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Jorge Buxadé, la mano 'dura' que mece la estrategia de Vox
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Jorge Buxadé, la mano 'dura' que mece la estrategia de Vox

Abogado del Estado y exfalangista, se ha convertido en la sombra de Abascal y su poder no ha parado de crecer desde 2020. Los críticos le sitúan como responsable de la muerte del ala liberal, algo que él niega: "Es una gran mentira"

Foto: El vicepresidente de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé. (EFE/Daniel González)
El vicepresidente de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé. (EFE/Daniel González)
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Jorge Buxadé (Barcelona, 1975) niega la crisis en Vox y todo lo dicho durante los últimos días sobre su rol en el partido. "Es todo una gran mentira, una polémica de verano artificial", declara a El Confidencial en conversación telefónica. También las críticas manifestadas públicamente por exdiputados y exdirigentes de la formación, como Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso o José Luis Sánchez, que han alimentado sin disimulo la teoría de las corrientes enfrentadas, un extremo que la cúpula se afana en enterrar. Sus palabras, dice, son fruto del despecho por haber quedado fuera de las listas del 23-J. "No existe otro motivo racional", apunta. Pero el tsunami es imparable.

La salida de Iván Espinosa de los Monteros, uno de los rostros más conocidos y respetados dentro y fuera de Vox, ha sacudido a un partido que siempre se ha caracterizado por su hermetismo y por la ausencia de voces críticas. Las mismas que ahora se multiplican. El cisma interno ha ido a más después de que el conocido como 'médico de Vox', Juan Luis Steegmann, renunciase también a sus cargos en el Congreso y en la dirección. En privado, diferentes fuentes atribuyen las últimas bajas a la imposición de la estrategia 'dura' de Buxadé como única guía ante la pasividad de Santiago Abascal.

Foto: Iván Espinosa de los Monteros, durante su despedida política. (EFE/Fernando Alvarado)

Las voces críticas retratan al abogado del Estado como una de las figuras con mayor mando en las decisiones del partido, el 'poli malo' que mece la estrategia política de Vox y que, aseguran, ha acumulado poder hasta convertir la estructura en una especie de 'búnker' sin "democracia interna". El ascenso de algunos de sus más estrechos colaboradores en el organigrama revela cómo la corriente más dura y nacionalista ha comido casi todo el terreno al ala liberal, con Ignacio Hoces como número dos de Buxadé en la dirección o Ignacio Garriga en la secretaría general, tras purgar a Javier Ortega-Smith.

Algunos críticos apuntan a que la "deriva" que padece Vox apunta a una organización vertical sin espacio para la disidencia o el debate interno

A Jorge Buxadé no solo le atribuyen haberse convertido en —casi— la única voz que susurra a Santiago Abascal, encerrado en un reducido núcleo duro en el que el líder cuenta también con Enrique Cabanas, como vicesecretario de Presidencia, y Kiko Méndez-Monasterio, asesor de la máxima confianza del dirigente. El vicepresidente primero de la formación y responsable de la Acción Política tiene otros encargos que no son públicos. Buxadé fue el brazo ejecutor en la negociación de los acuerdos territoriales con el PP, una "piedra en el camino" para los intereses de Alberto Núñez Feijóo y que llegó a doblar el brazo a Génova en Extremadura o Aragón y que conduce a la Región de Murcia a nuevas elecciones.

También le sitúan como responsable último de las purgas en las listas que arrinconó a importantes dirigentes del ala liberal de la formación, así como de la estrategia de campaña que llevó a Vox a perder 19 escaños en las últimas elecciones generales.

Foto: Juan Luis Steegman. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Él, sin embargo, rechaza cada una de las acusaciones. "No hay facciones de nada. Yo no hago las listas", insiste frente al clamor de algunos sectores de la formación. El dirigente ha ido escalando puestos en la estructura del partido. Algo irrefutable a ojos de todos. Pero insiste que no ha habido un cambio significativo en el último año. “Mi papel en el partido se limita a jefe de la delegación de Vox en el Parlamento Europeo, miembro del Comité Ejecutivo Nacional y vicepresidente de Acción Política”, añade.

Abogado y exfalangista

Jorge Buxadé Villalba tiene un currículum más abultado que el que aparece reflejado en la página web de Vox. "Es abogado del Estado, licenciado en Derecho por la Universidad Abad Oliva-San Pablo CEU. Ha ejercido como profesor en varias universidades catalanas", se limitan a señalar. El gran artífice del giro de Vox comenzó su carrera política en la década de los 90. Proviene de una familia ligada al Ejército y al Opus Dei y se le atribuye un perfil ideológico ultracatólico y muy conservador como miembro de organizaciones como el provida Foro Catalán de Familia.

Casado y con cuatro hijos, nunca ha renegado de su pasado falangista. Entró en política de la mano de Falange de las JONS y concurrió como número 7 por Tarragona de la formación fascista en las elecciones catalanas de 1995. Un año después, se presentó a las elecciones generales en la lista de Barcelona de Falange Española Auténtica (FEA). En una entrevista para El Mundo en 2019 aseguró que lo único de lo que se arrepiente es de haber militado en el Partido Popular. Tuvo el carné azul entre 2004 y 2014.

