Es noticia
El talón de Aquiles de Vox resucita en el inicio del trimestre electoral
  1. España
EL FANTASMA DE LA FRACTURA INTERNA

El talón de Aquiles de Vox resucita en el inicio del trimestre electoral

La formación ultraconservadora, a la baja en las encuestas, escenifica unidad y tranquilidad frente a la crisis enquistada en Baleares o la denuncia de una diputada en Cataluña por los gastos de Ignacio Garriga

Foto: Santiago Abascal, durante un mitin en Getxo. (EFE/Miguel Toña)
Santiago Abascal, durante un mitin en Getxo. (EFE/Miguel Toña)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Santiago Abascal dedicó parte de su discurso en la última asamblea de Vox, el 27 de enero, en atacar a los medios por sus informaciones sobre la crisis en el partido. "Son películas de ciencia ficción", dijo sin mencionar las dimisiones y las críticas internas. La ficción se convirtió en realidad en 48 horas, cuando un grupo de diputados díscolos en Baleares desafió a la dirección nacional con un golpe de mano que dinamitó el grupo parlamentario en las islas. Cuatro meses después, cuando Vox se la juega en el nuevo ciclo electoral, el runrún sobre las dos corrientes enfrentadas está de vuelta y esos mismos rebeldes han impulsado una plataforma de corte político ajena a la formación. "No hay ningún problema", valoró la cúpula tras la enésima polémica. Pero la zozobra sigue ahí.

Vox está volcado desde hace meses en proyectar una imagen de unidad y tranquilidad tras los últimos seísmos, como la salida de Iván Espinosa de los Monteros o los fiascos electorales. Lo hizo durante la asamblea general de la formación, con un cierre de filas en torno a Santiago Abascal, y también esta semana, tras el nuevo episodio en Baleares. El mensaje contra el ruido es de "normalidad". La dirección niega cualquier fractura o rebelión interna, tanto en público como en privado, pero a nadie se le escapa que cada conato de crisis es un dolor de muelas. Sobre todo cuando surgen voces críticas que cuestionan la versión oficial.

El partido funcionó durante un tiempo como una suerte de búnker, sin disidencia aparente y con un discurso único y sin fisuras. Pero la marcha de Macarena Olona, tras el fracaso de las elecciones andaluzas, dejó al descubierto las diferencias entre dos corrientes ideológicas. La dimisión de Espinosa de los Monteros el pasado verano despejó las posibles dudas y entonces se multiplicaron las voces críticas, que alertaban públicamente de la "deriva" del partido. Así lo hicieron diputados como Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso, que elevaron el tono una vez fuera de las listas electorales. La cúpula alegó entonces que actuaban por "despecho".

Foto: Buades, Ribas y Rodríguez han decidido dejar sus responsabilidades en el grupo parlamentario de Vox en Baleares. (EP/Isaac Buj)

El argumento se repite ahora. Vox acusa a una diputada en Cataluña, Isabel Lázaro, de actuar por venganza contra el líder en la región, Ignacio Garriga, por quedarse fuera del equipo para los comicios del 12 de mayo. Lázaro, como desveló El Confidencial, ha denunciado al candidato y secretario general de la formación ultraconservadora por pasar gastos propios al grupo parlamentario en la Cámara autonómica. Entre las facturas, que ascienden a 52.400 euros, destacan servicios de Glovo (comida a domicilio), peluquería, tintorería o heladería, según el escrito, que se ha elevado también a la Oficina Antifraude.

Fuentes consultadas reconocen en Cataluña y Baleares dos ejemplos más de la contestación interna contra el aparato del partido. Especialmente por la denuncia contra Garriga, pero también porque en las islas la corriente contraria a Vox ya va por libre.

Los diputados Idoia Ribas, Sergio Rodríguez y Agustín Buades, hasta el lunes portavoz, portavoz adjunto y presidente del consejo de dirección del grupo en el Parlament, renunciaron a sus cargos porque no podían compaginar sus responsabilidades con la nueva asociación que han puesto en marcha, Avanza en Libertad, que defiende principios como la libertad y la identidad cultural española.

Foto: Ignacio Garriga, vicepresidente de Vox y candidato a presidir la Generalitat. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Es decir, que el grupo de rebeldes que intentaron expulsar a dos miembros afines a la dirección de Vox hace meses, Patricia de las Heras y Gabriel Le Senne, ahora trabaja en una plataforma que no tiene nada que ver con Vox pero sobre el papel ocupa el mismo espacio ideológico. Como una especie de competencia desde dentro. Según los implicados, sin embargo, no afectará al funcionamiento del grupo parlamentario en Baleares ni a la mayoría que sostiene el PP en el Ejecutivo porque mantienen sus actas.

La sensación de inestabilidad e incertidumbre en las islas es total tras estos bandazos. Ribas, de hecho, ha pasado de reivindicar que ella y sus compañeros díscolos son quienes dirigen el grupo a dar un paso a un lado y aceptar un papel secundario. "El grupo parlamentario Vox somos nosotros", dijo en una entrevista con El Confidencial. Lo cierto es que Garriga, pese al pese al mensaje de tranquilidad de la cúpula, ya ha tenido que desplazarse a Baleares en alguna ocasión para mediar entre el grupo parlamentario y el partido. E incluso algunos representantes como Fulgencio Coll (concejal en Palma) mantienen un discurso ajeno e independiente a la dirección, como la reclamación de una repetición electoral en la región.

Los momentos más tensos de Vox coinciden con cada episodio de contestación interna, convertidos ya en el talón de Aquiles de Abascal durante el último año. Y los problemas en Cataluña y Baleares han irrumpido en un momento delicado, justo antes de los comicios en Euskadi. Las expectativas son escasas en las elecciones de este domingo, pero en Cataluña y las europeas la preocupación y la necesidad es mucho mayor, donde la dirección ha puesto todos los huevos para recuperar oxígeno. Un traspié en las urnas, advierten los críticos, será la constatación de que el partido ha quemado un ciclo: "¿Entonces de quién será la culpa?".

Santiago Abascal dedicó parte de su discurso en la última asamblea de Vox, el 27 de enero, en atacar a los medios por sus informaciones sobre la crisis en el partido. "Son películas de ciencia ficción", dijo sin mencionar las dimisiones y las críticas internas. La ficción se convirtió en realidad en 48 horas, cuando un grupo de diputados díscolos en Baleares desafió a la dirección nacional con un golpe de mano que dinamitó el grupo parlamentario en las islas. Cuatro meses después, cuando Vox se la juega en el nuevo ciclo electoral, el runrún sobre las dos corrientes enfrentadas está de vuelta y esos mismos rebeldes han impulsado una plataforma de corte político ajena a la formación. "No hay ningún problema", valoró la cúpula tras la enésima polémica. Pero la zozobra sigue ahí.

Vox Santiago Abascal Elecciones País Vasco Elecciones Cataluña