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Illa contra la resistencia independentista: empieza la campaña más incierta
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LA PANDEMIA CONDICIONARÁ LAS ELECCIONES

Illa contra la resistencia independentista: empieza la campaña más incierta

Cataluña comienza este viernes dos semanas de carrera electoral que pivotarán entre el vigor del exministro y la capacidad movilizadora de las fuerzas independentistas, especialmente de ERC

Foto: Salvador Illa. (Reuters)
Salvador Illa. (Reuters)

Hace poco más de tres años, el foco se puso en Inés Arrimadas y en sus opciones de derribar el muro del independentismo. Hoy, ese mismo foco ilumina a Salvador Illa, el ya exministro de Sanidad. Hay diferencias de calado entre ambos. La líder de Ciudadanos defendió entonces un frente constitucionalista sin puentes. El candidato socialista abandera ahora el diálogo sin exclusiones. Dos métodos, un mismo objetivo. Acabar con la resistencia soberanista. La reacción de los partidos que piden la indepedencia ha sido igual de contundente.

Así empieza Cataluña su campaña electoral del 14-F. Aunque la mayoría de los protagonistas que desembocaron en la declaración unilateral de independencia retienen cuota de protagonismo (Oriol Junqueras, si la Justicia no lo impide, participará en la campaña, y Carles Puigdemont, desde Bélgica, intervendrá en numerosas ocasiones), dos personalidades más o menos novedosas en el panorama catalán están llamadas a concentrar toda la atención: Pere Aragonès, candidato de ERC, y el propio Illa. Todo, con permiso de Laura Borràs.

¿Quién gobernará? ¿Con qué partidos? Las alianzas están aseguradas, pero ¿cuáles? Las encuestas apuntan a que se puede formar otro tripartito tras el 14-F. Sería el tercero tras los que presidieron Pasqual Maragall y José Montilla. La posibilidad, solo pensarla, radicaliza a las fuerzas que más tienen que perder: JxCAT y Ciudadanos, casualmente los vencedores de los comicios de diciembre de 2017.

Las huestes del expresidente podrían perder el poder. Serían desalojadas de las instituciones, lo que representaría un duro golpe político, moral, sociológico y económico. JxCAT no está dispuesta a irse del Palau de la Generalitat. Ciudadanos, por su parte, corre el riesgo de que se diluya su capacidad de influencia en un eventual Govern que pudiera presidir el PSC.

Dos bloques, una bisagra

Uno de los elementos que concitan más atención, y más tensión, es el acuerdo que podrían alcanzar los socialistas catalanes y los republicanos de Esquerra si los números les permiten jugar juntos. Los primeros han dicho que no habrá pacto con ERC y ERC ha prometido que no habrá pacto con el PSC. En medio, se encuentra la formación de Ada Colau, En Comù Podem, cuya candidata, Jéssica Albiach, ha puesto el acento en la ideología, o en otras palabras, en las ideas por encima de la identidad territorial. Urgen medidas progresistas para atajar una crisis marcada por el descenso del PIB, por el aumento del paro y por la destrucción del tejido industrial. Con todo, En Comú Podem es la única fuerza que ha apostado por un nuevo tripartito.

Foto: El todavía ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)

Los anzuelos también se han echado en el sector independentista. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, deslizó que la estrategia de “ensanchar la base” es útil para conseguir la independencia y para “garantizar que el próximo Gobierno sea independentista y de izquierdas”. Algunos analistas quieren ver un ofrecimiento de pacto a CUP y comunes, esperando el apoyo externo de los socialistas. Pero hasta que no haya resultados y se pongan los números encima de la mesa, es arriesgado pronosticar si cualquier tripartito se puede materializar. Todo está en manos de las matemáticas.

La sombra del coronavirus

A pesar de esa característica, la tensión política general es menor que en 2017 porque un sector del independentismo vira hacia el diálogo y se aleja de la crispación. “La situación es difícil, porque estas elecciones se celebran en un contexto de pandemia y eso lo distorsiona todo. En cierto que la pandemia no puede parar la democracia, pero en diciembre de 2017 algunos habían roto las reglas del juego y se habían saltado la ley. Entonces vivíamos un periodo con la autonomía intervenida y con el 1-O reciente. Eso, hoy, es diferente”, asegura a El Confidencial Eva Granados, portavoz parlamentaria del PSC.

Basta repasar las cifras que arroja la evolución de la tercera ola del covid en Cataluña para ver la gravedad del momento: aunque la tasa de contagios parece que remite, la situación en los hospitales es dantesca: la ocupación de camas por pacientes afectados por el coronavirus se sitúa actualmente en el 20%, en tanto que en las UCI es casi un 47%. Las proyecciones del propio Departamento de Salud de la Generalitat, contempladas en un informe oficial que el Govern presentó a los partidos el pasado sábado, no dibujan un paisaje más optimista, aunque garantizan la celebración de los comicios debido a los protocolos elaborados.

