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Callejón sin salida: se alarga la represión financiera para el inversor conservador
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Callejón sin salida: se alarga la represión financiera para el inversor conservador

El año 2019 es el tercero en el que los tipos son inferiores a la inflación, y todo apunta a que 2020 será el cuarto. Los asesores recomiendan no variar el perfil de riesgo y alternativos

Foto: Mario Draghi. (EFE)
Mario Draghi. (EFE)

Mario Draghi ya hizo oficial que se irá del Banco Central Europeo (BCE) con los tipos de interés al 0%. Entre las muchas implicaciones de la política monetaria está alargar la represión financiera, como se conoce a la pérdida de poder adquisitivo de las inversiones más conservadoras. Es decir, los depósitos y los fondos con menor perfil de riesgo seguirán en pérdidas en términos reales (descontando la inflación).

La mayoría de fondos monetarios, de renta fija y de retorno absoluto, cuyo objetivo es preservar el capital, acabaron en negativo en 2018. Uno de los baluartes de los inversores conservadores, el Carmignac Sécurité, perdió un 3%, como ejemplo del daño patrimonial que sufrieron casi todos los clientes.

“Los inversores conservadores lo tienen difícil, pero deben abrir sus miras con una hoja de ruta de tres a cinco años”, apunta Javier Velasco, selector de fondos de Andbank. “No hay receta mágica, y preocupa que el inversor conservador tome más riesgos por los tipos bajos, pero esto es una trampa, no debe cambiar de su perfil”, advierte Sasha Evers, responsable en España de BNY Mellon.

No hay receta mágica, y preocupa que el inversor conservador tome más riesgos por los tipos, pero esto es una trampa, no debe cambiar de su perfil

La represión financiera es fruto de combinar tipos de interés al 0% y niveles superiores de inflación. Sin embargo, la desaceleración económica ha evitado que el BCE normalice su política, perpetuando el ‘dinero gratis’. Y aunque las expectativas de inflación no están "cerca pero por debajo del 2%" como quiere el organismo, los precios crecen por encima del 1% interanual. Así, las inversiones más conservadoras pierden poder adquisitivo.

El BCE modificó su guía (‘forward guidance’) en su última reunión. Los tipos seguirán en los niveles actuales al menos hasta diciembre, con el tipo de financiación en el 0% y el de facilidad de depósito en el -0,4%, con lo que los bancos seguirán pagando por su exceso de liquidez. Además, mantendrá el tamaño de su balance al reinvertir los vencimientos, lo que “crea una demanda artificial sobre el mercado de bonos que hace que los rendimientos sean muy bajos”, señala Miguel Ángel García, director de inversiones de Diaphanum.

Foto: Hucha perdiendo dinero. (Pixabay)

En España, los depósitos tienen un retorno medio ponderado del 0,05%, según el Banco de España. Hay que tener el dinero cautivo más de dos años para lograr un 0,1%. La otra opción de conseguir asegurar preservar el capital y algo de rentabilidad es con la ola de garantizados que ha lanzado la banca en los dos últimos meses, con retornos inferiores al 0,5% anual a cambio de aguantar entre cinco y seis años.

Esta ofensiva comercial de la banca es, a primera vista, contraintuitiva. Con los tipos bajos los garantizados apenas ofrecen rentabilidad, pero las entidades han encontrado así respuesta para mantener o captar clientes tras las pérdidas sufridas a lo largo del año pasado, que fue el tercero peor desde 1990 con más del 90% de activos en negativo.

La realidad es que muchos inversores, por iniciativa propia o recomendación, incrementaron su perfil de riesgo, y salieron escaldados. “Es importante tener claro el perfil de riesgo y actuar en consecuencia, aunque muchos inversores son más conservadores con sus inversores de lo que realmente pueden soportar”, explica José María Luna, director de análisis de Arquia Banca.

placeholder Un periodista inspecciona un nuevo billete de 200 euros. (EFE)
Un periodista inspecciona un nuevo billete de 200 euros. (EFE)

No obstante, el BCE busca esto en parte. Es decir, los tipos de interés al 0% alivian la carga de las deudas e incentivan el dinamismo económico con la demanda de crédito, además de desincentivar que el dinero permanezca inmóvil y fluya hacia inversiones que contribuyan al crecimiento económico y, por extensión, generen inflación. Bill Gross, ex gestor de renta fija de Pimco y Janus Capital que se acaba de retirar, afirmó que la represión financiera es un ejercicio de política monetaria por el que los bancos centrales “transfieren” dinero de los ahorradores a los prestatarios.

