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El PP reduce al mínimo el contacto con Vox pese a las alianzas territoriales: "Han perdido el juicio"
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PUGNA EN LA DERECHA

El PP reduce al mínimo el contacto con Vox pese a las alianzas territoriales: "Han perdido el juicio"

Abascal rompe puentes con Génova tras dejarles fuera del reparto de comisiones en el Congreso, pero no saldrán de los gobiernos autonómicos. Vox critica que Feijóo no descuelgue el teléfono desde su investidura

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), junto al presidente de Vox, Santiago Abascal (d), en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), junto al presidente de Vox, Santiago Abascal (d), en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Por segunda vez en menos de un mes, Vox escenifica una ruptura con el PP. Y Génova vuelve a responder con indiferencia. El órdago de los de Santiago Abascal ha caído en saco roto. En la dirección de los populares, reducen el anuncio a una "pataleta" en busca de "protagonismo" y ahondan en una hoja de ruta propia, sin mirar por el retrovisor derecho. La interlocución entre ambas fuerzas es mínima desde la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo. Es precisamente una de las principales quejas de la formación ultraconservadora: que hace meses que no descuelgan el teléfono. Ni tampoco prevén hacerlo, más allá de lo cortés.

El PP quiere todo el espacio de la oposición a Sánchez, especialmente a nivel parlamentario. Que su etapa frente a la bancada azul, dure lo que dure, sirva también para minimizar la influencia de Vox y, de paso, recortar su cartera de votantes. Es una estrategia que ha ido cocinando durante meses, y de la que ya hay evidencias. Primero les dejaron sin puestos en la Mesa del Congreso. Luego Feijóo recuperó a los alfiles más combativos para dar la réplica al Gobierno, con Miguel Tellado al frente de un grupo en el que volverán a tener voz diputados como Cayetana Álvarez de Toledo o Rafael Hernando. Y, ahora, se reparte las presidencias de las comisiones parlamentarias con PSOE y Sumar, permite la entrada de Junts y ERC, pero no cede ninguna silla a los de Abascal.

Esta última decisión fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Vox. El secretario general de la formación fue el encargado de verbalizar una ruptura que llevaban días amasando, y a la que se dio luz verde durante la habitual reunión de los lunes del Comité de Acción Política del partido. "Están más preocupados por marcar distancias con Vox que en combatir a quien deberían", lanzó Ignacio Garriga. En la dirección, aseguran no entender por qué Feijóo defiende enfrentar "el golpe" del independentismo y, al mismo tiempo, llega a "acuerdos" para hacerles hueco en el Congreso y en el Senado. "No entienden nada. Con los golpistas no se puede pactar nada. Ni carguitos en una comisión, ni absolutamente nada", denunció también el portavoz de la formación en la Cámara Baja, José María Figaredo.

Foto: Santiago Abascal, durante su intervención en el pleno de investidura de Sánchez. (Europa Press)

Fuentes de Vox apuntan a que, antes de la constitución formal de las comisiones este lunes, recibieron una llamada del nuevo portavoz popular, Miguel Tellado, para conocer sus pretensiones, pero aseguran que fue un gesto cosmético y que "no se nos ofreció nada", porque las presidencias de las comisiones "ya se las habían repartido" con PSOE y Sumar desde hacía días. Inciden además en que, para Vox, "no se trata de conseguir cargos", sino de trazar un "frente común" contra el Gobierno que Génova ignora. "El PP no se cree eso que dice en las calles", ahondó Figaredo en rueda de prensa.

En el partido ultraconservador no entienden el drástico cambio de postura del PP desde el apretón de manos que Feijóo y Abascal protagonizaron a principios de septiembre. Los de Abascal ya amagaron entonces con romper relaciones y retirar sus votos a la investidura del dirigente gallego tras dejarles sin asiento en la Mesa del Congreso y, por tanto, fuera de toda decisión que concierne a la Cámara Baja. Pero el líder popular encauzó la situación reuniéndose con su homólogo de Vox y reconociéndole como colaborador necesario. Ambos esbozaron una paz que, sin embargo, no ha tardado en resquebrajarse.

