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Los Torreznos, los 'performers' sonoros que se atreven a reinterpretar la primera película muda de la historia
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Los Torreznos, los 'performers' sonoros que se atreven a reinterpretar la primera película muda de la historia

El dúo, que lleva trabajando en Madrid desde hace más de 30 años, presenta una de sus piezas más controvertidas en El Cine Rev[b]elado, plataforma inquieta y disruptiva comisariada por los hermanos Piñuel

Foto: Los Torreznos en CA2M. (Cedida)
Los Torreznos en CA2M. (Cedida)

Jaime Vallaure y Rafael Lamata trabajan juntos desde hace 33 años. Son, sobre todo, dos amigos que hacen performance. Dos de los más grandes performers del último cuarto de siglo. Su nombre, Los Torreznos, algo sonoro, casual y estrambótico, lo han llevado por museos, teatros y festivales de arte, entre ellos la prestigiosa Bienal de Venecia del 2007, comisariada por Alberto Ruiz de Samaniego, donde realizaron cinco acciones presenciales, tres piezas de vídeo y una de audio en el pabellón español de la cita italiana.

Este domingo presentan una de sus piezas más singulares, Cuarenta y seis segundos. Un estreno mundial, encuadrado dentro del ciclo El cine rev[b]elado, que se celebra en el CA2M, y que pretende reinterpretar la primera película de la historia del cine, La salida de los obreros de la fábrica (La sortie de l'usine Lumière à Lyon), del año 1895, filmada por los hermanos Lumière. "A través de la locuacidad y el texto performativo, Los Torreznos llevarán esta famosa película a su territorio, reflexionando sobre el hecho cinematográfico a través de la palabra y el relato cinematográfico más allá de la imagen", dicen fuentes de la institución, que hace una década les dedicó una amplia retrospectiva.

Foto: Uno de los escenarios de ocio de la periferia madrileña. (Cedida)

Cuatrocientos setenta y tres millones trescientos cincuenta y tres mil ochocientos noventa segundos, fue el título de la exposición y el tiempo que Los Torreznos llevaban trabajando juntos —con ese nombre específico, ya que ellos llevaban más tiempo colaborando entre ellos—. "De alguna manera, se presentó a Los Torreznos como si a lo largo de esos quince años hubieran realizado una única pieza, la de contar desde 1 hasta 473.353.890. Como si hubieran empezado a contar en el mes de febrero del año 1999 y hubieran seguido sin parar, día y noche, en una performance de quince años", contaba esos días el comisario de la exposición, Ferran Barenblit, que también fue director del museo entre 2008 y 2015.

Operando sobre el medio

"Yo creo que había dos elementos en el por qué hacer una retrospectiva en el 2014", recuerda ahora Barenblit desde su actual residencia, en Barcelona, donde llego también a ser director del MACBA y comisario otra muestra de arte de acción donde los incluyo, y que tenía por título: Acción. Una historia provisional de los 90. "Una, por ellos mismos obviamente. Y otra por el poner a prueba los límites de la institución, porque fue una expo que siendo una exposición que se planteaba como una exposición individual, que jugaba con esa institución que en ese momento era tan nueva todavía, también por lo de desplazar de alguna manera el lugar".

placeholder Los Torreznos en CA2M. (Cedida)
Los Torreznos en CA2M. (Cedida)

Aquel trabajo ponía a prueba a la institución y reconocía toda una vida dedicada a una disciplinada muy poco estudiada. Solo los nombres de artistas como Isidoro Valcarcel Medina o Esther Ferrer han ocupado un hueco de importancia dentro del universo del arte. Los Torreznos, desde Madrid, y desde 1999 oficialmente, han pretendido ir un poco más allá con sus piezas, que investigan alrededor del lenguaje y del propio miedo.

