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La CUP pone precio a las alianzas: pide estar en un Gobierno independentista
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La CUP pone precio a las alianzas: pide estar en un Gobierno independentista

La novedad electoral que ofrece la CUP a sus electores en esta larga precampaña es esa: entrar en la Generalitat, ocupar alguna 'conselleria'. Y eso cambia el panorama soberanista

Foto: La cabeza de lista de la CUP, Dolors Sabater. (EFE)
La cabeza de lista de la CUP, Dolors Sabater. (EFE)
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Más que el "efecto Illa", lo que dibujan las encuestas en Cataluña es un tripartito, pero integrado por ERC, JxCAT y la CUP. El giro es posible porque en diversas entrevistas los anticapitalistas y su nueva cabeza de lista, Dolors Sabater, han dejado muy claro por activa y por pasiva que esta vez será diferente, que esta vez quieren formar parte de la Generalitat. Quieren gobernar. Y la CUP será clave para volver a dar a dar la mayoría al bloque independentista, que no se desinfla ni por la abstención ni por el desgaste de la gestión del coronavirus.

Una vez que el TSJC ha fijado de manera provisional las elecciones catalanas para el 14-F, la novedad electoral que ofrece la CUP a sus electores en esta larga precampaña es esa: entrar en la Generalitat, ocupar alguna 'conselleria'. Tocar poder, en teoría para atreverse a hacer lo que ni ERC ni JxCAT han sido capaces. Sabater, además, ha sido alcaldesa de Badalona.

Dicho de otra manera: la CUP va a subir el precio de una posible investidura de un 'president' independentista, ya sea Pere Aragonès, ya sea Laura Borràs. Sabater no teme a los despachos: "Si nos ponemos de acuerdo en el qué, estamos preparados para entrar en el Govern", afirmó en una entrevista en 'Vilaweb'. En otra entrevista en 'El Periódico', Dolors Sabater justificó esta entrada "para mejorar la vida de la gente, porque ahora no se está haciendo. Hay una crisis económica y social gravísima, con personas con economías muy precarias, y se tiene que fortalecer los servicios públicos, poner en marcha rentas básicas universales y avanzar para poder resolver el conflicto entre Cataluña y España".

Foto: Pere Aragonès, junto a Illa. (EFE)

La voluntad de la CUP de entrar a formar parte de la Generalitat es el verdadero cambio que suponen estas elecciones. Porque poco importa si Salvador Illa puede ganar las elecciones si luego el PSC no puede gobernar. En cambio, la entrada de la CUP en el Govern eleva el precio que la formación anticapitalista exigirá por dar apoyo a una nueva investidura independentista.

De manera que las nuevas elecciones no solo no supondría el fin del soberanismo catalán, sino que incluso radicalizarían más a la Generalitat que salga de las urnas. Una Generalitat con la CUP será mucho más extremista que una Generalitat sin la CUP, como la que hay ahora.

Fuentes de JxCAT aseguran que en su formación no ven mal que la CUP pueda entrar en la Generalitat, pero que no es su primera opción, que pasaría por ganar por mayoría absoluta; ni su segunda, que implicaría renegociar con ERC y volver a formar gobierno con los de Oriol Junqueras.

ERC, también a favor

ERC también está a favor de una entrada de los 'cupaires' en este nuevo tripartito. Consideran que sería mejor un apoyo desde fuera, pero que su entrada podría servir para aliviar las tensiones que han sufrido los republicanos y JxCAT en esta última legislatura. Como recuerdan los de Oriol Junqueras, la CUP se muestra más flexible en su capacidad de pactos que JxCAT. Así, por ejemplo, la CUP está dispuesta a llegar a acuerdo con los Comunes de Ada Colau, algo que no se puede decir de la formación que presenta a Laura Borràs.

La relación entre ERC y JxCAT está tan deteriorada que la CUP podría hacer de puente

Tanto en ERC como en JxCAT son conscientes de que la CUP puede tener la tentación de sabotear la Generalitat desde dentro una vez agotada la tentación de hacerlo desde fuera. Pero Carles Puigdemont ha pedido una nueva refundación del pacto con ERC. Y Pere Aragonès aboga por la creación de un frente amplio para la nueva legislatura, que incluso podría incluir a Comunes o al PDeCAT. En ambos casos, se ve a la CUP más como un fenómeno que pueda dar una nueva vida al pacto independentista, un medio para superar las actuales rencillas entre las dos formaciones. La CUP como puente entre JxCAT y ERC. Los Comunes vetan al PDeCAT y el PDeCAT, a su vez, veta a la CUP en sus planteamientos iniciales de pactos.

El precedente de Podemos

Podemos ya entró en el Gobierno español, por lo que tanto desde JxCAT como desde ERC se relativiza el impacto que pueda tener la llegada de la CUP al ejecutivo catalán. Al contrario, apuntan que, cuando tenga que gobernar de verdad, se darán cuenta de los límites entre lo que se pide y lo que luego se puede hacer.

Si el ejemplo de Podemos es aplicable a la CUP, la previsión es que el desgaste sea mayor para los anticapitalistas que para sus socios de Gobierno, aunque estos últimos sean mayoritarios. En todo caso, esta alianza sería el resultado más factible con las actuales perspectivas demoscópicas, lo que implicaría que Salvador Illa, en el mejor de los casos, acabaría como jefe de la oposición.

Más que el "efecto Illa", lo que dibujan las encuestas en Cataluña es un tripartito, pero integrado por ERC, JxCAT y la CUP. El giro es posible porque en diversas entrevistas los anticapitalistas y su nueva cabeza de lista, Dolors Sabater, han dejado muy claro por activa y por pasiva que esta vez será diferente, que esta vez quieren formar parte de la Generalitat. Quieren gobernar. Y la CUP será clave para volver a dar a dar la mayoría al bloque independentista, que no se desinfla ni por la abstención ni por el desgaste de la gestión del coronavirus.

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