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El pacto con Vox provoca el primer 'resbalón' de Feijóo en violencia machista
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TRAS EL ACUERDO EN CASTILLA Y LEÓN

El pacto con Vox provoca el primer 'resbalón' de Feijóo en violencia machista

El gallego se ha visto obligado a recular tras sugerir que la violencia vicaria no es violencia de género, sino "intrafamiliar", en línea con el discurso de Abascal

Foto: El candidato a la presidencia del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juanjo Martín)
El candidato a la presidencia del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juanjo Martín)

Desde que firmó su primer pacto de gobierno con Vox, el PP camina por arenas movedizas. Alberto Núñez Feijóo aspira a estampar su propio sello político e ideológico en la formación que presidirá, 'de facto', a partir del 1 de abril, pero el inédito acuerdo con los de Santiago Abascal en Castilla y León amenaza con ensombrecer los primeros compases de su mandato. Este jueves, el líder gallego se ha visto obligado a recular tras sugerir en una rueda de prensa que la violencia vicaria, aquella que tiene como objetivo dañar a una mujer por medio de sus seres queridos, no es violencia género, sino intrafamiliar, validando así el ideario de Vox en esta cuestión.

"Hace algún tiempo tuvimos que sufrir el asesinato producido por un padre que, por un problema con su pareja, asesinó a sus dos hijos. Eso no es violencia machista, eso es violencia intrafamiliar", afirmaba Feijóo en una intervención tras la habitual reunión del Consello de la Xunta. Con estas palabras, el próximo líder de la oposición trataba de quitar hierro a las polémicas declaraciones del consejero andaluz de Salud, Jesús Aguirre, que dio otro giro al guion del PP sobre el maltrato machista y defendió la "violencia intrafamiliar" como un término preferible a "violencia de género" por "ser más representativo", en la medida en que el primero incluye al segundo. Tanto Feijóo como Aguirre terminaron matizando sus palabras.

Mientras el dirigente andaluz reafirmó en Twitter su "rotundo" compromiso frente a la evidente "lacra" contra las mujeres, el próximo líder del PP utilizaba también las redes sociales para matizar que sí considera que las agresiones vicarias sean un tipo de violencia de género. Sin embargo, tanto uno como otro han aceptado, en parte, el discurso del partido liderado por Santiago Abascal, ya que en todas sus proclamas incluyen su compromiso para luchar contra "todo tipo de violencias".

En el PP se defienden de las críticas al entender que, a diferencia de Vox, su compromiso con las políticas de igualdad es una línea roja infranqueable, y que la prueba de ello es la legislación promovida por los populares en esta cuestión. En Galicia, Feijóo impulsó hace un año la reforma de la ley de violencia de género para la protección integral de las víctimas de agresiones vicarias, una acción que ha reivindicado este jueves en redes sociales tras el 'resbalón' en la materia. "Galicia sabe lo que es que un padre asesine a sus hijos para dañar a la madre, y no estaba considerado como violencia de género. Por eso, Galicia cambió la ley", reiteraba en Twitter, y añadió: "Que nadie dude de que lucharemos contra todas las violencias y que no daremos ni un paso atrás en la lucha contra la violencia machista".

El presidente gallego ha intentado desvincularse del pacto alcanzado por Alfonso Fernández Mañueco con Vox, al entender en su equipo que la premisa de dar "libertad" a los presidentes autonómicos en sus respectivos territorios ya se acordó en el último comité ejecutivo nacional, presidido por Pablo Casado. "A veces es mejor perder un Gobierno que ganarlo desde el populismo", llegó a enmendar Feijóo en los días posteriores al acuerdo. El gallego pidió a Mañueco acelerar las negociaciones con los de Santiago Abascal, para evitar en la medida de lo posible que lo acordado en Castilla y León salpicase su mandato y, sobre todo, sentase un precedente. El acuerdo llegó el pasado 10 de marzo, a tres semanas de que Feijóo sea ungido nuevo líder del PP.

Sin embargo, y más allá del reparto de consejerías, el documento programático firmado por PP y Vox en la región ya levantó una fuerte polvareda. Entre sus 32 puntos y 11 "ejes" de Gobierno, se incluían algunas líneas dedicadas a aprobar una "ley de lucha contra la violencia intrafamiliar", con el objetivo de "eliminar cualquier tipo de discriminación en la atención a las víctimas de violencia doméstica", en línea con el discurso de Vox, que obvia la violencia machista como lacra social.

Y de aquellos polvos, estos lodos. Desde que se rubricó el primer acuerdo con Vox, el PP juega al equilibrismo. Y no solo en Castilla y León, donde los populares se defienden alegando que la cesión a Vox no implicará la derogación de la legislación vigente para proteger a las mujeres del maltrato machista. También en Andalucía, Vox logró introducir en su día un 'teléfono de violencia intrafamiliar' a cambio de su respaldo a los presupuestos regionales, pero no desplazó al teléfono contra la violencia de género. Ahora, en la arena nacional, Feijóo deberá definir cuál es la relación que mantendrá con Abascal y si el inédito pacto en Castilla y León es un precedente o un caso puntual.

Desde que firmó su primer pacto de gobierno con Vox, el PP camina por arenas movedizas. Alberto Núñez Feijóo aspira a estampar su propio sello político e ideológico en la formación que presidirá, 'de facto', a partir del 1 de abril, pero el inédito acuerdo con los de Santiago Abascal en Castilla y León amenaza con ensombrecer los primeros compases de su mandato. Este jueves, el líder gallego se ha visto obligado a recular tras sugerir en una rueda de prensa que la violencia vicaria, aquella que tiene como objetivo dañar a una mujer por medio de sus seres queridos, no es violencia género, sino intrafamiliar, validando así el ideario de Vox en esta cuestión.

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