La vecina de Tenerife a la que le han montado un 'camping' en la azotea del edificio: "Esto es un calvario"

Muchos canarios han decidido en los últimos años cambiar la condición su vivienda de residencial a vacacional. Detrás de esta permuta hay una premisa clara: intentar sacar el máximo rédito económico a su hogar alquilándolo a turistas. La cara B de esta tendencia es, sin embargo, la que provoca que Canarias tenga un problema de vivienda creciente. Santa Cruz de Tenerife lleva experimentando esta situación desde hace meses y cada día se agrava más. Uno de los últimos ejemplos, y quizá uno de los más sangrantes, está en un edificio de dos plantas de la calle Castellón de La Plana, en la capital tinerfeña, cuya azotea se ha convertido en un camping de tiendas de campaña al que peregrinan turistas de todas partes del mundo.

"Centro de tiendas de campañas", es el reclamo que se puede leer en una plataforma digital donde, por 12 euros la noche, puedes reservar una parcela de esta azotea. Los servicios de la oferta incluyen que, si tienes que ir al baño o usar la cocina, puedas bajar a la vivienda de la segunda planta, que está considerada como "zona común", y que es propiedad de la persona que ha puesto los anuncios. Se trata de una ciudadana extranjera que no reside allí.

El reclamo en el portal turístico advierte que, si el cliente prefiere un techo y no una tienda de campaña, las habitaciones de la segunda planta del inmueble también se pueden alquilar. De hecho, se puede elegir si se quiere compartir la estancia o no con otras personas. El precio de una "habitación privada con cerradura y aseo compartido", en este caso, oscila entre los 40 y 60 euros en función del día.

María Rosa Sánchez es la otra propietaria del inmueble. Tiene su casa en la primera planta y es quien padece a los turistas que allí llegan por los anuncios de su vecina. Está desesperada y no duda en catalogar esta situación como "el calvario de su vida". Asegura que lleva casi dos años aguantando un constante ir y venir de personas "de todo tipo" en su escalera: "A cualquier hora tocan el timbre o intentan romperle la puerta".

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La odisea comenzó en 2022 cuando aquella ciudadana extranjera adquirió la vivienda de la segunda planta. En un principio, y sin conocer sus intenciones, ambas se ponen de acuerdo en repartir el espacio disponible en la azotea, al tratarse de una zona común del inmueble. Sin embargo, un día, un aviso marcó un punto de inflexión: "Los vecinos del edificio aledaño comenzaron a denunciar que había personas que saltaban a sus azoteas y que intentar robar. Entonces, un día, subí y me di cuenta de que había tiendas de campaña en toda la azotea", rememora Sánchez.

Tras una primera visita de la Policía Local, según comenta la vecina, los agentes abandonan el lugar porque "no vieron mayor problema". Como sostiene esta tinerfeña, no dio crédito ante aquello y denunció sentirse "desamparada por parte de todas las administraciones".

Menores empadronados

Hoy, tras una denuncia interpuesta hace pocos días y una nueva visita policial, se ha constatado el empadronamiento en el lugar de una persona extranjera, que no tiene DNI, junto a dos menores. "La mujer que vive en esta tienda de campaña -señalando a la más grande de las tres que había en la azotea- justificó su censo en este lugar y alegó que estaba esperando la escolarización de los más pequeños", manifiesta Sánchez.

Lo cierto es que las condiciones son insalubres en un recinto donde defecan al lado de las tiendas y, según ha podido comprobar este diario, el mal olor es evidente. "Hace pocas horas, la Policía accedió al interior de la vivienda y comprobó el estado de insalubridad que presenta", añade esta mujer.

Esta situación, sin embargo, también queda reflejada en los comentarios de los usuarios en la plataforma digital de alquiler donde se ofrecen las tiendas de campaña. Allí se puede leer, en el apartado de reseñas, que la vivienda se encuentra "en un estado de suciedad lamentable, descuidada, con restos de comida en la nevera, y en los muebles de la cocina. También tiene esponjas usadas en el baño y una cortina marrón de la suciedad", reza una reseña. Otra, es incluso más explícita: "Lo que nos llamó la atención es que había un retrete en el patio de luz. La cocina tenía cucarachas. En definitiva, la casa no está en condiciones para ser alquilada".

"La cocina tenía cucarachas y, en definitiva, la casa no está en condiciones para ser alquilada"

No son las únicas reseñas negativas, porque otro usuario incluso apunta que se trata de una vivienda "con muchísima gente, desordenada y con la cocina muy sucia. Ruido, fiesta y colchones por el comedor con personas durmiendo... La habitación estaba limpia y eso es lo único positivo".

Precisamente dos inquilinos que salían en el momento en el que se visitó el inmueble por parte de este periódico corroboraron la falta de limpieza de la vivienda de la segunda planta, que sirve como zona común de los acampados en las tiendas de la azotea. Se trataba de dos chicos jóvenes, uno peninsular y otro alemán, de apenas 30 años, que desconocían el alquiler de tiendas de campaña en la azotea. "Nosotros buscamos en internet alojamientos en Santa Cruz y vimos que el más barato era este, pagamos 40 euros por una habitación aquí, estaba limpia y no tenemos quejas, todo lo contrario", comenta el joven.

"Sentimos lo que están viviendo los vecinos en la azotea, pero nosotros no sabíamos nada"

"Sentimos lo que están viviendo los vecinos en la azotea, pero nosotros no sabíamos nada. Hemos dormido una noche y ya nos vamos durante una semana a recorrer la Isla de mochileros", dicen los dos turistas mientras abandonan el edificio y compran algo de fruta en el establecimiento de enfrente.

Por su parte, desde la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, ya se ha ordenado al cese de esta actividad ilegal y advierten que la sanción a la que se enfrenta la propietaria de la vivienda de la segunda planta y promotora de este "alquiler" oscila entre los 15.000 y 30.000 euros.

"No podemos permitir este tipo de actuaciones en nuestro municipio, máxime cuando se realizan sin ningún tipo de autorización", ha criticado José Manuel Bermúdez, el alcalde del municipio. Por su parte, la concejal de área, Zaida González, ha admitido en una entrevista en Cope que "es una situación surrealista porque se trata de una actividad clandestina donde está haciendo, francamente, lo que le da la gana". Asimismo, ha reconocido que "es complejo porque no hay normativa clara a nivel civil que le permita denunciar esta situación, lo que hace que le quede un largo vía crucis con su vecina".