Condenan a un cadete del Ejército por violar a una compañera en un trío: "Me trataron como un trozo de carne"

"Me trataron como un trozo de carne, como una puta, como un juguete". Así se sintió la alumna de la Academia Militar General del Ejército, en Zaragoza, después de que dos compañeros mantuvieran sexo no consentido con ella en las duchas de una camareta. La sentencia judicial a la que ha tenido acceso El Confidencial considera probado que ella “permaneció paralizada, bloqueada e inerme sin llevar a cabo reacción alguna”. Al terminar, los dos cadetes se marcharon y la mujer se quedó “sola y desnuda en la ducha”. El Tribunal Supremo ha resuelto condenar uno de los dos hombres a tres años de cárcel, pero el otro ha resultado absuelto.

La sentencia la dictó la semana pasada la Sala de lo Militar del alto tribunal. Los tres eran alumnos de primer año en la Academia Militar General en 2021. Ella tenía una relación sentimental con el único condenado, quien un día le propuso hacer “un trío” con el otro compañero. Aunque a la víctima le sorprendió la propuesta, accedió después de tener una videollamada con ambos. Hasta cuatro compañeros más, varones todos, escucharon aquella conversación, según la sentencia. Todos pudieron escuchar como la víctima usó expresiones como “vais a flipar” u “os voy a dejar secos”.

"La cadete entró en un estado de bloqueo que imposibilitó ningún tipo de reacción"

El encuentro sexual iba a tener lugar el 11 de abril de 2021 en un hotel, pero el día antes la cadete ya práctico sexo oral con los dos acusados. Fue en la camareta que compartían ambos y otros alumnos más. Al día siguiente solo se presentó su novio en el hotel, por lo que el trío tuvo que posponerse a otro día. “El otro alumno se excusó por motivos académicos, siendo recriminada esa falta de asistencia por la cadete”, dice el relato de hechos probados.

La siguiente cita siguiente fue once días después. Los dos cadetes contactaron con su compañera de madrugada para culminar lo que tenían pendiente y ella regresó a la camareta. Pero al llegar, se encontró con los dos chicos y con otros seis cadetes más de la Academia. Según relata la sentencia, todos sabían por qué estaba ella ahí y empezaron los comentarios vejatorios. La sentencia recoge al menos uno de ellos: “Si viene el alférez, te metes debajo de la mesa y me haces un trabajillo”.

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La víctima le dejó dicho minutos antes a una compañera que no le apetecía el encuentro, pero aun así acudió. Luego le escribió varios mensajes a esa misma compañera: “Tía, qué vergüenza, lo estoy pasando fatal, se están riendo de mí un poco”. Los jueces concluyen que “ese ambiente provocó que la cadete tomara la determinación de no mantener esa noche relación sexual de ningún tipo”. Le dijo a su novio que se quería ir, que en ese momento no quería hacer nada. Pero él la tomó del brazo -"sin necesidad de emplear fuerza alguna"- y se la llevó a las duchas.

Al menos tres veces dijo que no

Hasta en tres ocasiones ella le dijo que no quería hacer nada esa noche, pero él le insistió para que se quedase y hacer aquello para lo que había acudido. Entonces apareció el otro, que cerró la puerta y apagó la luz, “momento en el que la cadete entró en un estado de bloqueo y desconcierto que imposibilitó ningún tipo de reacción, adoptando una actitud de sometimiento y pasividad y abstrayéndose de todo lo que sucedía a su alrededor”. Ambos la penetraron vaginalmente.

“Al retirarse a su camareta, la cadete fue consciente de lo que le había sucedido, se echó a llorar y no durmió en toda la noche”, añade la sentencia. Sus compañeras de camareta detectaron en ella un cambio de ánimo y que “pasaba las noches llorando”, por lo que le animaron a dar cuenta a sus superiores. En la causa constan los mensajes que ella se intercambió con el condenado.

“Me tomasteis por una puta, me tratasteis como tal (...) Delante de los de la camareta y luego en la ducha”, le escribió ella. Él le replicó que al terminar “parecía” que estaba bien: “Dijiste que a él le ponías un nueve y a mí me diste un beso”. A eso ella contestó que “muchas veces, al igual que en las familias, hay que hacer el paripé y hacer como que todo está bien, aunque no sea así”.

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Los jueces creen que, “a la vista de las relaciones existentes” entre el cadete y la víctima, “nada lleva a considerar la existencia de posibles móviles negativos de resentimiento, odio o venganza, que debilitase la credibilidad de la versión acusatoria”. El Tribunal Supremo ha condenado al cadete que tenían con ella la relación previa a cuatro meses de cárcel por un delito contra los derechos fundamentales de los militares en su modalidad de abuso sexual, recogido en el Código Penal Militar.

Ausencia de consentimiento

A eso le suma a otros dos años y ocho meses de cárcel por un delito de abuso sexual, en virtud del artículo 181.4 del Código Penal. “De los hechos probados –dicen los jueces de la Sala Militar del Supremo– se desprende la ausencia de consentimiento por parte de la cadete para mantener relaciones sexuales al manifestarle expresamente su oposición, aunque ello no le impidiera continuar con su propósito”

La condena no es más alta porque los jueces han tenido en cuenta dos atenuantes por confesión y por reparación del daño. Ya en la sentencia de instancia, confirmada ahora por el Supremo, impuso al condenado una indemnización de 15.000 euros que ya abonó sin esperar a una posible absolución en el alto tribunal. En cuanto a la atenuante de confesión, el relato de hechos de la sentencia afirma que los dos cadetes se pusieron en contacto con su superior y le contaron lo sucedido en las duchas de la camareta. Ya en ese relato, ambos admitieron que las relaciones sexuales “podían no ser consentidas”.

Los dos cadetes se pusieron en contacto con su superior y le contaron lo sucedido. Admitieron que las relaciones "podían no ser consentidas"

La víctima también recurrió la sentencia –con el apoyo del fiscal– al entender que “no es razonable” la absolución del segundo cadete acusado. Su argumento es que, si bien pueden existir dudas de si con el segundo también se negó expresamente, tampoco le llegó a decir en ningún momento que sí quería tener relaciones sexuales. No obstante, en este caso, el Supremo avala los argumentos de la sentencia de instancia, dictada en noviembre de 2023 por el Tribunal Militar Territorial Tercero, que absolvió al segundo alumno por el concepto de ‘in dubio pro reo’, es decir, que si existen dudas, no se puede imponer castigo.

Los dos acusados fueron representados por el abogado Antonio Suárez-Valdés. Según sostiene, "se pudo lograr la absolución del segundo al no haberse podido acreditar que conociera de ningún modo la negativa de la mujer a mantener dichas relaciones".