El documental que 'humaniza' al jefe etarra Mikel Antza: "Para mí no es un terrorista"
El documental 'Ventanas al interior' (2012) mostraba la faceta más personal del dirigente etarra, de quien se resaltaban sus cualidades humanas: "No se conoce al Mikel hombre, padre, militante…"
A finales de los 90, situado en el centro de la diana de las fuerzas policiales, el jefe del aparato político de ETA Mikel Albisu, Mikel Antza, buscaba en el sur de Francia un lugar en el que refugiarse junto a su pareja Soledad Iparragirre, Anboto, otra histórica responsable de la banda terrorista, cuando se presentó como periodista ante unos agricultores que alquilaban su caserío en la localidad de Salies de Béarn. Se hacia llamar Marc. Pero con el paso de las semanas, la intensa relación que entablaron con los propietarios les llevó a desvelar su verdadera identidad, hasta el punto de mostrar su disposición a marcharse si la situación era "demasiado dura" para ellos y amenazaba su plácida vida en la granja. Pero nada cambió tras la confesión. "En el día a día, en la convivencia, para nosotros no eran terroristas, no eran fanáticos", defiende Maryse Lavie, que reniega de "la imagen que se da siempre" a los terroristas.
El testimonio de esta agricultora que durante años fue arrendadora de los dos históricos dirigentes etarras, hasta su detención el 3 de octubre de 2004, forma parte del polémico documental 'Barrura begiratzeko leihoak' ('Ventanas al interior'), realizado en 2012 con la vocación de mostrar el "lado más humano" de los presos de ETA a partir de las historias personales de Antza y otros cuatro reclusos de la banda terrorista. El filme, compuesto por cinco historias independientes a cargo de otros tantos directores vascos, fue proyectado con posterioridad en prime time en ETB, lo que provocó la enérgica denuncia de los partidos constitucionalistas y de las víctimas de ETA, entre otros, por su emisión y porque el ente público vasco presentaba a los reclusos como "presos políticos" a la hora de informar sobre el filme.
El capítulo dedicado a Antza, dirigido por su amigo de juventud y cineasta Eneko Olasagasti, se estructura a partir de las cartas que el realizador y el histórico dirigente etarra, preso en Francia, se giraron para la realización de este proyecto cinematográfico, que se completa con testimonios de amigos que compartieron con el etarra el grupo literario Susa a principios de los 80 o de personas que le conocieron durante su vida en la clandestinidad en el país galo antes de su detención. Apenas se alude a su pasado como miembro de la dirección de ETA, no se menciona su fundamental mano ideológica en la redacción de la ponencia 'Oldartzen', que abogaba por "la socialización del sufrimiento" y por extender las acciones terroristas a dirigentes políticos… Tampoco se hace alusión a que fue el dirigente etarra que más tiempo estuvo al frente de la banda terrorista, doce en total, desde 1993 a 2004, hasta que fue detenido en una operación policial que supuso un duro golpe a ETA. Por el contrario, se hace hincapié en su faceta artística, su rol familiar, su papel de padre —su hijo Peru tenía ocho años cuando fue detenido—, sus preocupaciones e inquietudes, sus malos momentos en prisión…
El qué han hecho, el porqué de las condenas, es secundario. La vocación del documental era "mirar a los presos como lo que son, personas normales", según apuntó la productora Zinez, que pretendía mostrar "la realidad social y humana" de los presos etarras, "muchas veces retorcida y distorsionada", a través de las historias personales de los reclusos Mikel Antza, Jon Ugarte, Gotzone López de Luzuriaga, Irati Tobar y Jesús María Zalacaín. "El problema de los presos vascos es muchas veces desconocido o aparece lleno de prejuicios. Pretendemos aportar una visión diferente, más dirigida al plano humano, a la persona que hay en cada uno de ellos", argumentó.
Hoy, el histórico dirigente etarra ya mira a la ventana de la cárcel desde el exterior tras ser entregado este pasado martes por Francia a España una vez cumplida su condena de 20 años en el país galo y quedar en libertad con posterioridad al no tener causas pendientes en el Estado español. Ahora, el interior de su nuevo hogar es el barrio de El Antiguo de su San Sebastián natal, donde nació en 1961. Su pareja sigue cumpliendo condena en Francia en la prisión de Réau Sud Francilien, a las afueras de París, la misma en la que estaba recluido Antza hasta hace unos días.