El PP quiere separar su camino del de Vox. Génova ha trazado una hoja de ruta propia contra Sánchez, en Europa, en las Cortes, en los tribunales y en la calle. "Nosotros no somos los de Ferraz", insisten desde hace días distintos miembros de la cúpula. Cada órdago de Vox ha sido respondido con displicencia. Hace unas semanas, el partido ultraconservador amagó también con romper sus gobiernos autonómicos si sus socios se negaban a frenar la amnistía en la Mesa del Senado, donde cuentan con mayoría absoluta. "Que lo hagan", ironizaban en la dirección popular.

Las alianzas territoriales, sin peligro

Desde entonces, la distancia entre ambos no ha hecho más que agrandarse. Santiago Abascal intentó un acercamiento, pero fue en vano. Pidió una reunión con Feijóo para "coordinar" esfuerzos frente a Sánchez. Pidió a Génova que participase en sus movilizaciones, como hace el partido ultra con las convocatorias del PP. Pero hasta ahora se ha encontrado con un muro de hielo. "Nuestro problema es Sánchez, y el de Vox parece ser el PP", insisten en la dirección popular. En la cúpula de Feijóo encienden aún más la mecha con sus socios territoriales y rehúyen lo que califican como "política de testosterona".

Ejemplifican en este punto la salida de tono que protagonizó Javier Ortega Smith, que comparó el PP con "gallinas ponedoras" porque "ponen huevos, pero no los tienen", en alusión a la negativa de frenar la amnistía en el Senado —los populares insisten en que no es viable jurídicamente—. Este lunes, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, respondió al portavoz municipal de Vox. "Quizá no tenga sus huevos, pero tengo los votos de los que él carece". Y la declaración encendió aún más a Smith. "Mira, ponedora, sobre huevos no voy a discutir contigo. Pero sobre carecer de principios para conseguir votos, sin duda eres el mejor", escribió.

"Han perdido el juicio", sintetiza un presidente autonómico popular, que observa con distancia el ultimátum de Bambú y las últimas declaraciones de los dirigentes nacionales. Es la tónica en la que coinciden otras baronías populares. "En un momento como este, que ataquen al PP es darse un hachazo en el pie", añaden. En lo que sí coinciden es en que la ruptura de puentes en la arena nacional no afectará a sus pactos territoriales, donde fuentes de ambos partidos reconocen que todo funciona "a otra velocidad".

Vox elevó la apuesta este lunes y pidió a los barones del PP que se rebelasen contra las directrices de Génova y fuesen por libre en la respuesta contra la amnistía. No ocurrirá. Los dirigentes autonómicos consultados se alinean con Feijóo y acusan a los de Abascal de "perder el rumbo". Aseguran que, a diferencia del ambiente que se respira en Madrid, la relación con sus socios es "buena". Hay coordinación y "respeto mutuo". Pero apuntan también a que, si hay demasiadas injerencias de Madrid, las alianzas territoriales podrían también resentirse. "Ellos solo están buscando su espacio. Es un error fruto de los nervios, pero el adversario es Sánchez y sus socios".

Por segunda vez en menos de un mes, Vox escenifica una ruptura con el PP. Y Génova vuelve a responder con indiferencia. El órdago de los de Santiago Abascal ha caído en saco roto. En la dirección de los populares, reducen el anuncio a una "pataleta" en busca de "protagonismo" y ahondan en una hoja de ruta propia, sin mirar por el retrovisor derecho. La interlocución entre ambas fuerzas es mínima desde la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo. Es precisamente una de las principales quejas de la formación ultraconservadora: que hace meses que no descuelgan el teléfono. Ni tampoco prevén hacerlo, más allá de lo cortés.

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