Misión Región, el proyecto de 33 artistas que enseña un Madrid verde y lleno de caballos

"179 municipios, 17 fotógrafas y 16 fotógrafos en una misión fotográfica histórica". De esta forma se presentó el proyecto Misión Región, un trabajo que durante varios meses del 2022 mandó a 33 fotógrafos, residentes en Madrid, a tomar diferentes instantáneas de la Comunidad. La idea partía de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte que, emulando a las antiguas misiones fotográficas de mediados del siglo XIX, quería mostrar la realidad de la Comunidad de Madrid a través de la técnica del paisaje.

Para esta labor, que tenía también mucho de clasificación, y de función artística, los fotógrafos recorrieron los 179 municipios y los 21 distritos de Madrid, tomando diez instantáneas de cada lugar. A cada fotógrafo se le encomendaron seis zonas, por lo que han sido 1.190 fotografías de la región. Detrás había tres comisarios, la dirección artística contaba con Paco Gómez, la dirección científica con Mónica Luengo y la dirección técnica fue de David Rejano, que en aquel momento era el responsable del Área de Difusión y Educación Patrimonial de la Subdirección General de Patrimonio Histórico.

La muestra, que se presentó el año pasado en el centro de exposiciones de El Águila, ahora puede verse recorriendo Madrid gracias a la Red Itiner. Hasta el 10 abril estará en el Coliseo de la Cultura, en Villaviciosa de Odón, y posteriormente desfilará por Horcajuelo de la Sierra, Alpedrete, El Atazar, Soto del Real, Navalafuente y Villavieja del Lozoya.

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Diez fotografías por pueblo

"Misión Región es un proyecto que hace la Comunidad de Madrid. Uno de sus técnicos, David Rejano, que ya no está, había visto una exposición sobre las misiones fotográficas europeas en la Fundación ICO, y entonces se le ocurrió que se podía organizar algo parecido aquí", recuerda Gómez, más conocido como buscador y recolector de fotografías olvidadas y abandonadas. La historia de los Modlin, la excéntrica familia de artistas norteamericanos que vivió en Madrid en los últimos años del franquismo, y cuyo archivo fotográfico terminó por azares del destino en sus manos, es solo una de tantas colecciones con las que se ha ido cruzando a lo largo de los años.

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La idea de Misión Región giró alrededor del paisaje visto como patrimonio. De esta forma se diseñó una misión que fuera democrática, que cubriera todos los pueblos de la Comunidad de Madrid, e incluso se dimensionó el número de fotógrafos, que tenían que ser 33, "porque 33 por 6 daba el total de los pueblos y los distritos, la suma de los pueblos y los distritos de Madrid". Gómez, encargado del comisariado artístico, acotó el estilo de la fotografía y el tipo de fotógrafos, también el diseño de la exposición, otra de sus facetas más destacables.

Recibieron el encargo de dar forma a Misión Región: Ana Amado, Lucía Antebi, Juan Baraja, Teo Barba, Jonás Bel, Alfredo Cáliz, Carma Casulá, Laura C. Vela, Nicolás Combarro, Susana Girón, Paco Gómez, Beatriz S. González, Jorquera, Julio López Saguar, Manuela Lorente, Carlos Luján, Fernando Maquieira, Fernando Maselli, Adriana Martínez, Laura M. Lombardía, Elisa Miralles, Ana Nance, Eduardo Nave, Sofía Moro, Carla Oset, María Primo, Miren Pastor, Rafael Trapiello, Adrien Tyler, Juan Valbuena, Antonio Xoubanova, Montse Zamorano e Irene Zottola.

"Cada fotógrafo tenía la misión de fotografiar seis pueblos que ya estaban otorgados de antemano, repartidos en función de cada fotógrafo", señala Gómez. "Cada uno tenía que entregar diez fotos por pueblo, y esas diez fotos se entregaron a un fondo que se creó, un fondo fotográfico de la misión que es de un municipio que está albergado en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid". La exposición que está itinerando cuenta con una selección de más de 60 instantáneas del proyecto.

