Incendios hoy, sequías mañana: la Europa de los desastres se enfrenta a su nueva realidad

"Estamos en guerra". Así de contundente se pronunciaba el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en el marco de los mayores incendios y las evacuaciones históricas que asolan las islas helenas estos días. Europa afronta una tormenta perfecta fruto del cambio climático. Sus consecuencias colaterales están llegando en forma de graves sequías, de temperaturas récord y de desastres naturales sin precedentes. Este jueves, el Servicio de Cambio Climático del sistema europeo Copérnico revelaba que el mes de julio será el más cálido de la historia desde que se tienen registros. Con este escenario en llamas de fondo, la Unión Europea se activa para hacer frente a las llamas en el corto, medio y largo plazo.

Las temperaturas extremas de calor y sequía están dejando en suelo comunitario, y en los confines de todo el Mediterráneo, incendios extremos. Tanto en voracidad como en duración. Medio centenar de personas han fallecido como producto de ello desde el inicio de la temporada y decenas de miles han sido evacuadas. La isla de Creta se encuentra en estado de alarma por riesgo de incendios. En paralelo, otras regiones del centro y norte europeo, como Bélgica o Polonia, atraviesan jornadas de temperaturas gélidas y fuertes lluvias. "Estamos experimentando en Italia uno de los días más complicados de las últimas décadas: tormentas de lluvia, tornados y granizo gigante en el norte, y calor abrasador e incendios devastadores en el centro y el sur. La agitación climática que ha golpeado a nuestro país nos exige a todos un cambio de actitud", ha afirmado Nello Musumeci, ministro de Protección Civil transalpino, de Hermanos de Italia, a través de Facebook.

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A mitad de agosto del año pasado, la UE alcanzó un número histórico: 660.000 hectáreas calcinadas, siendo España el país más castigado. Todo apunta a qué 2023 pulverizará este récord. "Los incendios forestales se han convertido en una preocupación creciente dentro y fuera de Europa", reconoce Miriam Ferrer, portavoz de la Comisión Europea. El año pasado, 20 Estados miembros registraron un aumento de zonas quemadas superior a 2021.

En el presente. Bruselas está en contacto directo con las capitales para proporcionar asistencia y aumentar los recursos para hacer frente a esta realidad que abrasa cada año con mayor intensidad los bosques europeos. La Comisión Europa asiste a los Estados miembros con el Mecanismo de Protección Civil, una herramienta de coordinación y de apoyo que comenzó a ponerse de relieve con la crisis sanitaria del coronavirus. Desde entonces, ha ganado visibilidad, financiación y protagonismo. Establecido en 2001 como un sistema de asistencia voluntaria y de solidaridad, no fue hasta la crisis del covid cuando esta herramienta pensada para situaciones extremas adquirió músculo. El presupuesto comunitario actual (2021-2027) lo ha dotado con más de 3.000 millones, lo que quintuplica su bolsa monetaria con respecto al marco presupuestario anterior.

Si bien la responsabilidad primaria de prevención y de respuesta instantánea ante los desastres naturales, y en el este caso ante los incendios, recae en los Gobiernos nacionales, cada vez son más las capitales europeas que recurren a esta llamada de emergencia que gestiona Bruselas. En los últimos diez días, la Unión Europea ha asistido con cerca de 500 bomberos y nueve aviones de extinción de incendios a Grecia y Túnez, los dos países que han activado el Mecanismo de Protección Civil.

Un total de 10 países (Bulgaria, Croacia, Chipre, Francia, Italia, Malta, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Serbia) están contribuyendo bajo este paraguas a los incendios forestales en Grecia. Es una de las mayores movilizaciones de los últimos años. Mientras que dos aviones Canadair, con sede en España, han sido desplegados en el país magrebí. "Las escenas desoladoras en los países del Mediterráneo asolados por los incendios en Europa y en nuestros vecinos argelinos y tunecinos nos recuerdan que la lucha contra el cambio climático en un desafío común", ha reaccionado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea.

"Las escenas desoladoras en los países del Mediterráneo nos recuerdan que la lucha contra el cambio climático en un desafío común"

En el medio camino, la Comisión Europea está acelerando los trabajos para contar con su propia flota aérea de extinción de incendios, unos planes que se están viendo ralentizados debido a los problemas en la cadena de producción y las limitaciones del mercado. Y cuyo nacimiento pende del consenso de los Veintisiete. En la actualidad, bajo el mecanismo rescEU, los europeos cuentan con 10 aeronaves Canadair, 14 más ligeras y cuatro helicópteros con carga mediada. Además de con 400 bomberos preposicionados y en alerta para ser desplegados durante la temporada de verano.

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Pero el objetivo es ya redoblar los recursos. El Ejecutivo comunitario ha revelado que se encuentra en conversaciones avanzadas con empresas canadienses para adquirir 12 aviones Canadair, especializados en la lucha contra el fuego. Estarán posicionados en Portugal, España, Francia, Italia, Croacia y Grecia, que serán propietarios legales. Y serán financiados al 100% con dinero europeo. No obstante, no estarían operativos hasta la temporada estival de 2027. Los países en cuestión podrán utilizarlos siempre y cuando no sean demandados por un socio comunitario en apuros.

En el largo recorrido, los europeos son conscientes de que esta es una carrera de fondo, no un esprint. Por ello, el objetivo a futuro es abordar las raíces del cambio climático. Para ello, la apuesta y al mismo tiempo el reto, es sacar adelante el enorme paquete legislativo del Pacto Verde, el buque insignia de la comisión Von der Leyen, que tiene como objetivo convertir a Europa en el primer continente neutralmente climático en 2050. Las durísimas negociaciones para consolidar el Green Deal han hecho saltar las costuras de las capitales y han protagonizado luchas encarnizadas entre las familias políticas europeas del arco parlamentario de la Eurocámara. Francia planta la batalla para proteger su industria nuclear. Alemania provocó un frenazo en la normativa para prohibir la venta de coches de combustión. Y recientemente, el Partido Popular Europeo maniobró para socavar la Ley de Restauración de la Naturaleza.