Tan espesa es la sombra del covid que las elecciones han estado a punto de aplazarse. La Generalitat publicó un decreto que las llevaba a mayo debido a la imposibilidad de asegurar el adecuado desarrollo de los comicios. Un confinamiento, por ejemplo, puede obstruir el derecho al sufragio. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha resuelto en contra del decreto y ha conservado los plazos y la fecha de las elecciones. Se ha dado de plazo hasta el 8 de febrero para tomar una decisión definitiva. Más razones para la incertidumbre.

La fractura política sigue

Todos los dirigentes políticos catalanes se muestran extremadamente cautos sobre lo que pueda pasar. “La llegada de Salvador Illa ha supuesto un revulsivo en la sociedad. Antes, había ganas de cambio, pero resignación. Sin embargo, ahora se ve que el cambio es posible. Es evidente que hay un sector que se decanta por la confrontación, y ahí no nos encontrarán. Nosotros haremos una campaña intensa, muy propositiva, sin entrar en confrontaciones partidistas. Illa viene para plantear un proyecto y superar así la decadencia de Cataluña, porque la división nos ha debilitado y ha dejado heridas la coherencia y la cohesión social, al mismo tiempo que hemos perdido muchas oportunidades económicas”, añade Granados.

“Existen dos peligros: que gane el PSC pero que le pase como a Ciudadanos en las anteriores elecciones, o sea, que sea incapaz de formar Gobierno. O que gane ERC y que se imponga como prioridad mantener el pacto con JxCAT”, advierte a El Confidencial Joan Mena, portavoz de los comunes en el Congreso. Por ello, señala, tanto desde JxCAT como desde Vox, PP y Ciudadanos, “siguen apostando por la confrontación. Saben que el punto de encuentro solo se puede dar en el carril de la izquierda”.

De hecho, varios dirigentes políticos acusan directamente a JxCAT de buscar la confrontación para ganar votos y aplastar a ERC. “Una parte del independentismo apuesta por el diálogo como única salida a la situación, y otra parte, por la confrontación estéril, que al final generará frustración entre la ciudadanía”, subraya Mena.

Pero no hay duda de que estas elecciones llegan en un momento en que existe una evidente fractura política en Cataluña. El Parlament, tradicionalmente lugar de discusión y diálogo, ha visto cómo, ‘procés’ mediante, algunos diputados dejaban de saludar a otros diputados. Los silencios eran muy elocuentes y las miradas, también. La elegancia verbal dejó paso a agrios debates donde los insultos comenzaron a ser protagonistas de muchas sesiones plenarias. Se acabaron los ‘buenos días’ o ‘buenas tardes’ y la educación dejó paso al sonoro silencio de las miradas furibundas.

Foto: El nuevo ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta (i), y su predecesora, la nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias. (EFE)

En otras palabras, el ‘procés’ jubiló al ‘oasis catalán’ y ahora Cataluña es otra historia. La polarización de la sociedad es solo un síntoma de lo que ocurre en el ámbito político. Las instituciones se pusieron al servicio de una causa; fueron instrumentos de una clase política que acabó contaminando las aguas del oasis. Ya nada volverá a ser como antes.

Probable zarpazo de JxCAT

El independentista Francesc Abad, uno de los mejores analistas del soberanismo y alineado con JxCAT, explicaba detalladamente en su blog ‘Díes de fúria’ las ‘sorpresas’ de estas elecciones: hay una evidente recuperación del PSC, que se debe, primordialmente, a que tiene el mayor grado de fidelización de sus votantes, pero también se beneficia de transferencias de voto (90.000 votantes de Ciudadanos dicen que votarán ahora socialista, por ejemplo, pero también le llegan 37.000 votos de ERC, mientras que se le escapan 5.500 hacia la formación republicana) y, además, no tiene fugas de voto hacia otras opciones.

Asimismo, deja en el aire el reparto de los votos entre independentistas, ya que tanto ERC como Junts tienen poca fidelidad en estos momentos. “JxCAT tiene una fuga de votos hacia ERC del 5,8%, pero ERC tiene una fuga de votos hacia Junts del 5,4%. O sea, se neutralizan. Cero impacto”. Sí destaca, en cambio, que la última encuesta del CIS, que preveía la lucha por la victoria entre PSC y ERC, es falsa, ya que el CIS ha minusvalorado el voto independentista.

Foto: El vicepresidente del Govern en funciones de presidente, Pere Aragonès (d), y el ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)

“No tiene ningún fundamento la proyección que hace el CIS de una ERC muy por encima de Junts, cuando todos los datos apuntan a lo contrario, que Junts ahora mismo tiene más y mejores opciones de intención de voto que ERC. Con los datos del CIS no manipulables en la mano, Junts se proyecta como la ganadora de las elecciones”, explica Abad. Hay dos condicionantes: ERC podría formar Gobierno con los comunes prescindiendo de JxCAT, con el apoyo externo de PSC y de la CUP; y el espectro político independentista no tiene visos de crecer ni de que entren más fuerzas soberanistas en el Parlament.

