: iStock Opinión
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La experta matiza que, desde el punto de vista del accionista, el inversor se asegura una rentabilidad anual a través del dividendo más allá de los movimientos de la renta variable, sobre todo en los actuales contextos de renta fija. Sin embargo, Bassi matiza que “hay que tener en cuenta que la volatilidad de la cartera será mucho mayor, y la rentabilidad no está asegurada a un vencimiento dado, como en el caso de los bonos”.

“En primer lugar, la valoración de la compañía y sus perspectivas de negocio tienen que ser atractivas, para asegurarnos de que además del dividendo existe un potencial de revalorización”, explica. “No tiene sentido invertir por dividendo en una compañía cuyo negocio va a menos, ya que la rentabilidad esperada total es la que nos tiene que compensar el riesgo que tomamos”, continúa. Por otro lado, Bassi considera que “hay que asegurarse de que el flujo de caja de la compañía permita llevar a cabo sus planes de inversión y repartir el dividendo a medio plazo". “Por último, como en cualquier inversión, será clave lograr una diversificación suficiente, tanto de sectores como de compañías”, zanja la experta.

No puede ser cualquier dividendo o cualquier compañía: la selección resulta imprescindible

La directora de renta variable de Tressis, Virginia Pérez, a su vez, considera que esta filosofía de inversión es interesante, pero avisa: “No cualquier dividendo y no cualquier compañía, la selección resulta imprescindible”. Y es que la experta recomienda mirar más allá de la rentabilidad por dividendo, y apostar por la sostenibilidad de la retribución, buscando sectores defensivos como las telecos o las ‘utilities’. Del mismo modo, la experta también considera que es importante analizar la capacidad de crecimiento de estas empresas, poniendo como un buen ejemplo el desempeño de los gestores de infraestructuras. En esta línea, Pérez recomienda vigilar que las escogidas tengan “un sólido balance, bajo endeudamiento neto, un buen 'rating' crediticio y un flujo libre de caja elevado”.

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“A la hora de construir una cartera centrada en la inversión por dividendo, no debemos comprar empresas que simplemente tengan una elevada rentabilidad por dividendo; cuando seleccionemos, la valoración debe ser una de nuestras prioridades”, explica Pérez. “Otra de las claves estaría en la diversificación sectorial para no concentrarnos exclusivamente en un par de sectores como telecos o 'utilities', habrá que añadir compañías de sectores con una rentabilidad inferior, pero que aumenten la sostenibilidad del flujo de ingresos del conjunto de la cartera a largo plazo”.

Alfredo Álvarez-Pickman, gestor de Key Capital Partners, prefiere considerar el dividendo como ‘la guinda del pastel’ antes que una condición de inversión en sí misma. “Si además de crecer, tener una posición competitiva sólida y contar con un buen equipo gestor, la compañía paga un dividendo, estupendo”, justifica, aunque también matiza que “si no lo paga porque puede seguir invirtiendo generando retornos atractivos, mejor”. Por eso mismo el experto recomienda vigilar el nivel del ‘pay out’ y también el origen de la financiación del dividendo (es decir, si se financia con flujo de caja, deuda, etc.).

Altas rentabilidades

Tras la corrección de 2018, llama la atención la elevada ratio de la rentabilidad por dividendos del Ibex 35. ¿Cuánto importa esta relación a la hora de invertir? ¿Qué dice de los valores en sí?

“En general, encontramos rentabilidades por dividendo muy altas en compañías cuya cotización ha caído mucho, pero que han decidido mantener el importe del dividendo constante”, explica Bassi. “En estos casos, es bastante probable que la causa de la caída de la cotización, generalmente el deterioro de sus resultados, termine provocando el recorte de su dividendo en el futuro”. Por ello la experta recomienda cautela: “A corto plazo, esta inversión puede tener sentido, pero a mediano plazo sería razonable esperar que los resultados de esta compañía decepcionen”.

Foto: Foto: Istock

Álvarez-Ackman también opina que una alta rentabilidad por dividendo podría ser señal de preocupación, “ya que puede indicar que un dividendo no es sostenible o que una compañía reparte la caja que genera porque no es capaz de encontrar oportunidades de seguir creciendo o de reinvertir para rentabilizar el capital invertido”. “En ambos casos, una inversión poco atractiva desde nuestro punto de vista”, concluye el gestor.

Con todo, incluso en momentos difíciles, la bajada del dividendo es una decisión complicada para las empresas. Tal como explica Victoria Torre, analista de Self Bank, “el mercado te suele perjudicar más por los errores que beneficiar por las victorias, y una bajada en el dividendo puede hacer que tu cotización duramente se resienta”.

En momentos de incertidumbre como el actual (desaceleración económica, política monetaria, elecciones, Brexit, proteccionismo…), por más que las empresas hagan sus promesas de futuro, es inminente que aparezcan las dudas sobre si las entidades podrán o no afrontar sus cometidos con los accionistas. ¿En qué contexto reparten dividendo los grandes sectores del Ibex 35?

Las energéticas como refugio

Uno de los sectores que más apuestan por el dividendo es el de las energéticas. Y es que el entorno es especialmente favorecedor para este sector, tanto en los mercados como en el fundamental. El modelo de negocio de las energéticas está más resguardado frente a los 'shocks' del ciclo económico, al comercializar un bien de uso básico y regulado. Es en este contexto en que el sector ofrece su guinda sobre el pastel: los dividendos. En un entorno donde la renta fija apenas ofrece rentabilidades, la firme apuesta de las eléctricas por mimar al accionista con retribuciones elevadas es un incentivo interesante para el inversor conservador.

