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El reverso de la foto de Sánchez con Bildu: la reivindicación de ETA campa por las calles vascas
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EL PSOE EVITÓ LA IMAGEN EN 2019

El reverso de la foto de Sánchez con Bildu: la reivindicación de ETA campa por las calles vascas

Ya no hay 'ongietorris', pero sí otros actos que justifican a la banda, muchos impulsados por Sortu. El presidente del Gobierno se sentará este viernes a negociar personalmente su investidura con los diputados de Bildu

Foto: Un operario limpia la tumba de Fernando Buesa, atacada la semana pasada con heces y pintura. (EFE/Adrián Ruiz Hierro)
Un operario limpia la tumba de Fernando Buesa, atacada la semana pasada con heces y pintura. (EFE/Adrián Ruiz Hierro)

En 2019, en plenas negociaciones para su investidura tras las elecciones de noviembre, Pedro Sánchez esquivó la foto con Bildu. La coalición era un activo tóxico. Mandó de emisarios a Rafael Simancas y a Adriana Lastra. La cara de los socialistas era un poema. Rostros serios frente a la sonrisa de Mertxe Aizpurua, Oskar Matute y Gorka Elejabarrieta. Una legislatura después, y tras haber equiparado a la formación radical con el resto de socios parlamentarios, el líder del PSOE no tiene reparos en sentarse personalmente a negociar con sus diputados, como ha hecho por primera vez este viernes. Bildu es uno más para el Gobierno y Arnaldo Otegi no duda en pregonar que su apoyo es indiscutible, pero hay algo que no ha cambiado en las calles vascas. Puede que ya no haya ongietorris, pero sí otros actos que reivindican y justifican a la banda, muchos arropados o impulsados directamente por Sortu, partido matriz de la plataforma y heredero de Batasuna.

La desinhibición de quienes reivindican la memoria de ETA es total. Hasta junio, Covite ha contabilizado 221 “actos públicos de culto al terrorista” celebrados en el País Vaco, Navarra, otros puntos de España y el extranjero. En el balance se incluyen homenajes a etarras fallecidos, pancartas y pintadas, manifestaciones a favor de la amnistía y fiestas populares. La cifra está en consonancia con los 589 actos registrados en todo 2022, pero muy lejos de otros años. En 2018 fueron 198; en 2019, 110; en 2020, confinamientos mediante, 193; en 2021, 292.

placeholder Pedro Sánchez y el secretario de Organización del PSOE con los portavoces de EH Bildu. (Europa Press/Eduardo Parra)
Pedro Sánchez y el secretario de Organización del PSOE con los portavoces de EH Bildu. (Europa Press/Eduardo Parra)

Los datos suben al tiempo que Bildu crece electoral y socialmente. A la coalición radical no le pasa factura, como quedó demostrado en las elecciones municipales del pasado mes de mayo. Que la formación incluyese en sus listas a siete exetarras no impidió que se convirtiese en la primera fuerza municipal en Euskadi con 107 ayuntamientos, frente a los 94 del PNV. Y aunque los expresos con delitos de sangre cedieron tras la presión de las víctimas y anunciaron que renunciarían a sus actas en caso de salir elegidos, Urtza Alkorta, condenada a cinco años de cárcel por colaboración con la banda, ahora es alcaldesa de Bermeo (17.161 habitantes) con mayoría absoluta.

Hasta junio, Covite ha contabilizado 221 "actos públicos de culto al terrorista" celebrados en el País Vasco, Navarra y otros puntos de España

Para el secretario general del PSOE vasco, Eneko Andueza, la reunión con Sánchez y los diputados de Bildu entra dentro de la “normalidad política” en un momento en que el líder de los socialistas negocia su investidura. Andueza también rubricó una foto histórica con la izquierda radical. Poco después de ser elegido líder del PSE, en enero de 2022, se reunió con Arnaldo Otegi en la sede de Bildu en Bilbao. Fue una forma de normalizar la relación entre los dos partidos y una instantánea hasta entonces impensable. Como recordaba Itziar Reyero en esta crónica publicada en El Confidencial, ni Pablo Iglesias, quien invitó a Bildu a entrar en la “dirección del Estado” desde la vicepresidencia del Gobierno, se había atrevido a fotografiarse junto a Otegi.

Foto: El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi. (EFE/Javier Etxezarreta)

“Yo no he tenido ningún problema”, defendió Andueza el pasado lunes en referencia a los encuentros que ha mantenido con el líder de Bildu. "He hablado de las cosas que teníamos que hablar, que eran las cosas que preocupaban a la ciudadanía, y le he dicho las cosas que le tenía que decir, porque entendía que era mi responsabilidad. Eso también es la política, el diálogo, el debate y poner en el centro del tablero las cosas que verdaderamente importan", argumentó. El socialista vasco apuntó que su partido ha sido el más exigente con la izquierda abertzale, el que “más le ha reclamado que abandonara la vía de la violencia”. Por tanto, sería “incoherente”, aseguró, "viendo que ya no está en la violencia, sino en la política, no darle la oportunidad de reunirse como lo hacemos con el resto de fuerzas políticas".

