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El gran problema que esconde el fuego de Tenerife: "Los incendios son inevitables"
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EL MÁS GRANDE DE LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS

El gran problema que esconde el fuego de Tenerife: "Los incendios son inevitables"

Hay quienes señalan que la sequía y los vientos secos provocan que no haya remedio para la existencia de las llamas, pero sí se pueden minimizar sus efectos. Expertos advierten de que la prevención es clave

Foto: Miembros de la UME, trabajando en el incendio. (EFE/UME)
Miembros de la UME, trabajando en el incendio. (EFE/UME)

La superficie calcinada de la isla de Tenerife supera ya la correspondiente a 13.000 campos de fútbol. Un total de 12 municipios se han visto afectados —superando los 26.000 vecinos— y, aunque por el momento las llamas siguen descontroladas, todo apunta a que “ha pasado lo peor”. Así lo aseguró el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, la mañana del lunes. Aunque durante la noche se han podido aplacar reactivaciones, se trata ya del incendio más grave al que se ha enfrentado la isla en los últimos 40 años. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, visitó el área afectada y adelantó que se declarará "zona catastrófica" una vez apagado el fuego, dada la magnitud de los daños.

No obstante, y con la experiencia que existe en España con la propagación de incendios forestales, ¿por qué se siguen produciendo de tales dimensiones? Hay dos factores claves que influyen en el absoluto descontrol de los fuegos: la falta de prevención y la inevitable aparición de focos activos. Pero los incendios son inevitables. "Los bosques van a arder tarde o temprano", asegura Martín Perea, director del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad Europea. Hay varios factores climatológicos que inciden en esta afirmación. Las sequías son cada vez más prolongadas, los vientos más secos y cálidos y las precipitaciones menos frecuentes. Y las podas, entresacas o desbroces no siempre aumentan al mismo ritmo, generalmente por falta de efectivos. “Esto nos hace partir del supuesto de que toda masa forestal va a arder”, continúa.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE)

La clave no es prevenir que desaparezcan las llamas, sino evitar que sean lo menos desastrosas posible. Y las labores preventivas durante el invierno, según el experto, son insuficientes. Esto provoca que, en momentos críticos como el mes de agosto, la mayoría de recursos vayan destinados a preservar el patrimonio urbano y el bienestar de los vecinos. Algo que se podría reducir si los matorrales cercanos a las viviendas se mantuvieran limpios en temporada baja.

"Nunca había visto un fuego que prendiera a esa velocidad ni un calor tan intenso en las noches previas", se sorprende al otro lado del teléfono Pedro Martínez, ingeniero de montes y jefe del servicio técnico del Cabildo de Tenerife desde hace tres años. Desde que saltó la alarma, trabaja sobre el terreno. No tardaron en verse sobrepasados, recuerda. En estos momentos, calcula que hay más de 300 efectivos desplazados entre el personal forestal y de bomberos, tanto forestales (estima que unos 80 en total) como urbanos.

Un trabajo transversal

El Operativo de Prevención y Extinción de Incendios del Cabildo (Brifor), al que pertenece Martínez, colabora con las distintas brigadas de Tenerife u otras islas, que despliegan a sus agentes para ayudar a contener el fuego ante la emergencia actual. Junto a ellos, también las brigadas estatales de refuerzo (BRIF) o los equipos de intervención de la comunidad autónoma (Eirif).

Foto: Un avión participa en las labores de extinción del incendio forestal en el municipio tinerfeño de El Rosario. (EFE/Ramón de la Rocha)

Cuando comenzaron las llamas, Canarias acababa de salir de una intensa ola de calor que no daba tregua al clima. Sobre todo, porque las temperaturas mínimas durante la noche ya rondaban los 35 grados. Tuvieron que evacuar municipios como La Esperanza, primero, y luego otros puntos de la zona, desde Tacoronte hasta Los Realejos. "Habíamos perimetrado la zona con estrategias defensivas, como cortafuegos, pero los elementos inflamables (trozos de madera, hojas en llamas...) saltaban tanto que a veces llegaban a los pueblos", detalla el técnico.