Sobre todo si las propias empresas validan en sus planes estratégicos el valor directo para el accionista: Naturgy, Iberdrola y Enagás plantean en sus respectivas hojas de ruta subidas progresivas de la retribución, mientras que Red Eléctrica y Endesa contemplan una posible bajada caso de confirmarse los peores escenarios —y aun así mantienen un suelo hasta el que podría bajar el dividendo—.

Foto: Torres eléctricas. (Reuters)

Aranzazu Bueno, analista especializada en el sector de Bankinter, no considera que el dividendo de las energéticas sea un problema, ya que cree que “los dividendos están bien financiados y que las empresas tienen 'capex' como para sostener esas retribuciones y a la vez cumplir con sus objetivos”. Bueno recuerda que las energéticas, a excepción de Iberdrola, no son empresas de crecimiento —mantienen una trayectoria al alza, pero de forma moderada— y considera que en el caso de las grandes del Ibex 35 serán capaces de compatibilizar el dividendo con sus metas, ya que tienen unas perspectivas estables de ingresos y buena generación de caja mediante ventas de activos e inversiones de valor.

En el caso de Endesa, por ejemplo, reconoce que la empresa se tendrá que enfrentar al cierre de sus plantas de carbón, así como a una mayor inversión en renovables y unos menores ingresos regulados; sin embargo, considera que “hay margen de maniobra suficiente para que Endesa haga frente al ‘pay out’ del 100%” y recuerda que la compañía apenas tiene una deuda sobre ebitda de apenas 1,6 veces. Además, Bueno subraya que Endesa mantiene en sus planes la flexibilidad de reducir el dividendo si es necesario —aunque los analistas de Goldman Sachs, de hecho, estimaban en su último informe que la compañía probablemente mantenga el dividendo con flujos de caja distribuibles, ya que califican su dividendo de “sostenible”—.

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Otro tanto para Naturgy, que según su plan para 2022 podría llegar hasta un 100% del ‘pay out’, como Endesa. Como bien señala Bueno, “los planes del nuevo equipo gestor están muy orientados hacia el accionista”, donde este aumento de la retribución también contempla planes de recompra de acciones. Con todo, la analista subraya que la empresa ya ha explicado que combinará la venta de activos con el aumento de eficiencias para compatibilizar su plan de más de 8.000 millones en inversiones de su plan estratégico. Los analistas de Goldman Sachs, a su vez, opinaban en su último informe que “el recorte en costes y el crecimiento orgánico en un negocio regulado serán los principales incentivos en los próximos años”, un potencial que la firma estadounidense “ve como subestimado por el mercado”.

Foto: Junta general de accionistas de Naturgy. (EFE)


Bancos en apuros

Uno de los sectores que más pesan en el rumbo bursátil del Ibex 35 es el bancario, con seis grandes entidades marcando a diario la cotización del índice. Actualmente, los bancos se enfrentan a varios desafíos (política monetaria, digitalización, incertidumbre político-económica, competitividad) que generan dudas sobre su rentabilidad y su capacidad de cumplir con sus planes estratégicos. Ante semejante panorama, ¿tienen sentido los dividendos que reparten entre sus accionistas?

El suizo UBS publicó hace poco un informe en que decía temer por el reparto de dividendos de los bancos europeos en general. “Los dividendos son altos, lo que sugiere una confianza del mercado debilitada debido a los vientos de cara que podrían poner a los dividendos en riesgo”, explicaban en la nota con fecha de marzo.

“Recomendamos a los inversores que analicen con cuidado las empresas que ofrecen un dividendo alto pero que al mismo tiempo registran una combinación de bajos beneficios, flujos de caja y ratios de capital”. Asimismo, la firma especificaba que los bancos españoles se encontraban en la media europea en cuanto a reparto de dividendos.

Foto: Ana Botín, presidenta de Banco Santander. (EFE)

“Hay que empezar dejando claro que los bancos no tienen una mala posición de capital, sobre todo si lo medimos en términos comparativos con los requerimientos del Mecanismo Único de Supervisión europeo”, explica Nuria Álvarez, analista de Renta4 especializada en este sector. “Dicho esto, los bancos actualmente establecen un rango de 'pay out' a aplicar sobre el beneficio neto. Hasta la fecha, los bancos han sido capaces de mantener sus políticas de dividendos y mejorarlas, y además generar capital”, zanja Álvarez.

En cuanto a las distintas entidades, en el caso de Bankia, la analista considera que “el banco cuenta con un exceso de capital y está previsto que reparta dicho exceso con un dividendo extraordinario”. Lo que Álvarez no ve claro, sin embargo, es el 'timing' de este reparto.

Luego están CaixaBank, BBVA, Santander y Bankinter, que tienen un rango de 'pay out' para ajustar el pago de dividendo cada año. “Por ejemplo, Santander ha establecido un rango entre el 40%-50%, un año podrá ser el 42% y otro un 48%, lo que le proporciona cierta flexibilidad en función de cómo vayan desarrollándose los acontecimientos”, explica Álvarez. En el caso de Sabadell, la analista considera que “tras un 2018 muy negativo y ciertas dudas de la evolución de TSB y el cumplimiento de su plan estratégico, no descartamos que podamos ver cierto recorte del dividendo, cuanto menos, el riesgo entendemos que existe”.

Es tal el nerviosismo de los mercados, que el inversor conservador no sabe dónde meterse. Algunos huyen a fondos garantizados o monetarios —vehículos que prácticamente garantizan perder dinero— mientras que otros se refugian en la deuda pública —aunque a veces esto signifique incluso pagar por prestar dinero—.

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