"No podemos recuperar el tiempo perdido. ¿Cómo se resume la vida en 20 años? La mía ha sido un querer y no poder"
El documental 'Ventanas la interior' supuso el reencuentro del director y el etarra más de dos décadas después de que Mikel Antza huyera a Francia en 1985 tras idear y participar en la fuga de la prisión donostiarra de Martutene de los presos de ETA Joseba Sarrionandia e Iñaki Picabea escondidos en los bafles durante un concierto del cantante Imanol Larzabal. A partir de entonces, este escritor al que se le auguraba una prometedora carrera artística antes de dirigir sus designios por la trayectoria terrorista —en 1983 ganó el reconocido premio literario Ciudad de Irún— fue adquiriendo relevancia en la dirección de ETA, especialmente tras la caída de la cúpula en Bidart en 1992. "Emprendo un viaje para recuperar el contacto con un viejo amigo 20 años después", apunta a modo introductorio el director en el documental. "No podemos recuperar el tiempo perdido. ¿Cómo se resume la vida en 20 años? La mía ha sido un querer y no poder. No me quejo, ¿eh? Hice lo que decidí hacer", responde al respecto Antza por carta, según refleja el filme.
El documental recoge varios testimonios que alaban las cualidades humanas del que fuera jefe de ETA. Entre ellos, el de la profesora y psicoterapeuta Thyde Rosell, a quien Antza y Anboto pusieron en sus manos la escolarización de su hijo en la isla francesa de Oleron, donde residía junto a su pareja. "Son anarquistas, gente muy interesante. Nos quieren muchísimo", afirma sobre ellos el etarra, cuyo papel de padre es destacado por la educadora. Incluso, el director desvela que, durante la conversación con Rosell, esta lamentó "muchas veces" que "no se conozca en verdad al Mikel hombre, adulto, padre, militante…".
"En la cárcel Mikel ha seguido siendo un militante político, ha luchado por mejorar la vida de los presos y ha conseguido cosas que no son fáciles"
Las loas hacia la figura de Antza también proceden de una realizadora de televisión local que en octubre de 2007 tuvo contacto con él en la cárcel parisina de Fresnes, donde impartía un taller de vídeo. En este caso, destaca su lucha por los derechos de todos los presos. "En la cárcel Mikel ha seguido siendo un militante político, ha luchado por mejorar las condiciones de vida de los presos y ha conseguido cosas que en la cárcel no son fáciles", resalta. Gracias a su labor —enfatiza— otros presos han conseguido logros con posterioridad.
El documental muestra igualmente el caserío en el que los dos etarras se refugiaron hasta el momento en el que agentes policiales "echaron la puerta abajo" y "nos apuntaron a todos con las armas", como recuerdan los propietarios de la granja. "Fue nuestra decisión", asevera Lavie para justificar la decisión de dar cobijo a los dos dirigentes etarras buscados por las fuerzas policiales. "En 2001 huyeron a toda prisa. Se sentían vigilados, sentían que les seguían. Después de un año regresaron y ya no volvieron a irse, no por propia voluntad", relata.
Los diferentes testimonios de amigos, conocidos y personas que han tenido contacto con el etarra se entrelazan con algunas palabras de Antza desde la cárcel a través de las cartas y con textos de sus novelas, como 'Ospitalekoak', que el etarra escribió en prisión. El documental muestra, asimismo, fotografías del preso en la cárcel e instantáneas familiares, así como un pequeño extracto de un vídeo grabado por el etarra dirigido a su hijo y otro en el que le traslada su amor a Anboto a gritos a través de la ventana de su celda, obteniendo de ella un 'irrintzi' como respuesta.
El documental se realizó justo después de que ETA decretase el cese definitivo de su actividad armada el 20 de octubre de 2011. La etapa de tiros en la nuca, bombas y atentados indiscriminados estaba cerrada, si bien la banda no había desaparecido, situación que se certificó casi siete años después. Pero ¿qué pasa con el pasado terrorista, aún muy presente? El director, quien mantuvo un encuentro de 90 minutos con Antza en la cárcel parisina, no obvia al final la pregunta del apoyo a la lucha armada. “Nos falta algo, Mikel. Un tema que hemos evitado en nuestras primeras cartas (…) Me refiero a la lucha armada, claro, y a tu implicación en ella. Tendremos que hablar de la parte fea, del dolor, tendremos que hacerle frente a esto. Creo que este momento que vivimos lo pide. Nos lo pide", expone en el filme Olasagasti.
