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¿Por qué cada verano los incendios son más peligrosos? En España, sobran árboles
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CADA AÑO HAY MÁS SUPERFICIE FORESTAL

¿Por qué cada verano los incendios son más peligrosos? En España, sobran árboles

Muchos expertos empiezan a señalar que cortar árboles es una de las medidas más efectivas a la hora de frenar los incendios

Foto: El reciente incendio en la isla de La Palma, Canarias. (EFE/Miguel Calero)
El reciente incendio en la isla de La Palma, Canarias. (EFE/Miguel Calero)
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Ha escuchado cientos de veces que estamos deforestando el planeta, pero es una afirmación que necesita matices. Es cierto que dos continentes, África y América, ven retroceder su vegetación durante las últimas décadas, si bien el resto del planeta ha ganado un 5% de superficie verde en el siglo XXI.

Es un fenómeno que está compensado por la reforestación de Europa y Asia, que juntas ya acumulan el 40% de la masa forestal de todo el planeta. En el caso de España, tenemos un 70% más de bosques que en 1978. Y, aunque suene extraño, es un riesgo para nosotros.

Esta semana, Sergi Sol, uno de los tertulianos de Al Rojo Vivo, lanzó una idea que no generó debate en la mesa: sobran árboles en España. Sin embargo, en las redes sociales se montó tal incendio que tuvieron que comparecer científicos y bomberos forestales para confirmar que, en efecto, el avance de la naturaleza se traduce en incendios más peligrosos para la población.

Hay que remontarse hasta tiempos preindustriales para encontrar una España tan verde como la de hoy. El secreto no está en las políticas medioambientales, sino en el abandono del campo. En 1986, uno de cada cinco españoles se dedicaba a la agricultura o a la ganadería; ahora, es el sector con menos peso en el PIB nacional. El tránsito de agricultores, ganaderos y pastores a las grandes ciudades ha dejado cientos de miles de hectáreas en desuso. Donde antes había una explotación de lechugas, cebollas o zanahorias, o unas tierras de pastoreo, hoy hay campo salvaje.

"Hemos pasado de una economía basada en la agricultura a otra basada en los servicios. La sociedad le ha dado la espalda al medio rural, lo ha olvidado, y una de las consecuencias es el crecimiento descontrolado de grandes superficies de arbolado y matorral. Vegetación sin gestión alguna que es un polvorín para el fuego", explica Lourdes Hernández, experta en incendios forestales de WWF.

"Si evaluamos nuestra masa forestal, no encontramos bosques en buen estado de conservación, sino un paraje salvaje y homogéneo que es el combustible perfecto para un incendio. Por eso estamos viviendo tantos megaincendios, que liberan tanta energía. Uno de los componentes clave es el cambio climático, claro, pero también es decisivo que el fuego apenas se encuentra con obstáculos en su avance", continúa la experta.

Los campos de cultivo no solo sirven como cortafuegos, sino que sus responsables actuaban como un sistema de alerta temprana. No es lo mismo que un agricultor vea quemarse el monte y dé aviso, a que haya que esperar a que el fuego sea visible desde una carretera para enviar a los bomberos. El fuego no solo avanza más rápido por el matorral seco que se extiende por la Península, sino que pasa desapercibido durante más tiempo.

Y, lo que es más preocupante: a la vez, está más cerca de los humanos. "Antes, los pueblos estaban rodeados de tierras de cultivo y ganadería extensiva. Esto creaba un anillo de protección contra el fuego que ahora no existe. La naturaleza ha avanzado hasta entrar en zonas rurales y urbanizaciones, lo que genera que cada vez estemos más acostumbrados a ver grandes evacuaciones", afirma Hernández.

placeholder Un helicóptero descarga agua sobre el incendio forestal de La Palma. (EFE)
Un helicóptero descarga agua sobre el incendio forestal de La Palma. (EFE)

Por último, se está perdiendo al bombero de la naturaleza: la oveja. Los rebaños ovinos suponen dos grandes aportaciones al terreno: trasladan semillas en su lana, lo que favorece la biodiversidad, y limitan el crecimiento descontrolado de los pastos. Una vieja leyenda rural dice que, en los montes en los que hay pastores, nunca pasa el fuego. El ovino español está en mínimos históricos y acumula un descenso de un 22% en la última década.

¿Hay que cortar árboles en España?

"Pues sí. Si no se puede recuperar aunque sea una parte de la agricultura, entonces la solución es disminuir la vegetación", dice Fernando Castedo, profesor de la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal de Universidad de León. "Esto no significa que tengamos que talar bosques enteros, sino hacer intervenciones estratégicas para evitar que se propague el fuego, por un lado, y, por otro, facilitar el acceso con seguridad a los servicios de extinción. Es una cuestión que habría que estudiar detenidamente, porque no tenemos recursos para actuar en todo el monte español, ni económicos ni logísticos".

Castedo considera que, si nos decidimos a atajar la naturaleza, este sería un proyecto a largo plazo, que llevaría décadas de trabajo. "El objetivo no debe ser acabar con los incendios, que es algo que no conseguiremos nunca, sino limitar los megaincendios de 30.000 hectáreas que estamos viendo en los últimos años. La vegetación que surge de forma espontánea es un polvorín que aprovecha el fuego y nos deja sin opciones. Controlar la vegetación sería, por decirlo de algún modo, una herramienta para crear un paraje que podamos defender".

Los registros indican que España se ha concienciado este siglo en materia de incendios. Cada vez es más difícil encontrar fuegos causados por una colilla o el uso de una sierra radial al aire libre. Hay menos incendios, pero son más virulentos. Lourdes Hernández cree que se necesita un plan integral que fomente la vuelta al campo: "Le hemos dado tanto la espalda a nuestro campo que nos sale más barato importar madera de Europa del Este que producirla en España. Esto se debe revertir con una fiscalidad verde que impulse el regreso a la vida rural. No puede ser que el sector primario se esté volviendo un negocio inviable y sigamos mirando para otro lado".

"No puede ser que el sector primario se esté volviendo un negocio inviable y sigamos mirando para otro lado"

"Tampoco podemos olvidar la importancia de la ganadería. Es cierto que hay que consumir menos carne; también que hay que hacerlo de la mejor calidad posible. En estos momentos, en la carnicería, no sabemos lo que compramos, y no es lo mismo una vaca criada en extensivo que otra criada en una macrogranja de varios pisos. La ganadería extensiva ayuda a la fertilidad del suelo y a la diversificación de nuestros hábitats, lo que da lugar a un paraje resiliente", continúa la experta.

Por último, el profesor Castedo alerta de la dejación de funciones de la Administración en materia de seguridad ciudadana, en especial en las zonas del litoral, donde la vegetación convive con la población a escasos metros: "No puede ser que haya tantísimos núcleos de población sin cortafuegos. Es responsabilidad de las administraciones conseguir que las áreas que rodean las urbanizaciones tengan una carga de vegetación mínima. Es algo que no se está haciendo y que pone en riesgo vidas humanas, porque incendios vamos a seguir viendo, este mismo verano".

Ha escuchado cientos de veces que estamos deforestando el planeta, pero es una afirmación que necesita matices. Es cierto que dos continentes, África y América, ven retroceder su vegetación durante las últimas décadas, si bien el resto del planeta ha ganado un 5% de superficie verde en el siglo XXI.

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