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La regeneración de la naturaleza en la isla de La Palma ya está en marcha
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Mientras sigue la erupción del volcán

La regeneración de la naturaleza en la isla de La Palma ya está en marcha

Aunque se trata de un acontecimiento catastrófico, causante de cambios abruptos en el territorio, forma parte de la dinámica de los ecosistemas, que logran recuperarse

Foto: La erupción del volcán modificará la naturaleza de la isla. (Getty)
La erupción del volcán modificará la naturaleza de la isla. (Getty)

La acción devastadora de las coladas de lava y de los efluvios que brotan del cráter del volcán de La Palma son, además de catastróficas para las edificaciones y las infraestructuras, muy perjudiciales para la naturaleza. Como nos recuerda el profesor Francisco Javier González Sanz, investigador científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME)–CSIC: "El volcán emite lava a gran temperatura y diversos gases, como dióxido de azufre, CO₂, metano y monóxido de carbono, que destruyen los ecosistemas que alcanzan".

"El ecosistema submarino se regenera muy rápido. Los piroclastos actúan de fertilizantes"

"Allí donde irrumpe la erupción, en el cono volcánico, toda la biodiversidad se destruye, desaparece", describe Manuel Nogales Hidalgo, investigador y delegado del CSIC en Canarias. Una situación que también se extiende a los lugares por los que transcurren las coladas, donde tampoco se conservan los ecosistemas originales de la zona. "La pérdida parcial de especies, el exterminio de la flora y fauna, así como la migración de aves, son algunas de las consecuencias iniciales de dichos fenómenos", afirma el investigador mexicano Luis Enrique Sánchez Ramos, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Foto: Columna de humo y cenizas del volcán de La Palma (EFE)

Pero tras una primera etapa destructora muy agresiva, en la que la incandescencia de las rocas acaba con casi todo, la vida silvestre empieza de nuevo a abrirse camino. "Aunque son acontecimientos catastróficos, causantes de cambios abruptos en el territorio, son parte de la dinámica de los ecosistemas, que se recuperarán", confirma el especialista mexicano.

Cuando el volcán deja de erupcionar, se inicia la fase de enfriamiento, momento en que las coladas comienzan a perder temperatura y se inicia el proceso de recolonización de la biota. Al mismo tiempo, en ámbitos marinos "se genera un proceso de desgasificación. Continúa habiendo circulación de agua, de fluidos y de gases, que siguen manando en fuentes hidrotermales. Y alrededor de las mismas se van generando nuevos ecosistemas. Inicialmente, conformados por microorganismos", relata Francisco Javier González Sanz, del IGME–CSIC.

placeholder Los líquenes son los primeros en colonizar la lava volcánica. (EFE)
Los líquenes son los primeros en colonizar la lava volcánica. (EFE)

Un hábitat que va impulsando dinámicas novedosas, que acaban produciendo nuevas formas de vida que empiezan a colonizar el terreno afectado. "Las bacterias que van naciendo sirven, en la cadena trófica, de alimento para más especies, que —a su vez— nutren a otras diferentes", explican los especialistas. Así ocurrió, por ejemplo, en las cercanías de la erupción del volcán Tagoro de la isla de El Hierro, que se produjo en 2011. En estos contextos se pueden encontrar organismos extremófilos. Es decir, aquellos que están adaptados a vivir en ambientes de alta presencia de metales, muy calurosos o de altas emisiones de gases, entre otras características.

En el medio terrestre, las primeras formas de vida que colonizan el territorio tras una actividad volcánica son los líquenes. "Pero el cráter palmeño se está caracterizando por la emisión de muchísima ceniza, que es bastante fina, por lo que se va a acumular en medio de las coladas, lo que favorece que las semillas que lleguen hasta el lugar puedan asentarse bastante bien", indica Manuel Nogales Hidalgo, investigador y delegado del CSIC en Canarias. Por tanto, "en este tipo de volcanes, la vegetación suele recolonizar mucho más rápido".

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De todos modos, el proceso de rehabilitación ecosistémica también dependerá de factores exógenos a la erupción. Entre ellos, el grado de precipitaciones de la zona. "Las plantas necesitan humedad para asentarse. La erupción de La Palma se ha producido, más bien, en una parte seca de la isla, por lo que la colonización puede ser un poco más lenta por este motivo", confirma Manuel Nogales Hidalgo, del CSIC.