Antza: "Esto nos ha transformado a todos. Alguien nos tendrá que enseñar cómo vivir en paz... cómo superar los odios y rencores entre vecinos"
Pero Antza, en lo que refleja el documental, esquiva el quid de la cuestión para enfocarla en las consecuencias de ese 'conflicto político' al que ha aludido históricamente ETA y sigue aludiendo en la actualidad la izquierda 'abertzale'. "Todos estamos heridos, aunque de baja intensidad. Esto nos ha transformado a todos. Alguien nos tendrá que enseñar cómo vivir en paz, cómo rehacer lo destruido, cómo superar los odios y rencores entre vecinos, dónde está nuestra verdadera identidad y nuestro verdadero ser", señala el histórico dirigente etarra. Antza, que en prisión ha sido interlocutor del colectivo de presos de ETA (EPPK), ha mostrado su apoyo a la estrategia emprendida por la izquierda 'abertzale' liderada por el también condenado por pertenencia a ETA Arnaldo Otegi, quien visitó al que fuera jefe de la banda terrorista en varias ocasiones durante su estancia en prisión.
El recorrido de 'Ventanas al interior' no estuvo exento de polémica desde sus primeros pasos, ya con la subvención de 9.000 euros otorgada por el Ayuntamiento de San Sebastián bajo el mando de EH Bildu. La concesión de esta ayuda pública generó una fuerte polémica hasta el punto de que la productora renunció a esta partida. Asimismo, el entonces delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo (PP), solicitó al fiscal de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, que impidiera la proyección del filme en dos pases privados en el Teatro Victoria Eugenia de la capital guipuzcoana. El Festival de Cine no incluyó el documental en su programación si bien el director del certamen, José Luis Rebordinos, negó haber recibido presiones políticas para no seleccionar el filme, en el que también participaron los directores vascos Mireia Gabilondo, Enara Goikoetxea, José Martínez y Txaber Larreategi.
Covite exigió la dimisión de la directora de EiTB por emitir el filme: el ente enmarcó la proyección en 'prime time' en el territorio de la "libre opinión"
Quien sí emitió el documental fue EiTB, que programó el filme un domingo de octubre de 2015 en horario de máxima audiencia. La emisión provocó la denuncia política del PSOE, PP y UPyD y de las asociaciones de víctimas, que acusaron al ente público de intentar "blanquear" la historia criminal de ETA y de "falsear la realidad" al presentar a los reclusos como "presos políticos". El colectivo de víctimas del País Vasco (Covite) exigió la dimisión de la directora general de EiTB, Maite Iturbe, quien replicó que el ente público no había participado en el proyecto y enmarcó la proyección del filme en "el territorio de la libre opinión y de los juicios de valor". Además, justificó que su emisión "en absoluto presupone que la dirección de EiTB comparta acríticamente todos sus contenidos". Por su parte, a la vista de la controversia generada, el Gobierno vasco se quiso desvincular de este documental, en el cual no participó de "ninguna manera", ni a "nivel de patrocinio, ni cobertura, ni con la participación efectiva de sus miembros en las entrevistas", según indicó su portavoz, Josu Erkoreka.
A finales de los 90, situado en el centro de la diana de las fuerzas policiales, el jefe del aparato político de ETA Mikel Albisu, Mikel Antza, buscaba en el sur de Francia un lugar en el que refugiarse junto a su pareja Soledad Iparragirre, Anboto, otra histórica responsable de la banda terrorista, cuando se presentó como periodista ante unos agricultores que alquilaban su caserío en la localidad de Salies de Béarn. Se hacia llamar Marc. Pero con el paso de las semanas, la intensa relación que entablaron con los propietarios les llevó a desvelar su verdadera identidad, hasta el punto de mostrar su disposición a marcharse si la situación era "demasiado dura" para ellos y amenazaba su plácida vida en la granja. Pero nada cambió tras la confesión. "En el día a día, en la convivencia, para nosotros no eran terroristas, no eran fanáticos", defiende Maryse Lavie, que reniega de "la imagen que se da siempre" a los terroristas.
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