"Para la selección, quise elegir a gente que hubiera trabajado ya en paisajes", confiesa. "También que tuvieran relación con la arquitectura. Hay muchos de los fotógrafos que tenían un pasado de arquitectura o que habían trabajado con el paisaje. Y me gustó también rescatar a grandes ídolos que yo creía que no habían sido valorados, como Julio López, que era una persona que yo admiraba, pero que nunca contaba en ninguna de estas iniciativas".

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Un Madrid verde y diverso en paisajes

Gómez, Luengo y Rejano les transmitieron a los artistas que debían "alejarse de la fotografía personal que les caracterizaba y tenían que poner sus ojos en el paisaje como fotógrafos expertos, pero nuestra mirada no se tenía que imponer al paisaje, teníamos que deambular por él, intentar buscar aquellas imágenes que mejor lo representasen".

Todos supieron adaptarse, "convertirse en una pieza del puzzle". Al final, algo que puede parecer malo a primera vista, que todos parezcan los mismos fotógrafos, permite una uniformidad que todo el mundo puede reconocer. "Al estar todos los pueblos igual de representados en el número de imágenes —es decir, vale lo mismo un pueblo de 200 habitantes que el distrito centro de Madrid— pues lo que predomina en las imágenes es mucho campo", destaca de un trabajo plagado de verde, ambiente fabril, montañas y muchos animales, entre ellos caballos. "Cuando tú te imaginas Madrid, te imaginas una zona superpoblada, pero al estar equilibradas todas las fotos, lo que destaca es la agricultura, la ganadería y el campo".

Las fotografías, de algún modo, eran partícipes de la rica representación con la que cuenta Madrid. Una diversidad biológica notable, con multitud de superficie forestal, y que da visibilidad a todos aquellos pueblos y gentes del otro 70% de la Comunidad. Un 93,5% de la población total se concentra en un 33,5% de la región. Y pueblos al norte, como son Patones, Berzosa del Lozoya o Canencia, con un 1% de población, se distribuyen en el 42% del territorio. "Te sorprendía la diversidad y los tipos de paisaje que había, alta montaña, llanuras, valles, zonas industriales", enumera.

Paco Gómez, el Indiana Jones de la fotografía

Aprovechando que le tenemos al teléfono, también le preguntamos por sus próximos trabajos. "Dentro de poco va a salir una reedición de los Modlin", desvela. "Siempre la gente me pedía los Modlin 2, y yo no quería hacerlo, porque me parecía que el libro ya tenía su estructura y había funcionado muy bien. Era un poco difícil romperlo. Así que al final he añadido unos capítulos finales donde se narra qué ha pasado en estos diez años desde que salió. Son como cuatro ampliaciones que aparecen al final del libro".

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¿Y cómo ve El Rastro, donde cada fin de semana acude en busca de algún nuevo descubrimiento? "El rastro tiene dos partes muy diferenciadas, una que está hacia la izquierda de Rivera de Curtidores y otra hacia la derecha. Lo que me interesa es la parte de la derecha, que es donde acaban desembocando todas las historias de Madrid. Todos los desahucios, todas las muertes, todo lo que la sociedad desecha acaba allí. A mí me interesa la parte de la fotografía".

Para Gómez, El Rastro es algo único, digno de verse y conocerse si no se ha hecho, sobre todo esa parte rendida a los montones de cosas y la chamarilería. "A pesar de los años que han pasado, de lo que se ha gentrificado la ciudad, es un sitio que aún guarda su esencia. Apenas ha cambiado. Los personajes que hay allí son los mismos de hace años", dice, aunque termina lamentándose. "La verdad es que no aparece tanto material de España. La mayoría de lo que viene es de Francia. Pero en estos dos o tres años estoy encontrándome con la historia de la fotografía, tirada por el suelo y a bajo precio".