Vox exprime la inmigración como baza electoral y sitúa la "decadencia" de Cataluña como punta de lanza

Vox ha definido ya la forma y el fondo de su estrategia para los próximos meses. "¿Delincuentes en tu barrio? ¡Nosotros tenemos su billete de vuelta!", dice la propaganda de la formación ultraconservadora, con una azafata vestida de verde, para relacionar la inmigración con la inseguridad en Cataluña. El mensaje es uno de los ángulos de la campaña diseñada por el candidato Ignacio Garriga para el 12-M, con la "decadencia" que sufren los catalanes como eje fundamental. La situación de los irregulares será de nuevo una de las grandes bazas electorales del partido, extensible también a los comicios europeos del 9 de junio.

Santiago Abascal ha empezado a exprimir el tema de la inmigración como activo. La dirección ha impulsado un plan conjunto entre el Congreso, el Senado y los parlamentos autonómicos con representación para frenar el supuesto "fraude" en la regularización masiva de inmigrantes, que ha empezado a tramitarse en la Cámara Baja. La formación presentará proposiciones no de ley para armar un marco de actuación de las administraciones públicas, aunque las posibilidades de éxito son remotas porque los grandes partidos están a favor de la regularización, con Vox como único contrapeso.

"España vive una situación límite con la inmigración ilegal", dijo esta semana la portavoz en el Congreso, Pepa Millán. El mensaje coincide con el ciclo electoral y las campañas catalana y europea, donde la formación ha volcado todas sus esperanzas para recuperar aire tras los últimos reveses. Cataluña es clave y Garriga ha pensado una estrategia estrictamente local. La amnistía tendrá su hueco, cómo no, pero por debajo de los "problemas reales de la gente".

Fuentes del equipo de Garriga detallan a El Confidencial que el candidato recorrerá "pueblo a pueblo" y "calle a calle" para denunciar la inseguridad, los impuestos abusivos de los gobiernos independentistas o el efecto llamada que, según Vox, colapsa las listas de ayudas sociales. "Esto no va de bloques. Va de elegir y confrontar modelos. Seguridad o inmigración ilegal. Vaciar de ideología las escuelas o llenarlas de contenidos", subrayan.

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El objetivo de "limpiar las calles", como ha definido el propio Garriga, suscita una competencia inédita hasta la fecha. La ultraderechista Silvia Orriols comparte el mismo discurso, aunque en su caso desde un ángulo independentista. En Vox, sin embargo, relativizan el auge de Orriols y Aliança Catalana e incluso creen que es una victoria. "Para nosotros es perfecto porque entra en los debates que Vox ha planteado. Y ahí no nos ganan", dicen las fuentes consultadas, que apelan fundamentalmente al voto joven desencantado con el nacionalismo y con los grandes partidos. Garriga, como informó este diario, ha fichado a la expresidenta de S'ha Acabat, Julia Calvet, para cubrir este espectro electoral.

Décadas de abandono

El punto de partida es que la situación actual es el resultado de décadas de gobiernos independentistas. El plan abarca cualquier ámbito, desde la educación o la seguridad a los problemas derivados de la sequía por la falta de infraestructuras e inversión. Todo, dicen las fuentes consultadas, está relacionado. "Mientras se gastaban el dinero en embajadas y sus chiringuitos, Cataluña estaba abandonada a su suerte", explican. ERC y Junts están en el foco, pero también el PSC y Salvador Illa, considerados "cómplices" de todos los males en la región. "Es el Partido Separatista Catalán", ironizan en Vox, en referencia a las siglas de los socialistas.

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Es la primera vez que la campaña ha sido confeccionada por las direcciones provinciales, con la nacional como supervisor. El papel de Ignacio Garriga, también secretario general del partido, ha sido clave en este caso. El partido explotará al máximo la baza de la inmigración y la seguridad como un elemento más de la conocida como guerra cultural contra la izquierda y el independentismo en este caso. "Nuestra obsesión es que hay esperanza y que todo puede cambiar. No de un día para otro, pero sí sentar las bases", añaden en el equipo de campaña.

Disputa con el PP

La teoría está clara, pero la práctica no es tan sencilla. Vox, con 11 diputados en Cataluña, cotiza a la baja en las encuestas y tras los últimos fiascos se ha abierto el debate de si ha tocado techo. El PP, en cambio, está en ascenso y los sondeos le otorgan un crecimiento en los comicios del 12 de mayo. El equipo de campaña, en cambio, niega esta realidad y asegura que Alejandro Fernández ya fue irrelevante en otras citas con las urnas. La formación ultraconservadora incluso abona la teoría de que los populares planean hacer presidente a Salvador Illa como ya hicieron con Jaume Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona.

Vox es plenamente consciente de que las elecciones en Cataluña son fundamentales. Por la aspiración de continuar como la primera fuerza constitucionalista en la región, con el altavoz que eso supone, pero sobre todo para zanjar los rumores de crisis y de final de ciclo. La dirección del partido, que también ha señalado como claves las europeas del 9 de junio, prevé conseguir al menos el mismo número de diputados en el Parlament y tomar impulso para el siguiente tramo de la legislatura.

La campaña, sin embargo, ha nacido con problemas para Ignacio Garriga. Vox lleva meses negando por activa y por pasiva la existencia de una fractura en la formación, pero la contestación interna se ha contagiado a Cataluña y una diputada ha denunciado que el líder del partido ha facturado gastos propios al grupo parlamentario. Como desveló este diario, la contabilidad señala un total de 52.400 euros, trasladados también a la Oficina Antifraude. Garriga niega cualquier irregularidad, pero el mensaje de unidad y tranquilidad ha quedado cuestionado en el territorio donde manda el número dos de Santiago Abascal.