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Auge y caída de Jordi Puigneró: de dos de la Generalitat a quinto en la lista por Sant Cugat
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El coste del giro en JxCAT

Auge y caída de Jordi Puigneró: de dos de la Generalitat a quinto en la lista por Sant Cugat

Puigneró siempre fue mucho más que el experto en tecnología y telecomunicaciones de JxCAT, 'conseller', vicepresidente ahora vive su ocaso por su posición en las municipales

Foto: Jordi Puigneró en el aniversario de 1-O en Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)
Jordi Puigneró en el aniversario de 1-O en Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)

Ahora nadie se acuerda, pero hubo un tiempo en que Jordi Puigneró fue la esperanza blanca del independentismo. Era el conseller de Políticas Digitales de Quim Torra. Tenía la confianza de Carles Puigdemont desde Waterloo, quien valoraba como hizo frente al ataque informático contra la Generalitat durante la consulta del 9-N, que convocó Artur Mas. Recogió todos esos frutos cuando consiguió ser vicepresidente de la Generalitat en el Ejecutivo de Pere Aragonès. Casi 10 años trabajando para cuatro presidentes de la Generalitat diferentes. Ahora se presenta de número cinco en el Ayuntamiento de Sant Cugat. Puigdemont le ha abandonado y tampoco encaja en el nuevo mantra de “torna Convergència”, que lidera Xavier Trias al asalto de la alcaldía de Barcelona, con un discurso moderado alejado del independentismo más exaltado.

Fuentes de JxCAT explican que Jordi Turull, el secretario general del partido obsesionado con evitar una fractura interna, le ha prometido que ese sacrificio —ir de número cinco en la lista de la formación en Sant Cugat— se compensará con el premio gordo: la presidencia de la Diputación de Barcelona.

Foto: El vicepresidente catalán y 'conseller', Jordi Puigneró. (EFE)

Para que eso fuera posible hace falta una confluencia de circunstancias tan grande que parece poco probable que sea posible. La primera de ellas, que gane Xavier Trias, que podría ser posible, pero también no, ya que con el triple empate que muestran las encuestas podrían pasar cosas. La victoria de Trias es condición necesaria, pero no la única. Pero también haría falta un hundimiento generalizado del PSC en la provincia de Barcelona, algo que no parece probable, en especial por su fortaleza en el área metropolitana. Tras las pasadas elecciones municipales, por ejemplo, el PSC no consiguió el Ayuntamiento de la capital catalana, pero retuvo la presidencia de la diputación, que acabó en manos de Núria Marín.

El papel de Puigneró se fue desdibujando en cuanto llegó a la vicepresidencia de la Generalitat. No pudo optimizar el supuesto apoyo de Waterloo. Y tampoco marcar un perfil propio con una conselleria en la que el área de Territori —todo lo que tenía que ver con infraestructuras— no llevaba su sello. Puigneró se centró en las nuevas tecnologías, el lanzamiento de nanosatélites. De hecho, la mayoría de los catalanes se enteraron de que había un conseller que se llamaba Puigneró cuando fue cesado por Pere Aragonès por no haberle advertido de que JxCAT pensaba exigirle una moción de confianza. Eso fue hace siete meses. Pese a que el papel de Puigneró había quedado muy desdibujado, su salida provocó la última gran crisis política en Cataluña: la ruptura del Gobierno de coalición en la Generalitat entre JxCAT y ERC.

Foto: Jordi Puigneró, junto a Pere Aragonès. (EFE/Quique García)

Mientras los exconsellers y altos cargos con perfiles más moderados se recolocaban sin problemas en la lista de Trias por Barcelona —Damià Calvet, Victòria Alsina o Ramon Tremosa—, este no fue el caso de Puigneró.

Regreso al pasado

Tras su salida de la Generalitat, Puigneró se planteó un regreso al pasado. Su carrera política arrancó en la ANC, pero fue Lluís Recoder le nombró su jefe de gabinete en 2003, precisamente en el Ayuntamiento de Sant Cugat. En 2005 llegó a salir escogido regidor. Pero hacía mucho tiempo de eso y la memoria del electorado es frágil. Puigneró no salió bien parado en las encuestas previas, y JxCAT le descartó como cabeza de lista.

Foto: El vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró. (EFE/Quique García)

Sant Cugat es un ayuntamiento de larga tradición convergente. Pero, tras el fracaso del procés, el electorado se dividió, JxCAT ganó, pero solo con nueve regidores y, al final, ERC les arrebató la alcaldía tras un pacto con PSC y la CUP.

JxCAT quiere recuperar Sant Cugat —más de 90.600 habitantes—. Presenta de candidato al periodista Josep Maria Vallès, que, según encuestas como la de NacioDigital, podría llegar a los 12 regidores —tres más que ahora— y quedarse a las puertas de la mayoría absoluta. En esa foto se enmarca la quinta posición en la lista de Puigneró. Ha sido la manera más segura con la que el partido considera que puede amarrar un buen resultado. El resto, incluyendo la Diputación de Barcelona, no pasa de ser un cuento de la lechera más de la política catalana.

Ahora nadie se acuerda, pero hubo un tiempo en que Jordi Puigneró fue la esperanza blanca del independentismo. Era el conseller de Políticas Digitales de Quim Torra. Tenía la confianza de Carles Puigdemont desde Waterloo, quien valoraba como hizo frente al ataque informático contra la Generalitat durante la consulta del 9-N, que convocó Artur Mas. Recogió todos esos frutos cuando consiguió ser vicepresidente de la Generalitat en el Ejecutivo de Pere Aragonès. Casi 10 años trabajando para cuatro presidentes de la Generalitat diferentes. Ahora se presenta de número cinco en el Ayuntamiento de Sant Cugat. Puigdemont le ha abandonado y tampoco encaja en el nuevo mantra de “torna Convergència”, que lidera Xavier Trias al asalto de la alcaldía de Barcelona, con un discurso moderado alejado del independentismo más exaltado.

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