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De Canarias a China, Jerusalén o Emiratos: los timples artesanos que conquistan el mundo
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De Canarias a China, Jerusalén o Emiratos: los timples artesanos que conquistan el mundo

Un pequeño taller en el norte de Tenerife fabrica instrumentos musicales como timples o cuatros venezolanos que se envían a los lugares más recónditos del mundo

Foto: El instrumento por dentro. (Cedida)
El instrumento por dentro. (Cedida)

Canarias tiene una multiculturalidad fruto su posición geográfica, clave al situarse entre varios continentes. Eso también aplica a la música. Instrumentos como el cuatro venezolano, el charango o el cuatro puertorriqueño cada vez son más comunes en los grupos folclóricos en el archipiélago. Sin duda, el que más define a las Islas –con un sonido característico y agudo– es el timple canario. Aunque en sus comienzos se tocara con cuatro cuerdas, singularidad que aún recuerdan los más mayores, se trata de un artefacto algo más pequeño que una guitarra, con cinco cuerdas y que se puede tocar rasgueado o punteado.

Los luthieres, o artesanos de la madera, son los encargados de darle forma gracias a troncos o láminas de moral, caoba, cedro o palosanto. En un pequeño taller en el municipio de Los Realejos, en el norte de Tenerife, José Manuel Baritto, un venezolano afincado en las Islas desde hace más de 15 años, construye este instrumento que ya ha traspasado fronteras porque no solo vende a Europa, sino también a China, Japón, Dubai o Estados Unidos.

Un círculo curioso porque, por ejemplo, la madera se trae de Canadá y, por casualidades de la vida, regresa a ese mismo país hecho timple. Baritto cree que el secreto del éxito está en los grandes timplistas de Canarias y en crear buenos instrumentos a un coste asequible. "Sigue funcionando el boca a boca, si los que tocan hablan bien del instrumento y lo usan en conciertos, la gente al oírlo querrá uno", recalca.

placeholder José Manuel Baritto, en su tienda. (L.M)
José Manuel Baritto, en su tienda. (L.M)

En su caso, además de esto, se ponen en contacto con él a través de las redes sociales y su página web. "La globalización y las nuevas tecnologías permiten que en cuestión de minutos ya estén hablando contigo y gestionen, de manera privada, los instrumentos que quieren porque muchos eligen la madera y unas características específicas", señala. Este artesano comenta con humor que, debido al cambio de hora, muchas veces se despierta sobresaltado porque "igual a las cuatro de la madrugada suena el teléfono y es alguien de Tailandia o Estados Unidos solicitando información para encargar un cuatro venezolano o un timple".

Baritto reconoce que hay instrumentos suyos por todas partes del mundo, Argentina, Chile… porque "el canario se va fuera, echa de menos un timple, lo compra e incluso lo tocan y crean escuelas allí donde estén". Recuerda dos de las llamadas que más le han impactado, la de un venezolano que vive en Australia y la de un suizo que no habla español, sino que habla inglés y "tienen que comunicarse a través de traductores". Precisamente ese cliente suizo le compró en una llamada 25 cuatros venezolanos y, anualmente, sigue adquiriendo instrumentos.

Pedidos sin fronteras

Los encargos no cesan e incluso ya tiene un pedido en trámite para Jerusalén. "En este caso, es un uruguayo que quiere llevar instrumentos y estamos aún en negociaciones", alega con algo de ilusión. "Depende de la distancia el tiempo que tarda en llegar los instrumentos. Lo hago a través de Correos, que realiza el envío a cualquier parte del mundo sin roturas ni desperfectos", añade.

La lista de espera es larga para comprar un instrumento aunque siempre se guarda alguno en la recámara para quien viene de última hora buscando alguno. Porque la maquinaria apenas para en este taller de un venezolano que un día de verano se enamoró de Canarias, decidió vivir en Tenerife y ahora su nombre y el sonido de sus instrumentos dan la vuelta al mundo.

Canarias tiene una multiculturalidad fruto su posición geográfica, clave al situarse entre varios continentes. Eso también aplica a la música. Instrumentos como el cuatro venezolano, el charango o el cuatro puertorriqueño cada vez son más comunes en los grupos folclóricos en el archipiélago. Sin duda, el que más define a las Islas –con un sonido característico y agudo– es el timple canario. Aunque en sus comienzos se tocara con cuatro cuerdas, singularidad que aún recuerdan los más mayores, se trata de un artefacto algo más pequeño que una guitarra, con cinco cuerdas y que se puede tocar rasgueado o punteado.

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