El archipiélago sí cuenta con planes antiincendios. El presidente del comité científico de Canarias, adjunto a la presidencia del Gobierno, explica que lo primero es "apagar el incendio" y "analizar los daños personales y materiales" que produce. Luego toca averiguar qué ha pasado. "Sin duda el impacto del cambio climático afecta a la propagación de incendios", aclara Aridane González, que también es investigador en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Apunta a una subida de temperaturas en las series globales de los últimos años, y a cómo esta coincide con el aumento de los fuegos.

Foto: Las montañas arden en Tenerife. (Reuters/Nacho Doce)

Por eso, en su equipo trabajan mano a mano con muchos otros especialistas. Dado que la crisis climática "tiene efectos transversales", hacerle frente requiere de la coordinación entre científicos, pero también entre ingenieros forestales, expertos en incendios o bomberos "como Federico Grillo", uno de los analistas de incendios enviados desde Las Palmas para auxiliar a los efectivos tinerfeños y cuya labor resalta González. Pero también tratan de atenderse las necesidades de ganaderos y agricultores como forma de protegerse ante los incendios.

La explicación, resume el especialista, es que "la caída de estas actividades en las inmediaciones de los pueblos hizo que el terreno estuviera menos trabajado". Y fuera, por lo tanto, más vulnerable a las llamas. Por eso cree que es fundamental "favorecer la agricultura local", dado que quienes la trabajan han de mantener limpios los alrededores de sus cultivos, podar la vegetación seca y muerta (que prende con más facilidad) o incluso crear cortafuegos que, como efecto rebote, frenen el fuego antes de llegar a las localidades.

Muchas leyes, poca gente

Otro de los puntos que señala González es que la burocracia no va acorde a la emergencia climática. “La crisis del clima nos somete a procesos muy rápidos, mientras que los trámites son muy lentos. Hace falta mucho personal”, insiste. “Desde 2008, se han ido recortando profesionales en sectores públicos y no se hace nada si solo tenemos leyes y normas”.

Foto: Un bombero en el incendio de Castrelo de Miño, en Ourense. (EFE/Brais Lorenzo)

A nivel nacional, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) dispone de un servicio de Brigadas de Labores Preventivas de incendios forestales (BLP). Estas trabajan en colaboración con las administraciones locales y autonómicas durante todo el año. El plan de actuaciones de prevención y lucha contra los incendios forestales de este 2023 se aprobó el 20 de junio, apenas un día antes del inicio del verano.

Lo cierto es que la isla que más planes de prevención tenía era Gran Canaria. El gran incendio que sacudió dicho territorio en 2019 provocó que los profesionales se pusieran manos a la obra para paliar los posibles efectos de las llamas. Esta isla es más árida que Tenerife, pero eso, en última instancia, no significa que tenga más riesgo de incendio.

Foto: El reciente incendio en la isla de La Palma, Canarias. (EFE/Miguel Calero)

Son las zonas boscosas las que más riesgo de propagación sufren. “La observación de la diferencia de humedad entre Gran Canaria y Tenerife es válida, pero empieza a perder fuerza cuando existen estos problemas de sequía a largo plazo”. Además, Tenerife cuenta con grandes masas de pino canario que arden con facilidad. Y una orografía compleja que dificulta la extinción del incendio. “Desde el nivel del mar hasta la altura del Teide solo hay 13 kilómetros en línea recta”, señala Martín. Esto afecta tanto a los profesionales en primera línea contra el fuego como a los medios aéreos.

Ninguno de los fuegos ha superado el grado 2 de peligrosidad. Este segundo nivel se alcanza cuando la administración local asume que sus propios recursos sin insuficientes para combatir las llamas. Es entonces cuando entra en juego la administración nacional, permitiendo que el Ministerio del Interior pueda enviar a miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

La superficie calcinada de la isla de Tenerife supera ya la correspondiente a 13.000 campos de fútbol. Un total de 12 municipios se han visto afectados —superando los 26.000 vecinos— y, aunque por el momento las llamas siguen descontroladas, todo apunta a que “ha pasado lo peor”. Así lo aseguró el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, la mañana del lunes. Aunque durante la noche se han podido aplacar reactivaciones, se trata ya del incendio más grave al que se ha enfrentado la isla en los últimos 40 años. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, visitó el área afectada y adelantó que se declarará "zona catastrófica" una vez apagado el fuego, dada la magnitud de los daños.

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