Foto: Rueda de prensa de Jorge Buxadé e Iván Espinosa de los Monteros. (EFE/Ballesteros)

En 2015 comenzó su andadura en Vox, primero como militante y un año después como vicepresidente segundo de la candidatura de Abascal para liderar Vox. No estuvo en los inicios fundacionales de la formación, algo de lo que sí podía presumir Iván Espinosa de los Monteros o Víctor Sánchez del Real, ahora fuera de los órganos de decisión. El ascenso de Buxadé se intensificó en 2019, cuando concurrió como cabeza de lista en los comicios europeos. Actualmente, conserva el encargo de jefe de la delegación de Vox en el Parlamento Europeo. Pero cuenta con más galones.

Casado y con cuatro hijos, es abogado del Estado y concurrió en varias elecciones con Falange. De su pasado solo se arrepiente de afiliarse al PP

En 2020, Abascal comenzó a brindarle un mayor peso orgánico y protagonismo en la ejecutiva de la formación. El partido ya se había consolidado en el Congreso con 52 escaños y ejercía con mano dura una oposición de hierro al Gobierno en las Cortes para diferenciarse de un PP en horas muy bajas.

El líder de Vox otorgó a Buxadé la portavocía de la estrategia de comunicación del partido como canal de relación con los medios, que hasta ese momento estaba limitada a las ruedas de prensa que el portavoz parlamentario de la formación, Iván Espinosa de los Monteros, concedía en el Congreso junto a su entonces camarada, Macarena Olona. Su relación con los periodistas no es mala a nivel personal, modulada con el paso del tiempo, pero no desaprovecha ni una ocasión para cargar contra la prensa y las grandes cabeceras.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (Reuters/Vincent West) Opinión

Además de convertirse en la nueva voz de Vox, Abascal le elevó de rango y le encargó la vicepresidencia de Acción Política de la formación, entendido ahora como número dos del partido tras la caída de algunos de sus grandes e históricos perfiles. La salida Espinosa de los Monteros, de hecho, se entiende de puertas para adentro como un triunfo de las tesis más ultras del ahora capataz de Abascal. No solo en el plano ideológico, también en el marco de la organización interna. Algunos críticos apuntan a que la "deriva" que padecen apunta a una organización vertical sin espacio para la disidencia.

Los cambios en las listas afectaron especialmente a perfiles económicos más ligados al liberalismo que al proteccionismo que atribuyen a Buxadé, como el anterior gurú económico de Abascal, Rubén Manso, la economista Mireia Borrás y, ahora, el propio Espinosa de los Monteros. El ya exportavoz, incluso, llegó a advertir a Abascal de la "peligrosa deriva" a la que se asomaban por el ascenso del ala dura. Pero el líder de Vox hizo caso omiso a esas sugerencias.

"No existe ninguna decisión unilateral, todo se decide en órganos colegiados. No ha habido ni giros ideológicos ni de ningún tipo", sostiene Buxadé a este diario, en alusión a la aplicación del programa electoral. "¿En qué punto se dice que haya subidas de impuestos?", pregunta de forma retórica sobre los diferentes puntos de vista entre la corriente más proteccionista y nacionalista y la liberal, germen del terremoto que sacude la formación.

El tsunami que ha puesto patas arriba la dirección de Vox viene de lejos. Ya el año pasado la crisis quedó al descubierto con la abrupta salida de Macarena Olona. Y entonces también la cúpula lo negó por activa y por pasiva, mientras la exdiputada denunciaba los tejemanejes y la falta de democracia interna. La misma música que ahora. Buxadé, sin embargo, cree que todo es un plan orquestado contra Vox. Una trama en la que, aparentemente, participan miembros del partido. Como una especie de caballo de Troya.

Incluso Javier Ortega Smith deslizó en un tuit que el adiós de Iván Espinosa de los Monteros va más allá de los motivos "familiares y personales" que aduce. "Todo es una continuidad de la estrategia de demonización contra Vox, iniciada en la campaña y ahora incrementada con insultos personales. Todo es un invento al cien por cien", subraya el eurodiputado. Pero la crisis continúa.

Jorge Buxadé (Barcelona, 1975) niega la crisis en Vox y todo lo dicho durante los últimos días sobre su rol en el partido. "Es todo una gran mentira, una polémica de verano artificial", declara a El Confidencial en conversación telefónica. También las críticas manifestadas públicamente por exdiputados y exdirigentes de la formación, como Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso o José Luis Sánchez, que han alimentado sin disimulo la teoría de las corrientes enfrentadas, un extremo que la cúpula se afana en enterrar. Sus palabras, dice, son fruto del despecho por haber quedado fuera de las listas del 23-J. "No existe otro motivo racional", apunta. Pero el tsunami es imparable.

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