Los de Puigdemont, en definitiva, pueden respirar tranquilos, ya que la existencia de fuerzas que les pueden disputar el espectro, como PDeCAT y PNC, no representan ningún peligro. El nuevo JxCAT retiene casi todo el voto posconvergente y solo un 'irrelevante' 2,2% (alrededor de 20.800 votos) se irá con el partido que preside David Bonvehí y que presenta a la exconsejera Àngels Chacón como cabeza de lista. La verdadera batalla, pues, será entre JxCAT y ERC. El análisis de Abad es contundente: hay un empate técnico entre Junts y ERC. “Quien deshaga el empate, ganará las elecciones”.

En este contexto, Santi Rodríguez, portavoz del PP, señala a este diario que “existe un elemento clave: la estrategia de la confrontación, practicada por muchos diputados del Parlament, cuya principal prioridad es tensionar”. Advierte el representante popular de que no son todos los diputados los que se dedican a ello, pero sí algunos significativos. “Los hay que hacen política y la hacen bien, como Josep Maria Forné o Gemma Geis, por ejemplo. Y los hay que van a hacer espectáculo”.

Foto: La cabeza de lista de la CUP, Dolors Sabater. (EFE)

La lectura que hace Rodríguez es demoledora y difiere algo de la de Francesc Abad, ya que no prevé fuga de votos de ERC a PSC: “Sociológicamente, Cataluña está dividida en dos bloques: los independentistas y los no independentistas. La característica de esta situación es que no hay trasvase de votos de un bloque al otro: lo que hay es trasvase de votos entre los partidos que componen cada uno de los bloques. Pero esa fractura sociológica se traslada al Parlament, que a veces colapsa”.

Pone como ejemplo que, a principios de esta legislatura, el presidente de la Cámara, Roger Torrent, envió a todos los diputados el listado de cargos que estaban caducados en diversos organismos y que sumaban más de 100. Algunos de estos cargos son remunerados y otros, de representación, sin derecho a retribución. Organismos como la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (de la que dependen TV3 y Catalunya Ràdio), el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), el Consejo de Garantías Estatutarias, la Sindicatura de Cuentas o los consejos sociales de las universidades tienen a sus miembros de forma provisional e irregular desde hace años, pero no ha habido consenso a la hora de renovar los mandatos o nombrar nuevos órganos de dirección.

Cambio de izquierdas o más independentismo

Joan Mena, dirigente de los comunes, subraya que “la tensión política es menor que en las anteriores elecciones porque ahora hay un Gobierno en Madrid que entiende mejor el conflicto de Cataluña con España y que es consciente de que se ha de resolver por la vía política. Además, se han instituido mecanismos de recuperación del diálogo, aunque con mucha dificultad, porque el conflicto es muy complejo. También hay un desgaste interno del Govern. Quim Torra ya dijo hace un año que el Govern estaba agotado. Lo que no entendemos es cómo no se convocaron elecciones antes”.

Así pues, para el portavoz de los comunes, el Gobierno de la Generalitat llega “desnortado y sin proyecto” a estos comicios, que además arrojan la particularidad de que pueden provocar una alternativa de izquierdas al actual Ejecutivo independentista. Es decir, pueden alumbrar un tripartito. Eso, evidentemente, pone de los nervios a JxCAT. “Las declaraciones de Laura Borràs de este miércoles les delatan. Borràs dijo que un Govern donde no esté JxCAT es antinatura. Eso demuestra que tiene una concepción de la democracia muy baja. En estos momentos, necesitamos un Govern de izquierdas, pero JxCAT juega a esa confrontación. Busca la confrontación directa y por eso ha metido en sus listas personajes que lanzan mensajes y tuits que dicen que todo el que no es independentista es malo o es un colono y que excluyen a la mitad de los catalanes”.

También Eva Granados destaca que “en Cataluña, el independentismo no está gobernando. Está acaparando el poder. Aquí intentaron anular a media Cataluña y eso no funciona. Pero nuestra intención es no mirar atrás, no hacer reproches y mirar hacia adelante. Plantear otra etapa en la que se trabaje por la reconstrucción y la gestión de la pandemia de manera eficaz, en la que se reconduzca la economía y en la que se propicie el reencuentro entre catalanes”. Y es más: el hecho de que el independentismo radical ponga el grito en el cielo alertando de un posible nuevo tripartito, al final, puede ser positivo, porque puede llamar a más gente a las urnas para que se plasme esa posibilidad.

Hace poco más de tres años, el foco se puso en Inés Arrimadas y en sus opciones de derribar el muro del independentismo. Hoy, ese mismo foco ilumina a Salvador Illa, el ya exministro de Sanidad. Hay diferencias de calado entre ambos. La líder de Ciudadanos defendió entonces un frente constitucionalista sin puentes. El candidato socialista abandera ahora el diálogo sin exclusiones. Dos métodos, un mismo objetivo. Acabar con la resistencia soberanista. La reacción de los partidos que piden la indepedencia ha sido igual de contundente.

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