El protagonismo de Sortu

Entre los datos recopilados por Covite, su presidenta, Consuelo Ordóñez, destaca el protagonismo de Sortu en muchos de los actos reivindicativos de la memoria de ETA. “Antes este tipo de actos los organizaban satélites de la izquierda abertzale, ahora es Sortu. Siempre ha sido una constante, también cuando ETA mataba, la exigencia de la amnistía. Como piensan que matar estuvo bien, consideran que no tienen que pagar con la cárcel. Y este tipo de reivindicaciones y otras, si antes las organizaban Sare [movimiento de apoyo a los reclusos de la banda] o el EPPK [el colectivo que habla en nombre de los presos de ETA], ahora también es Sortu”, ilustra.

Foto: Sare y Etxerat dicen que la hoja de ruta de los presos de ETA está marcada. (EFE)

Así, no es extraño ver el logo del partido, la formación de las tres que componen Bildu en la que milita Otegi, en las pancartas o carteles que acompañan a este tipo de actos. Un ejemplo, el pasado agosto, en el estadio municipal de Hernani se celebró un torneo de fútbol en favor de la excarcelación de los etarras. También hubo una comida popular, según la documentación recopilada por Covite. En el acto se colgó una pancarta de Sortu con el lema: “¡Todos a casa! ¡Os queremos!”. Los asistentes corearon gritos para exigir la vuelta de los reclusos al País Vasco mientras sujetaban una pancarta con el rostro de varios etarras: Unai Fano, Ainhoa García, Gurutz Agirresarobe, Imanol Miner, Joanes Larretxea, Ibon Fernández, Pedro Cano, Gotzon Aramburu, Beñat Aguinagalde y Asier Eceiza. La mayoría tienen delitos de sangre y entre sus víctimas figuran Joseba Pagazartundua, jefe de la Policía de Andoáin y militante del PSOE, el empresario Ignacio Uría o Juan Priede, concejal socialista en Orio.

Ordóñez achaca el protagonismo creciente de Sortu en este tipo de actos a una estrategia para mantener la tensión en la calle, un lugar que históricamente ha sido patrimonializado por la izquierda abertzale y en el que en los años en los que estuvo activa ETA los resquicios para expresar cualquier idea alejada de la banda eran mínimos. La formación heredera de Batasuna necesita seguir monopolizando ese espacio, defiende la presidenta de Covite. Para Ordóñez, es una forma de compensar a los presos de la banda y también para contener y acallar la disidencia que ha surgido en la izquierda abertzale, con grupúsculos contrarios a la estrategia pragmática que ha decidido adoptar Bildu.

De Gregorio Ordóñez a Fernando Buesa

En diciembre de 2021, un mes después de que los presos de ETA anunciasen el fin de los ongietorris, integrantes de Sortu y de Bildu recibieron con aplausos y vítores a Mikel Albisu, Mikel Antza, a su llegada a los juzgados de San Sebastián. El histórico etarra tenía que declarar por videoconferencia por su supuesta vinculación con el asesinato de Gregorio Ordóñez. La treintena de personas que se concentraron a las puertas del edificio judicial exhibió una pancarta en la que se podía leer: "Konponbidea eta bakea" (solución y paz) y "Mikel Albisu gurekin" (Mikel Albisu con nosotros).

Foto: Marta Buesa Rodríguez.

“Lo decimos alto y claro. En este pueblo la paz, la convivencia y la solución necesitan que Mikel esté con nosotros para que entre todos podamos construir un pueblo que pueda vivir en paz y en libertad”, defendió Haimar Altuna. El dirigente de Sortu precisó que su presencia y la de sus compañeros en los juzgados tenía por objeto mostrar a Mikel Antza su “solidaridad y apoyo”. La imagen escandalizó a las víctimas. “Son incapaces de decir que matar estuvo mal. Se niegan a condenar a ETA porque condenar tiene un componente ético y moral que no quieren asumir. Esa es su asignatura pendiente, algo que parece tan básico. No lo hacen porque siguen pensando que estuvo bien”, zanja Consuelo Ordóñez.

Desde entonces, según los datos del Observatorio de la Radicalidad de Covite, se han celebrado 881 actos que reivindican a ETA. Las cifras incluyen hasta junio de este año, por lo que serán muchos más. El último episodio se escribió la semana pasada. Desconocidos atacaron el jueves el monolito que recuerda al socialista Fernando Buesa y a su escolta, Jorge Diez, asesinados en Vitoria en febrero de 2000. Un día después, fue atacado el panteón familiar del político con heces y pintura. Otegi rechazó los actos en un mensaje publicado en X (antes Twitter), pero el grupo municipal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria se negó a firmar una declaración consensuada por el resto de grupos en la Junta de Portavoces en la que se condenaba lo sucedido.

En 2019, en plenas negociaciones para su investidura tras las elecciones de noviembre, Pedro Sánchez esquivó la foto con Bildu. La coalición era un activo tóxico. Mandó de emisarios a Rafael Simancas y a Adriana Lastra. La cara de los socialistas era un poema. Rostros serios frente a la sonrisa de Mertxe Aizpurua, Oskar Matute y Gorka Elejabarrieta. Una legislatura después, y tras haber equiparado a la formación radical con el resto de socios parlamentarios, el líder del PSOE no tiene reparos en sentarse personalmente a negociar con sus diputados, como ha hecho por primera vez este viernes. Bildu es uno más para el Gobierno y Arnaldo Otegi no duda en pregonar que su apoyo es indiscutible, pero hay algo que no ha cambiado en las calles vascas. Puede que ya no haya ongietorris, pero sí otros actos que reivindican y justifican a la banda, muchos arropados o impulsados directamente por Sortu, partido matriz de la plataforma y heredero de Batasuna.

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