Pero estos sucesos volcánicos también producen consecuencias en la fauna. Durante los mismos, "los artrópodos y mamíferos pequeños migran o mueren, por lo que las aves que se alimentan de ellos no tienen qué comer", explica Luis Enrique Sánchez Ramos, de la UNAM. Además, "cuando las cenizas son inhaladas pueden afectar los pulmones de los animales, provocándoles asfixia".

Adaptación y evolución

En el caso de La Palma, se ha observado cómo las coladas que llegan al mar, y que están formando el delta, se están solidificando muy rápidamente, al mismo tiempo que se vitrifican. Una circunstancia que ha producido la muerte de los organismos vivos que moraban "pegados al fondo y que no se han podido escapar", confirma el profesor González Sanz.

placeholder Las coladas de lava han modificado el paisaje para siempre. (EFE)
Las coladas de lava han modificado el paisaje para siempre. (EFE)

Sin embargo, otra fauna habría podido escapar a tiempo de esta situación. "Es muy posible que los peces en el entorno de esta isla canaria notasen que una erupción volcánica estaba en curso días antes de que saliera la lava al exterior. De hecho, los pescadores aseguraban que, desde las jornadas previas al evento, ya se faenaba muy mal", confirma González Sanz.

De todas formas, la recuperación de este hábitat submarino tras la erupción de La Palma será "mucho más rápida que la que se producirá en tierra firme". "Se han creado un montón de rocas, cavidades y espacios abiertos que, además de ciertos nutrientes, van a servir para que muchos organismos se instalen en estos nichos ecológicos que se van a formar en la zona", describe el mencionado investigador científico del IGME–CSIC.

Foto: Erupción y liberación de gases y cenizas en Cumbre Vieja. (Reuters)

En cualquier caso, los especialistas hablan de que, tras la llegada de la lava al mar, se observarán "dos años de claro declive de la biodiversidad marina", relata Manuel Nogales Hidalgo, delegado del CSIC en Canarias. Pero, a partir de este lapso de tiempo, se va a recuperar toda la riqueza faunística y florística. Además, "el delta ha arribado a una zona que es una reserva marina, que lleva bastantes años catalogada como tal y que cuenta con una fauna y flora bastante bien conservada, por lo que no habrá mucho problema para que se recuperen los ecosistemas marinos".

placeholder Vista aérea del delta o fajana creada por la llegada de la lava al mar. (EFE)
Vista aérea del delta o fajana creada por la llegada de la lava al mar. (EFE)

Sin embargo, incluso tras una erupción volcánica la naturaleza logra recuperarse. "Los ecosistemas submarinos se regeneran muy rápidamente, porque los piroclastos actúan de fertilizantes. En cambio, en tierra es mucho más lento el proceso, aunque también acaba ocurriendo", confirma Luis Somoza vicedirector científico IGME–CSIC.

En este sentido, "la clave para la recuperación son las plantas, ya que, al brotar, empiezan a llegar los primeros animales, como artrópodos, peces, aves y mamíferos. Entre todos, contribuyen a la regeneración del ecosistema", explican desde la UNAM. "Cuando la actividad de un volcán acaba, se produce una recolonización de la flora y la fauna", apunta Nogales Hidalgo, del CSIC.

Por tanto, hasta de los episodios naturales más virulentos, puede surgir vida. Se trata de un proceso largo, alejado de la rapidez que domina la cotidianeidad de los seres humanos. Los ecosistemas no se regeneran de un día para otro, pero al final consiguen revivir. Incluso en algunas ocasiones lo pueden hacer con mayor vigor que antes de la erupción.

La acción devastadora de las coladas de lava y de los efluvios que brotan del cráter del volcán de La Palma son, además de catastróficas para las edificaciones y las infraestructuras, muy perjudiciales para la naturaleza. Como nos recuerda el profesor Francisco Javier González Sanz, investigador científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME)–CSIC: "El volcán emite lava a gran temperatura y diversos gases, como dióxido de azufre, CO₂, metano y monóxido de carbono, que destruyen los ecosistemas que alcanzan".

Canarias Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
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