Bildu se traga a Podemos y desbanca al PNV como primera fuerza municipal

107 ayuntamientos. Si Bildu fue el pasado 28-M la fuerza que más concejales consiguió en el País Vasco, este 17-J ha sido la que más alcaldías ha rubricado —un total de 145 si se tiene en cuenta las navarras—. El empuje de los radicales es incuestionable y ya enfilan el 23-J con el objetivo de ser, por primera vez en unas elecciones generales, primera fuerza en Euskadi. El cordón sanitario entre PNV, PSOE y PP funcionó, la entente arrebató a la coalición Vitoria y Durango. Nacionalistas y socialistas volverán a gobernar las tres capitales vascas, pero el balance para los primeros es amargo, los datos revelan el poderío de Bildu, capaz de disputarle su hegemonía.

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I. P. Chávarri

El PNV fue la fuerza más votada el 28-M. 322.373 sufragios, pero 86.000 menos que hace cuatro años. Los nacionalistas han cedido mucho poder local y ayer Arnaldo Otegi lo celebraba en Twitter a pesar de haber visto cómo se le escapaba Vitoria, Durango y Pamplona, convencido de que será un acicate para su electorado. "EH Bildu se consolida como primera fuerza municipalista: somos cada vez más y el #23J seremos más que hoy", escribió en la red social. Antes, consolaba al candidato en la capital navarra, Joseba Asirón, con un: "¡Hoy empieza todo!".

Al auge de Bildu han contribuido muchos factores, entre ellos la caída de Podemos —26.000 votos menos el pasado 28-M en Euskadi—. Los radicales han sabido pescar en el caldero de los morados, además de conseguir sus votos en varios ayuntamientos para hacerse con alcaldías hasta ahora en manos del PNV o el PSOE. Pasaia, Andoain, Sopela o Urduliz fueron algunos de los municipios que ayer cambiaron de Gobierno. A Podemos además lo ha noqueado con su estrategia de primar las batallas sociales y relegar las identitarias.

Bildu ha desplegado gran parte de la legislatura, tanto en el Parlamento vasco como en el Congreso de los Diputados, una estrategia centrada en enterrar el perfil más duro de la antigua Batasuna. Ha sido uno de los pilares en los que se ha apoyado el Gobierno de Pedro Sánchez y gracias a ellos han salido adelante leyes como la de vivienda o los decretos de la pandemia. El PSOE, aunque luego en campaña y ayer en la constitución de los ayuntamientos renegase de Bildu, les ha equiparado al resto de fuerzas, abriendo una puerta que en el País Vasco puede suponer escalar hasta la primera posición.

El cordón sanitario

Salvo un par de excepciones en pequeños municipios, el cordón sanitario de PNV, PSOE y PP fructificó. Los populares fueron decisivos para que los nacionalistas recuperasen Durango y los socialistas, Vitoria. Bildu habrá perdido dos importantes alcaldías, pero exprimirá el discurso de que no hay gran diferencia entre el PNV y el PP. La proclama, más allá de agitar a su propio electorado, puede arañar votos entre determinados sectores del nacionalismo vasco.

Uno de los focos de atención ayer en Euskadi era el Ayuntamiento de Labastida (Álava). El PP ganó en la localidad, pero PNV y Bildu tenían en su mano arrebatarle la alcaldía. No sucedió porque los nacionalistas decidieron el jueves que no presentarían a su candidato. El movimiento fue interpretado por Otegi como una forma de recompensar a los populares por las alcaldías de Vitoria y Durango. De ahí el vídeo ampliamente difundido por los radicales en redes sociales y en el que se puede ver a la portavoz del PNV en la localidad censurar a la dirección de su partido.

"Puede ser que Labastida se haya convertido en moneda de cambio para municipios y diputaciones de más peso político, pero la forma en la que el PNV ha orquestado las negociaciones nos han dejado sin margen para presentar un candidato. Y esto ha llenado a esta candidatura de impotencia, por no decir, asco. Nos desvinculamos total y absolutamente del partido que veníamos representando", censuró la edil en una intervención aplaudida por Bildu.

Una expresa de ETA, alcaldesa en Bermeo

La jornada de constitución de ayuntamientos dejó también la imagen de la llegada a la alcaldía de Ondarroa de la expresa de ETA Urtza Alkorta. Fue investida con los votos de su formación, EH Bildu, que el 28-M se hizo con la mayoría absoluta en la localidad. La nueva alcaldesa fue condenada en 2013 a cinco años de prisión por un delito de colaboración con la banda terrorista.

Alkorta ayudó a un comando "con algunas actividades de correo, información y acompañamiento", para lo que se desplazó a Francia en enero de 2008 para recibir un curso de adiestramiento y a su regreso realizó tareas de lanzadera en un coche de otro que trasladaba explosivos, según ratificó la sentencia del Tribunal Supremo por la que fue sentenciada.

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Agencias

Por su parte, los dos concejales de la coalición condenados por delitos de sangre no tomaron posesión de sus actas. La primera, Begoña Uzkudun, integraba la lista de Bildu en Errezil (Guipúzcoa). Fue condenada a 18 años de prisión por el asesinato del exconcejal de Azkoitia José Larrañaga Arenas, el 31 de diciembre de 1984. No acudió al pleno de constitución, al igual que Juan Carlos Arriaga, que formaba parte de la candidatura de Berrioplano, en Navarra.

Arriaga fue condenado en 1989 a 29 años de prisión por el asesinato en 1984 de Jesús Alcocer Jiménez. Los candidatos con delitos de sangre que figuraban en las listas electorales de EH Bildu se comprometieron a no tomar posesión de sus cargos "para contribuir a la convivencia y la paz" después de que el colectivo de víctimas del terrorismo Covite denunciara su inclusión en las candidaturas de los radicales.