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El largo vía crucis de Casado: el PP cree que acabará fuera de la política
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PRESIDENTE EN FUNCIONES DEL PARTIDO

El largo vía crucis de Casado: el PP cree que acabará fuera de la política

Diferentes voces populares se inclinan porque el presidente saliente abandonará el escaño después del cónclave nacional, donde pronunciará un último discurso antes de ceder el testigo a Alberto Núñez Feijóo

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE/Mariscal)
El presidente del PP, Pablo Casado. (EFE/Mariscal)
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"Está triste. Han pasado semanas, pero sigue sin entender nada". Hace un mes, y como cada miércoles, Pablo Casado ocupó su asiento habitual en el Congreso. La diferencia es que en sus papeles no llevaba escrita ninguna pregunta de control a Pedro Sánchez, sino un discurso de despedida en su último día como líder de la oposición en la Cámara Baja. En el 41 aniversario del 23-F, el dirigente defendió que, frente al "rencor" y la "ira", debían primar la "reconciliación" y la "concordia" entre los españoles, aptitudes de las que, precisamente, no gozaba en su propio partido. El PP había entrado en una guerra civil y él fue la principal víctima. Esa misma noche, los barones firmarían su sentencia con la promesa de la redención del todavía presidente nacional. Sin embargo, 30 días después y con la 'alternativa' de Alberto Núñez Feijóo ya consolidada, en las cuitas internas predomina la creencia de que Casado tiene un pie más fuera que dentro, tanto del PP como de la política.

Hace justo un mes, todo el foco mediático se posó en la sede de Génova. Aquella noche, los 17 barones autonómicos del PP pactaron con Casado los términos de su rendición. No fue fácil. La cita se alargó hasta la madrugada, pero, al final, el político palentino claudicó. No opondría resistencia a la coronación de Feijóo, pero, a cambio, seguiría al frente del partido hasta la celebración de un congreso extraordinario para el que ya había fecha: 1 y 2 de abril, en Sevilla.

Foto: Pablo Casado. (EP/Pool/Getty Images/E. Parra) Opinión

Desde entonces, las apariciones públicas de Pablo Casado podrían contarse con los dedos de una mano. Su presidencia es simbólica y el mando interino capitaneado por Esteban González Pons y Cuca Gamarra le ha desplazado del foco público. En su equipo aseguran que existe interlocución con la portavoz parlamentaria —que asume las funciones prácticas de la secretaría general del partido— y con el presidente del comité organizador del congreso (COC), pero fuentes de la dirección interina aseguran que, aunque conoce las decisiones, no participa activamente en ellas.

La presidencia en 'funciones' que ostenta Pablo Casado en el PP tiene que ver también con el mando en la sombra que ya ejerce Alberto Núñez Feijóo. Desde que oficializó su candidatura, no hay nadie en el partido que no mire la senda que marca el gallego, más por el punto crítico que atraviesa la legislatura por la delicada situación política y económica. En sus múltiples mítines, el próximo presidente popular ya ha marcado doctrina respecto a los pactos con el Gobierno, la hoja de ruta económica o los consensos con Vox. Sin ir más lejos, supervisó la negociación con los de Santiago Abascal en Castilla y León, instando a Alfonso Fernández Mañueco a acelerar las conversaciones en la región, y ya ejerció como máxima autoridad del PP en la Conferencia de Presidentes de La Palma, donde cerró el principio de acuerdo para hacer frente a la escalada de precios en los suministros básicos.

Foto: Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Elvira Urquijo A.)

Desde el principio, y frente a los deseos de Isabel Díaz Ayuso de "expulsar" del partido a "todos" los que participaron en la "operación" política para derribarla, Feijóo apostó por la integración de Casado y de sus afines en el futuro del PP, con el objeto de evitar reabrir heridas del pasado. Sin embargo, esa posibilidad se ha ido diluyendo con el paso de las semanas. Diversas voces del partido, desde diputados cercanos al presidente saliente hasta miembros de la cúpula interina, creen que el palentino no tendrá hueco en el 'nuevo PP', pero también por decisión propia.

A juicio de las fuentes consultadas, "abandonará su escaño" tan pronto como se celebre el congreso que entronizará a Feijóo, y buscará refugio fuera de la política en el "ámbito privado". Aunque su futuro está lleno de incógnitas, las quinielas en el partido apuestan por que el protagonismo del dirigente en el futuro PP será "externo", quizá desde alguna fundación o empresa, pero alejadas del foco público. "Ahora mismo es rehén de su cargo", sostienen en las filas populares.

Foto: Isabel Díaz Ayuso. (EFE/ Sebastien Nogier)

Mientras, el dimitido Teodoro García Egea sí se ha dejado ver por el Congreso de los Diputados de una forma más asidua, normalizando su nuevo estatus como diputado raso y charlando con compañeros y periodistas. El todavía presidente nacional solo se ha presentado en la Cámara Baja para votar al término de un par de plenos. "Baja del despacho a la hora de la votación y se va", comenta un compañero de bancada, que recuerda que el reglamento obliga a los diputados a asistir presencialmente a la cámara, ya que el voto telemático está reservado para indisposiciones justificadas.

Este jueves, según reiteran en su equipo, está previsto que haga una nueva aparición 'fugaz' en el Congreso para votar los puntos de la semana, pero no tiene actos previstos en su agenda. Su último gran evento en la vida pública, al menos en el corto plazo, tendrá lugar en el congreso nacional del PP, donde pronunciará su último discurso antes de ceder definitivamente el testigo a Feijóo. Allí se despedirá, con alfombra roja, del partido que hace solo un mes le dio la espalda. Un diputado afín y "amigo" del dirigente asegura que no habrá salidas de tono. "Es un hombre de palabra. Cumplirá hasta el final", sentencia.

"Está triste. Han pasado semanas, pero sigue sin entender nada". Hace un mes, y como cada miércoles, Pablo Casado ocupó su asiento habitual en el Congreso. La diferencia es que en sus papeles no llevaba escrita ninguna pregunta de control a Pedro Sánchez, sino un discurso de despedida en su último día como líder de la oposición en la Cámara Baja. En el 41 aniversario del 23-F, el dirigente defendió que, frente al "rencor" y la "ira", debían primar la "reconciliación" y la "concordia" entre los españoles, aptitudes de las que, precisamente, no gozaba en su propio partido. El PP había entrado en una guerra civil y él fue la principal víctima. Esa misma noche, los barones firmarían su sentencia con la promesa de la redención del todavía presidente nacional. Sin embargo, 30 días después y con la 'alternativa' de Alberto Núñez Feijóo ya consolidada, en las cuitas internas predomina la creencia de que Casado tiene un pie más fuera que dentro, tanto del PP como de la política.

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