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Cambios en Vox: las nuevas caras que "entienden el mensaje grande"
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RECOMPOSICIÓN

Cambios en Vox: las nuevas caras que "entienden el mensaje grande"

Vox está organizando su papel en una etapa que se prevé de oposición y en un contexto complicado. A su núcleo duro se han sumado nuevas voces para asentar su ideario y su organización

Foto: Santiago Abascal, en el Congreso. (Reuters/Violeta Santos)
Santiago Abascal, en el Congreso. (Reuters/Violeta Santos)
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Vox está preparándose para una etapa de oposición. La investidura de Feijóo parece improbable, y si Sánchez logra el Gobierno, y tiene muchas cartas en la mano, Vox deberá definir el papel táctico y estratégico que va a desempeñar en la política española.

Sus resultados en las últimas generales no han sido satisfactorios, tanto por factores externos (no se logró la mayoría suficiente como para que el Gobierno cambiase de manos) como internos (su número de diputados se redujo). El segundo elemento era previsible, ya que se trató de unas elecciones polarizadas en las que los partidos principales contaban con muchas más bazas, pero también les perjudicaron algunas circunstancias coyunturales, aseguran desde Bambú. El adelanto electoral les pilló "exhaustos, con la configuración de los gobiernos autonómicos y locales por medio", y tampoco les ayudó que "aquellos que podían apoyarnos nos golpearan", en alusión a Federico Jiménez Losantos y a otros periodistas que simpatizaban con ellos, pero que se volvieron en su contra. Aun así, "con el PP en contra, sin nada y sin apoyos", concluyen, sobrepasaron los tres millones de votos. Es una prueba de que, a pesar de todo, "vamos por el buen camino".

Sin embargo, el descenso electoral sigue ahí, y tratarán de revertirlo. En esa recomposición no habrá grandes novedades ideológicas, ya que el contenido político "está muy asentado", y no tienen en mente variaciones en su ideario. Su preocupación es "el trabajo a medio plazo", para consolidarse en aquellos gobiernos de los que forman parte, y para conseguir que sus ideas vayan permeando en la sociedad.

Sangre joven

En el dibujo de la nueva estrategia, su Comité de Acción Política, el órgano más relevante en ese orden, que se reúne hoy, cuenta con novedades. No hay sustituciones, pero sí una ampliación para dar cabida a figuras diferentes, como José María Figaredo, María Ruiz, Rodrigo Alonso y Montse Lluís, entre otras. El propósito de esa renovación también es asentar internamente la formación con nuevas voces que "se han criado en el discurso de Vox, gente que antes estaba colocando sillas en los mítines y que ahora tendrá que jugar otro papel". El relevo de Iván Espinosa de los Monteros como portavoz en el Congreso, Pepa Millán, también estará presente: es parte de esa sangre joven con la que se quiere dar un nuevo impulso al partido.

"Son personas que entienden perfectamente el discurso de Vox, se han criado con él y comprenden cuál es el mensaje grande"

Bajo estos cambios, late la necesidad de Vox de dar pasos adelante, también en lo interno, una idea recurrente desde sus inicios. Cuando el partido cobró auge, y llegaron muchos nuevos militantes y cuadros, los de Abascal hubieron de afrontar los obstáculos típicos de las formaciones de nuevo cuño: militantes heterogéneos, estructuras tensionadas por el crecimiento, la diferente formación de sus cuadros y la necesidad de orden interno.

La organización ha sido una prioridad de Vox, pero especialmente tras su época de crecimiento. La intención de enviar mensajes medidos y coordinados, y de que los candidatos locales se adhiriesen a la línea general del partido en lugar de tomar caminos propios, partía de esa variedad de personas que fueron llegando a Vox: "Uno venía del PP, otro de Falange, otro de otro sitio". Las nuevas figuras que se quieren incorporar al entorno directivo de la formación cuentan con un perfil mucho más definido: "Entienden perfectamente el discurso de Vox, se han criado con él y comprenden cuál es el mensaje grande y cuáles los proyectos a medio y largo plazo". Es una formación que ha "construido el partido a la vez que el ideario, y ellos han mamado ambas cosas".

Organización, no ideología

El fondo del asunto no es tanto la variedad ideológica como el deseo de evitar la dispersión organizativa. La salida de Iván Espinosa de los Monteros alentó los debates sobre la existencia de dos almas, la liberal y la populista, que habían entrado en conflicto, y, por tanto, percibieron en la marcha del portavoz en el Congreso la victoria de la segunda. El triunfo de Buxadé fue el diagnóstico final.

Es una tesis que encaja mal con la realidad. Mucho más que las diferencias ideológicas, estaban aquellas que tenían que ver con las tácticas y con las personas, con todo aquello relacionado con el día a día de la formación. La vida en los partidos, como en todas las instituciones sociales, compagina un doble camino: la organización jerárquica, la forma de estructurar un colectivo, los liderazgos, las peleas por las posiciones en la estructura y los intentos de ganar influencia conviven, a veces en confrontación, con las ideas, los conceptos ideológicos y los fines.

Tratan de evitar sorpresas y de asentar una vía en la que mensajes, candidatos, cargos electos y líderes caminen en la misma dirección

Nadie como Julien Freund ha descrito la relación entre las primeras (a las que denominó "lo político") y las segundas (a las que nombraba como "la política"). La salida de Espinosa de los Monteros tuvo que ver con lo político. Era una marcha que tenía en mente desde las municipales. La demoró en parte para no generar un ruido que perjudicase a la formación, con las elecciones generales a las puertas, pero también para evitarse problemas: si las cosas no marchaban bien el 23-J, sería señalado como uno de los causantes. Ambos factores le convencieron de que esperase a un momento menos complicado para apartarse de la primera línea.

Una vez salvada "la serpiente de verano", como califican en Vox el debate sobre la ideología del partido que generó esa sorpresiva salida, el refuerzo de la organización con sangre joven trata de asentar una vía en la que mensajes, candidatos, cargos electos y líder caminen en la misma dirección. No hay que olvidar que el revés más importante, por el contenido simbólico que tuvo respecto de un partido entonces en ascenso en las encuestas, fueron las elecciones andaluzas, que ganó sobradamente Moreno y en las que Vox perdió mucha presencia. El carácter de la candidata Macarena Olona, pero sobre todo su afición a ir por libre, fue la causa fundamental, para Bambú, de aquel fracaso. Y no quieren que se repita.

Vox está preparándose para una etapa de oposición. La investidura de Feijóo parece improbable, y si Sánchez logra el Gobierno, y tiene muchas cartas en la mano, Vox deberá definir el papel táctico y estratégico que va a desempeñar en la política española.

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