Óscar Abril Ascaso, uno de los principales historiadores del arte de acción, coge el teléfono antes de subirse al metro barcelonés, y señala eso mismo: "Para mí hay un algo muy idiosincrático en toda su trayectoria, el operar sobre el resorte del sentido. Operar sobre los mecanismos que articulan aquello sobre lo que tratan. De alguna manera, ellos son unos deportistas, unos futbolistas, que trabajan sobre las propias reglas de juego". Y cita el trabajo de Jaime González de Aledo, que llegó a formar un equipo de waterpolo en la década de los sesenta, pero que no compite sino que se dedicaba a hacer ejercicios coreográficos sobre el agua.

Foto: Paloma Fang, la empresaria tras el grupo gastronómico Bellaciao. (Cedida)

"Inicialmente, el grupo diseñó una serie de acciones que se perpetrarían en una cancha de baloncesto para lo cual formaron un equipo federado, que participaba en la liga oficial y que desarrollaba una estrategia de juego totalmente disparatada que previamente se había diseñado Las acciones de Acuassión, por supuesto, no eran en absoluto comprendidas por los espectadores del baloncesto y el mismo equipo decidió cambiar las canchas por las piscinas y creó un equipo de waterpolo", recordaba sobre el periplo artístico de esta singular agrupación la historiadora Beatriz Alegre.

El hecho de que este deporte sólo tuviese una categoría en España supuso que el equipo Acuassión participase en la primera división de waterpolo y que se enfrentase a equipos como el Canoe. "Los artistas/deportistas llevaban a cabo sus estrategias de juego en las piscinas, ante el asombro de los espectadores y la justa indignación de sus oponentes que a menudo abandonaron el juego".

Performar es contar

Volviendo a Los Torreznos y a esa manera tan especial de interpretar la performance, Barenblit también destaca como la generación de Los Torreznos actuó "como una forma de resistencia, de reacción, ante unos años 80 que fueron totalmente conservadores, más que conservadores, reaccionarios. Y que plantearon una resistencia que consistía en mirar no a los artistas de éxito de los ochenta, sino a aquellos que en los ochenta precisamente estaban más en los márgenes, esos conceptuales, 20 años mayores que ellos".

placeholder La visita guiada de Los Torreznos. (Cedida)
La visita guiada de Los Torreznos. (Cedida)

La duración en el tiempo de su trabajo, su mirada desprejuiciada, y un cierto tono de humor, también ha sido de ayuda. "Ellos llevan desde principios de los noventa trabajando en el ámbito del arte de acción, de la performance, y se han mantenido hasta hoy", apunta Abril Ascaso. "Yo creo que esa longevidad, en su persistencia, de seguir trabajando, de seguir activos, evidentemente les sitúa en unas coordenadas muy valorables al respecto de su propia participación en este ecosistema".

Sin embargo, el mezclarse con géneros y diferentes públicos, abrazar la ironía y el absurdo, en un contexto de dramaturgia escénica, "les ha abierto las puertas a un tipo de público que va más allá del estrictamente interesado en el arte visual y el arte contemporáneo", cometa Abril Ascaso. "La popularidad que actualmente tiene el humor como entretenimiento popular en el contexto del tardo-capitalismo contemporáneo, les hace estar cómodos en la confluencia de dos lecturas, una más metartística y otra más popular". Y en las dos se sitúan perfectamente. Solo hay que echar un vistazo a los videos que hay colgados en las redes o asistir a algunas de sus acciones. Este domingo, a partir de las 18:30, hay ocasión de disfrutarlo in-situ. En vivo, como también les gusta decir a ellos.

Jaime Vallaure y Rafael Lamata trabajan juntos desde hace 33 años. Son, sobre todo, dos amigos que hacen performance. Dos de los más grandes performers del último cuarto de siglo. Su nombre, Los Torreznos, algo sonoro, casual y estrambótico, lo han llevado por museos, teatros y festivales de arte, entre ellos la prestigiosa Bienal de Venecia del 2007, comisariada por Alberto Ruiz de Samaniego, donde realizaron cinco acciones presenciales, tres piezas de vídeo y una de audio en el pabellón español de la cita italiana.

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