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¿Móstoles, ciudad de vacaciones? Los talleres que resucitan la Costa Marrón
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¿Móstoles, ciudad de vacaciones? Los talleres que resucitan la Costa Marrón

Las diferentes actividades dieron comienzo en octubre del año pasado y se celebran a razón de una al mes. Hoy martes, tendrá lugar la cuarta, que quiere tratar los usos de los centros comerciales

Foto: Uno de los escenarios de ocio de la periferia madrileña. (Cedida)
Uno de los escenarios de ocio de la periferia madrileña. (Cedida)

Se dice que el término Costa Marrón apareció a mediados de los ochenta, cuando el paro asoló a la zona sur de Madrid y las familias de aquellos trabajadores no podían permitirse ni unas simples vacaciones. Es en esos años, en los que la Costa del Sol y la Costa Brava formaban parte del vocabulario popular, cuando los habitantes de Alcorcón, Fuenlabrada o Leganés responden, ante la pregunta de dónde veraneaban ese año, con un sencillo:

— En la Costa Marrón

— ¿Y dónde está esa costa?

— Entre Móstoles y Alcorcón

O alguna de las otras ciudades donde uno viviese de la zona sur y Alcorcón. Por aquello de hacer una rima fácil y sonora. Ahora es el CA2M quien rescata esta acepción para incluirla dentro de sus talleres de Ciudad Sur, donde han invitado al colectivo La Liminal y a la artista Irene de Andrés. Ellas, junto a la relatora Blanca Sotos, recorren Móstoles y sus alrededores para preguntarse qué representa el ocio y el turismo en el cinturón sur madrileño.

"En esta tercera edición nos aproximaremos a Móstoles a modo de guías posturísticas para recorrer juntas una serie de arquitecturas compuestas por capas de tiempo, vivencias y experiencias en torno a eso que llamamos tiempo libre, a partir de una propuesta de experimentación compartida en la que la ciudad dormitorio se convertirá en la ciudad de vacaciones", comentan como principio introductorio. "El ocio, ese tiempo que llamamos libre, es uno de nuestros mayores objetos de deseo, un lugar donde nos entregamos a experiencias —vividas o proyectadas— asociadas con el disfrute".

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el edil de Urbanismo, Borja Carabante, en una imagen de archivo. (EFE/Fernando Alvarado)

Para Estrella Serrano, jefa de Actividades de la institución museística, Ciudad Sur es "un espacio de experimentación compartida que, tomando a Móstoles como punto de partida, quiere indagar en las muchas caras y las muchas riquezas que generan sentimiento de pertenencia en las ciudades de la corona metropolitana de Madrid".

Y apunta sobre esta tercera edición, donde todo gira alrededor del tiempo libre y el ocio, que se abordarán "desde los intentos fallidos de situar a Móstoles como un foco turístico que utiliza el levantamiento del Dos de Mayo como reclamo identitario de esta población, a la evolución de los criterios urbanísticos, políticos y sociales que han ido construyendo este paisaje de infraestructuras del ocio en esta ciudad".

Del centro comercial a la España de las piscinas

Las diferentes actividades dieron comienzo en octubre del año pasado y se celebran a razón de una al mes. Hoy martes, tendrá lugar la cuarta, que quiere tratar los usos de los centros comerciales. "En esta sesión de Ciudad Sur os proponemos construir tu propia aventura, y para ello nos iremos al X-Madrid, un espacio pensado para satisfacer un amplio abanico de deseos en todos los formatos de ocio que podamos imaginar (y pagar)", comentan.

Irene de Andrés, cuyas últimas investigaciones tratan sobre los sistemas de adoctrinamiento de las dictaduras fascistas a través del ocio, comenta cómo en estos recorridos rápidamente aparece el problema de la vivienda. "Sabemos que el turismo conlleva un desplazamiento", dice. “Los vecinos nos hablan de que hacen falta plazas públicas, nos hablan de las luchas vecinales de Móstoles, del precio de la vivienda, que no es solo el turismo, es la especulación más salvaje, ligada al turismo también”.

Y Yolanda Riquelme, de La Liminal, cuyos paseos también se realizan fuera del centro de la ciudad, visitando pueblos como Buitrago de Lozoya, Cenicientos o Manzanares el Real, destaca la enorme privatización del espacio. "También se echa en falta más cultura de lo colectivo y del tejido social. Aunque siempre tengo que decir que dentro de esto, aunque es verdad que cuando nos ponemos a hablar de qué hubo y qué hay, pues muchas veces desde esta perspectiva crítica, tenemos esta sensación de que, bueno, todo ha ido a peor, sí que también buscamos con las propuestas y con los debates orientarnos a pensar en alternativas, posibilidades y construir desde otros lugares", indica.

Foto: Render del futuro barrio de Los Ahijones. (Cedida)

Uno de los invitados recientes a estas actividades ha sido Jorge Dioni, autor de La España de las piscinas y El malestar de las ciudades, dos obras que sirven para ejemplificar todo lo que está ocurriendo en muchas de las poblaciones más al sur de Madrid. "En este país, el ladrillo ha sido consagrado como una piedra mágica que otorga prosperidad, seguridad y felicidad", señalan. "Esta fábula funciona en varias direcciones, por un lado, llena los bolsillos de promotores e inmobiliarias; por otro, ofrece a las personas que compran muchas de las nuevas viviendas algo que va más allá de una mera residencia. Porque casi como una agencia de viajes que nos ofrece vivir grandes experiencias en un destino de ensueño, las inmobiliarias venden un lugar que es mucho más que una casa, es una promesa de ascenso social formada por ladrillo, césped, cloro y gresite".

Ese concepto de viaje de ensueño lo comenta Blanca Sotos, encargada de la relatoría, que probablemente termine con una serie de textos donde se recojan diferentes experiencias sobre este uso del turismo y el ocio. "A Irene la he invitado, también a familiares que han venido de aquellas personas que organizan las sesiones", apunta. "Me parecía interesante recoger todas las visiones. Una cosa muy bonita, por ejemplo, de la primera sesión en la que hablaban de turismo, fue que nos paramos delante de una agencia de viajes". Todo eran fotos de palmeras con cocos, playas y paisajes paradisíacos. "Y una de las personas que vino nos contaba que en los años sesenta lo paradisíaco era conocer el mar, que había mucha gente que no había ido nunca, que no había viajado a otros países, sino que no conocía el mar. Y me parecía una idea muy bonita, como pensar que detrás de Móstoles está el mar".

Aparte de la sesión de hoy, aún están por celebrarse tres más: 12 de marzo, 16 de abril y 7 de mayo de 2024. Para esta solo hay que estar en la estación de Cercanías de Las Retamas a las 17:45 horas, a la salida de los tornos.

Se dice que el término Costa Marrón apareció a mediados de los ochenta, cuando el paro asoló a la zona sur de Madrid y las familias de aquellos trabajadores no podían permitirse ni unas simples vacaciones. Es en esos años, en los que la Costa del Sol y la Costa Brava formaban parte del vocabulario popular, cuando los habitantes de Alcorcón, Fuenlabrada o Leganés responden, ante la pregunta de dónde veraneaban ese año, con un sencillo:

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