Por esta razón, en Alemania y países vecinos se extendió desde 2015 la crítica de la expropiación de dinero de los ahorradores. En términos prosaicos, los críticos argumentaron que el ‘dinero gratis’ resta patrimonio real (descontando la inflación) a los ahorradores alemanes para reducir el peso de la deuda de los agentes económicos del sur de Europa. El ex ministro alemán de Finanzas y socio de Angela Merkel, Wolfgang Schäuble, lideró estas críticas, que se han ido disipando con su retirada de la primera línea política y la desaceleración de la locomotora europea. El miedo a la recesión hace ver con mejores ojos los estímulos.

Alternativas para el inversor conservador

Pocas opciones le quedan a los inversores que más miedo tienen a invertir, O, más correctamente, los que no soportan la volatilidad. “Dejar dinero en liquidez es una decisión de inversión, porque es un activo más. Puede ser una buena opción si se usa pàra reducir el riesgo de un patrimonio y se reserva para aprovechar oportunidades”, arguye José María Luna.

El asesor avisa de que la solución no es ir a garantizados, con ejemplos en los que el banco se garantiza más rentabilidad vía comisiones que el cliente. Su recomendación pasa por la selección activa de fondos monetarios con bajas comisiones, deuda corporativa europea si no hay recesión, deuda pública estadounidense con cobertura de tipos de cambio y algo de renta variable si es posible por perfil de riesgo.

Foto: Traders preocupados. (Reuters)

El bono estadounidense es una opción repetida por los asesores, ya que cotiza cerca del 2,5%. Sin embargo, hay dos riesgos. Uno es que si se invierte a través de fondos, pueda haber nuevas alzas de tipos (llegó al 3% el año pasado) si los bancos centrales rompen la cuarentena que han impuesto al ‘precio del dinero’. El otro, ya sea si la inversión es directa o vía fondos, es una potencial depreciación del dólar. La cobertura para evitarlo reduce drásticamente la rentabilidad nominal.

Riesgo macro

La experiencia reciente muestra que los tipos bajos mezclados con inflación provocan flujos desde activos más conservadores como los bonos hacia los más arriesgados como las acciones, aunque la debilidad macro o la vulnerabilidad de los márgenes empresariales pueden impedirlo. “La incertidumbre al respecto es muy elevada, pero lo normal es que los flujos de mercado no terminen masivamente yendo desde activos seguros hacia los de mayor riesgo”, resume Leopoldo Torralba, economista de Arcano Economic Research.

Aunque la represión financiera debería ser un hecho extraordinario, 2019 será el tercer año que la sufren los ahorradores y todo apunta a que seguirá en 2020, cuando el mercado únicamente apuesta por una subida de tipos de 25 puntos básicos. En Estados Unidos, siete de los 17 miembros de la Reserva Federal (Fed) abogan por que los tipos acabarán 2020 en el nivel actual, aunque allí ya están en la horquilla entre el 2,25% y el 2,5%.

El impacto de la política monetaria en la banca es una preocupación de los economistas en la medida en que pueda golpear su solvencia futura

El castigo al bolsillo de los inversores conservadores se compensa con el dinamismo económico que patrocina el BCE, según justifican siempre desde Fráncfort. El boletín económico del banco central del primer semestre de 2017 incluyó un cálculo del impacto del descenso de los tipos de interés en los ingresos netos por intereses, con saldo positivo en la eurozona. En general, negativo para los bancos (con un coste de 11.000 millones para los españoles), positivo para empresas y gobiernos al reducir el coste de la deuda, y mixto para los hogares: el crédito se abarata pero también bajan las rentabilidades de su ahorro.

Este proceso tiene el riesgo de dañar la sostenibilidad de los bancos, aunque “existen señales de que el BCE está suavizando su mensaje, tras escuchar los recientes discurso de Draghi en los que dice que el organismo está “vigilando atentamente el efecto de los tipos negativos sobre la rentabilidad de los bancos”, opina Paul Diggle, economista de Aberdeen Standard Investments.

El impacto de la política monetaria en la banca es una preocupación de los economistas en la medida en que pueda golpear su solvencia futura. También que la represión financiera pueda “fomentar inestabilidad financiera en forma de excesivos endeudamientos y subidas artificiales de las cotizaciones de los activos de riesgo”, alerta el economista Leopoldo Torralba. “Toda inestabilidad financiera implica una vulnerabilidad y un riesgo excesivo del sistema, que termina afectando al final negativamente a las economías. Sin embargo, Europa se encuentra de momento blindada porque en el caso de las bolsas las ratios de cotización todavía no son exageradas y el endeudamiento corporativo tampoco está en niveles excesivos”, agrega. El riesgo, por lo tanto, es que se perpetúe una situación que debería ser extraordinaria.

Mario Draghi ya hizo oficial que se irá del Banco Central Europeo (BCE) con los tipos de interés al 0%. Entre las muchas implicaciones de la política monetaria está alargar la represión financiera, como se conoce a la pérdida de poder adquisitivo de las inversiones más conservadoras. Es decir, los depósitos y los fondos con menor perfil de riesgo seguirán en pérdidas en términos reales (descontando la inflación).

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