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Vox se diluye en el Congreso: sin referentes de peso y sin sus armas de oposición
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PERDIÓ 19 ESCAÑOS

Vox se diluye en el Congreso: sin referentes de peso y sin sus armas de oposición

La renuncia de Espinosa de los Monteros obliga a Abascal a reorganizar los roles de un grupo parlamentario con pocos perfiles mediáticos. Los 33 diputados son insuficientes para presentar mociones de censura o acudir al TC

Foto: Diputados de Vox abandonan el hemiciclo durante un pleno en el Congreso. (EFE/J.J. Guillén)
Diputados de Vox abandonan el hemiciclo durante un pleno en el Congreso. (EFE/J.J. Guillén)
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Si no hay una repetición electoral que lo remedie, Vox se asoma a una legislatura en la que verá diluido su protagonismo en el Congreso. El partido de Santiago Abascal se desinfló el 23-J y se dejó 19 escaños, suficientes como para limitar sus grandes armas de oposición a través de mociones de censura —presentó dos en los últimos cuatro años—, ya que se necesitan 35 diputados para encabezar este tipo de iniciativas. Tampoco podrá usar la baza de batallar las leyes de un futuro Ejecutivo en el Tribunal Constitucional, para lo que se necesitan 50 representantes. La salida de Iván Espinosa de los Monteros, el principal activo en la Cámara Baja, llena su futuro parlamentario de incógnitas y plantea una legislatura a medio gas en caso de que Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo logren los apoyos necesarios para salvar una sesión de investidura.

Vox no tocó suelo el 23-J —irrumpió en la primera convocatoria de abril de 2019 con 24 diputados—, pero las urnas lanzaron un importante aviso a Santiago Abascal, que debe centrarse ahora en reorganizar el reparto de roles en la Cámara para minimizar el impacto de la marcha de su portavoz parlamentario. El partido ya se resintió en el Congreso hace algo más de un año, cuando la cúpula de la formación envió a Macarena Olona a Andalucía y ella, posteriormente, renunció a la política. La formación dio galones a otros diputados con menos foco, como Inés Cañizares o José María Figaredo, pero fue Espinosa de los Monteros el que llenó prácticamente todo el hueco que dejó libre la abogada del Estado.

Foto: Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Mariscal)

El empresario no solo se convirtió en la voz de Vox en la Cámara Baja, sino que también desempeñaba la función de portavoz económico de la formación. Asumió un rol protagonista en la batalla contra el Ejecutivo por su agenda económica, y respondía a Nadia Calviño en cada sesión de control al Gobierno, de las que Santiago Abascal se ausentaba con frecuencia. La renuncia de Espinosa de los Monteros, motivada no solo por cuestiones familiares, sino también por el ascenso orgánico del ala integrista encabezada por Jorge Buxadé, obliga a Abascal a un encaje de bolillos para mantener el pulso político dentro del Congreso con apenas referentes de peso.

El resbalón de Vox en las urnas dejó fuera de la Cámara a importantes rostros de la formación, como Carla Toscano o Inés Cañizares. El partido laminó también de las listas a representantes del ala liberal, en la que también se encontraba Espinosa de los Monteros, como Víctor Sánchez del Real. De hecho, la decisión del equipo electoral de eliminar de las listas a una parte del personal de confianza del portavoz parlamentario fue uno de motivos que dinamitaron la confianza del empresario en la cúpula de la formación, y le alejó de Santiago Abascal. Su renuncia provoca que corra la lista de Madrid y entre en la Cámara Baja Juan Luis Steegman, el médico de Vox que fue la voz de la formación durante la pandemia.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, en los pasillos del Congreso. (EFE/Zipi Aragón)

La labor más inmediata es encontrar sustituto en la portavocía del Congreso. En la dirección del partido, niegan que ese puesto vaya a recaer en el pacense Ignacio Hoces, que ha reforzado su papel orgánico como vicesecretario institucional y segundo de a bordo de Buxadé, aunque fuentes del partido asumen que tendrá un papel relevante en la coordinación del grupo parlamentario como nexo con la dirección nacional.

En la Cámara Baja continúan algunos rostros conocidos, como Rocío de Meer, que repitió como cabeza de lista por Almería; Reyes Romero, que forma parte de la cúpula como vicepresidenta tercera de la formación; Manuel Mariscal, responsable de comunicación, o Ignacio Gil Lázaro, vicepresidente cuarto de la Mesa del Congreso, en la que el partido pedirá cuota para mantener su representatividad. Puede ganar galones también en el Congreso la diputada María Ruiz, que relevó a la mano derecha de Javier Ortega Smith en la cúpula, Tomás Fernández Ríos, ocupando la vicesecretaría de Organización. El portavoz en el Ayuntamiento de Madrid tendrá también asiento en la Cámara Baja, si bien ha ido perdiendo peso orgánico tras ser apartado de la secretaría general en favor de Ignacio Garriga, también cercano a Buxadé.

Foto: Iván Espinosa de los Monteros, durante su despedida política. (EFE/Fernando Alvarado)

También logró asiento el 23-J por Barcelona la exdiputada de Cs y del PP, Carina Mejías, y entrarán en el Congreso varios líderes territoriales, como el exlíder del partido en la Comunidad Valenciana Carlos Flores Juberías, cuya antigua condena por maltrato psicológico a su expareja forzó su sustitución en la vicepresidencia de la región que preside Carlos Mazón.

Si no hay una repetición electoral que lo remedie, Vox se asoma a una legislatura en la que verá diluido su protagonismo en el Congreso. El partido de Santiago Abascal se desinfló el 23-J y se dejó 19 escaños, suficientes como para limitar sus grandes armas de oposición a través de mociones de censura —presentó dos en los últimos cuatro años—, ya que se necesitan 35 diputados para encabezar este tipo de iniciativas. Tampoco podrá usar la baza de batallar las leyes de un futuro Ejecutivo en el Tribunal Constitucional, para lo que se necesitan 50 representantes. La salida de Iván Espinosa de los Monteros, el principal activo en la Cámara Baja, llena su futuro parlamentario de incógnitas y plantea una legislatura a medio gas en caso de que Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo logren los apoyos necesarios para salvar una sesión de investidura.

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