Vox acelera la expulsión de los díscolos de Baleares para evitar un efecto contagio

Vox ha querido cerrar con un portazo los nuevos vientos de crisis tras la implosión del partido en Baleares. La dirección nacional ha lanzado un aviso a navegantes y en poco más de 48 horas ha incoado el expediente de expulsión de los cinco diputados díscolos que se han hecho con el control del grupo parlamentario en las islas. La formación ultraconservadora, según las fuentes consultadas, pretende cortar de raíz cualquier atisbo de rebelión interna y evitar un posible efecto contagio en otros territorios.

La crisis en Baleares no ha pillado a nadie por sorpresa, pero llegó en un momento delicado y para nada casual. Vox celebró el pasado sábado su asamblea general y envió un mensaje de unidad. Santiago Abascal negó hasta la saciedad las tensiones internas en la formación, acusando a los medios de montar "películas de ciencia ficción", pero dos días después amaneció con un guion inesperado. Cinco diputados del Parlamento autonómico dieron un golpe de mano y expulsaron de forma unilateral a los dos miembros del grupo afines a la cúpula: la líder provincial, Patricia de las Heras, y el presidente de la Cámara, Gabriel Le Senne.

La reacción ha sido inmediata. La dirección nacional de Vox, previo paso por el Comité de Garantías, ha iniciado el expediente de expulsión de Idoia Ribas, Sergio Rodríguez, Manuela Cañadas, María José Verdú y Agustín Buades. La formación ultraconservadora, que encuadra la crisis en una lucha de poder, sin connotaciones ideológicas, hace un paralelismo con lo ocurrido en Murcia la legislatura pasada y habla sin matices de "transfuguismo" y "traición". No habrá marcha atrás.

La batalla, sin embargo, acaba de empezar. Los críticos anunciaron este miércoles que presentarán alegaciones contra el expediente y la propia portavoz, Idoia Ribas, ya avanzó en una entrevista con El Confidencial que no está entre sus planes echarse a un lado. "Ni vamos a renunciar al acta, ni vamos a renunciar a seguir siendo militantes de Vox", dijo la cabecilla de la rebelión, que advierte de que el grupo parlamentario son ellos.

Opinión

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El control de Vox en el Parlament no es un detalle menor. La expulsión de Le Senne ha dejado en el aire la presidencia de la Cámara, con la duda de quién tendrá que proponer un nuevo candidato. Los díscolos sostienen que la elección del candidato es una tarea exclusivamente suya. En primer término, porque el acuerdo de investidura entre el PP y Vox, firmado por Ribas, señala que la segunda autoridad autonómica recae en la formación ultraconservadora. Y, segundo, porque el artículo 40 del reglamento de las Cortes establece que en caso de cese solo puede presentar un nuevo aspirante el mismo grupo que lo propuso. Es decir, Vox.

Gabriel Le Senne defiende lo contrario y ha solicitado un informe a los letrados de la Cámara para aclarar su situación. Su propuesta fue aprobada este miércoles por la Mesa del Parlament, donde están el propio diputado de Vox y otros cuatro miembros, dos del PP y otros dos del PSOE. Le Senne, además, quiere impulsar una reforma exprés de la norma para que los parlamentarios que abandonan un partido pasen directamente a la banca de los no adscritos, lo que dejaría fuera de juego a Ribas y al resto de críticos. Sea como fuere, según las fuentes consultadas, no habrá ningún movimiento en la presidencia hasta que los servicios jurídicos emitan sus conclusiones sobre la situación de Le Senne y De las Heras. Ni populares ni socialistas moverán un dedo hasta entonces.

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La realidad, no obstante, es que el PP ha quedado atrapado entre las dos facciones y tendrá que hacer equilibrios. El primer problema que le llega a Marga Prohens es la falta de un interlocutor claro por las guerras intestinas de su socio. "No sabemos a quién dirigirnos", aseguran en el entorno de la presidenta balear, donde dicen que el entendimiento con ambas facciones es bueno. Pero tendrán que jugar sus cartas para evitar que afecte a la gobernabilidad. Y, llegado el momento, tomar partido. El PP se quedó a solo cinco escaños de la mayoría absoluta, justo los mismos que suman los diputados díscolos de Vox.

Desde el Ejecutivo balear, ratifican que cumplirán el acuerdo de gobierno suscrito, pero lo cierto es que los dos afines a Abascal son insuficientes para sacar adelante su agenda legislativa. Aunque con distancia, dirigentes del PP instalados en Madrid ven en el terremoto de Baleares un riesgo para el resto de territorios, bien por la inestabilidad de su socio de coalición en nada menos que cinco territorios, bien en venganza por el posible cambio de aliados de Prohens. En la dirección nacional de la formación, confían en no llegar a ese extremo y tratar de reconducir la situación, aunque avisan: "Sería el PP el que estaría afectando a los acuerdos que tiene con Vox".