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Los cambios en la derecha "de los que se entera todo el mundo, menos Feijóo"
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Los cambios en la derecha "de los que se entera todo el mundo, menos Feijóo"

Los partidos conservadores tradicionales están sufriendo transformaciones en tres órdenes: en la clase de líderes que escogen, en su posicionamiento ideológico y en su visión sobre Europa. Habrá que estar atentos a cómo afecta esto al PP

Foto: Abascal, en un acto electoral de Vox en Valencia. (EFE/Manuel Bruque)
Abascal, en un acto electoral de Vox en Valencia. (EFE/Manuel Bruque)
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Hay movimientos de fondo incesantes en el espectro conservador, que está en fase de transición, como es natural en época de cambios geopolíticos y geoeconómicos. Operan en varias áreas: en el tipo de líder que se escoge, en el contenido ideológico y en las posiciones internacionales. Hasta ahora, el ámbito anglosajón ha prefigurado las transformaciones europeas, y así sucedió las últimas décadas, en las que el partido republicano y los tories acababan por impregnar políticamente a las derechas europeas. En esta época no ocurre exactamente así.

Los republicanos estadounidenses se hallaban inmersos en un cambio de eje, encarnado en Ron DeSantis, el gobernador de Florida. Es un perfil continuista respecto del giro dado por Trump, pero, al mismo tiempo, suponía el regreso a una cierta normalidad. DeSantis era defendido por una parte relevante del Grand Old Party y de sus think tanks, gracias a esa unión entre la ortodoxia republicana y su combate incesante contra el wokismo; las luchas culturales le permitían mantener un perfil duro. Sin embargo, su posible candidatura no parece estar funcionando, porque los votantes prefieren el lado claramente antisistema de Trump.

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar. (EFE/Marcial Guillén)

No obstante, donde esa mezcla de continuidad y novedad combativa está teniendo éxito es en Europa. Meloni encarna perfectamente ese perfil: su actitud, su posición y su energía pertenecen claramente a las nuevas derechas, pero, una vez en el Gobierno, se ha rodeado de asesores provenientes de la derecha tradicional. Eso no significa que adopte posturas estándar, sino que hace un equilibrio permanente entre su programa y lo que le es dado hacer. En otras palabras, son figuras que crecen electoralmente desde una posición antisistema y que, cuando llegan al poder, desarrollan muchas políticas prosistema.

Estas derechas están cambiando el mapa europeo por su éxito electoral en países del este, por su ascenso en el norte y por la capacidad de que su ideología impregne en el sur. Los cambios están ocurriendo en diferentes planos.

Rebeldía frente a las élites

Muchos de los elementos en los que se apoyan las derechas populistas continentales aparecen en el documental El futuro de Europa, producido por la fundación Disenso. Lo presentó Santiago Abascal en Santiago de Compostela, "la capital espiritual de Europa". En su discurso, el líder de Vox recordó las temáticas en las que han puesto el foco ("inmigración masiva, el número de géneros, la voracidad fiscal, las consecuencias sociales de las restricciones climáticas y de la transición energética"), a las que añadió un "debate cancelado", el de la UE.

Se trata de un asunto que, en teoría, tendrá escasa relevancia para el 28-M, y quizás un poco más para las generales. Los temas abordados en el documental, como los perjuicios que causó nuestra entrada en la UE, la incidencia negativa de la globalización y la deslocalización, la pérdida de soberanía o el papel de la burocracia bruselense, parecen alejados de la política cotidiana, y más aún en unos comicios autonómicos y municipales.

Las élites progresistas y europeístas dominan y ellos son los únicos que, afirman, se atreven a plantar cara

Sin embargo, Bruselas juega un papel simbólico importante. Muchos de los asuntos combatidos por Vox se sustentan en políticas respaldas por las instituciones comunitarias. Lo más importante, no obstante, no es el contenido concreto, sino el carácter que las impregna. La formación de Abascal se ha desarrollado a partir de un relato muy definido. En nuestra época, señalan, las élites han apostado decididamente por el progresismo, la Agenda 2030, la defensa de la inmigración y la causa LGTBI, y ellos son los únicos, afirman, que se atreven a plantar cara a las creencias dominantes de este tiempo. Ese carácter rebelde, señalan desde GAD3, les ha hecho aumentar su base entre los jóvenes. Al mismo tiempo, ha vehiculado también el descontento de las poblaciones que van desde los 35 hasta los 49 años, como aseguran en Metroscopia. Si en España solo votasen los varones menores de 50 años, Vox tendría un papel principal.

Ese revestimiento de oposición rebelde frente al establishment en el que las nuevas derechas han crecido ha encontrado ámbitos territoriales más favorables a su desarrollo. Los movimientos en el mundo rural forman parte de ello. Que el partido de los agricultores y ganaderos haya obtenido un peso relevante en la política holandesa es un signo más. La creación de plataformas como SOS Rural en España tratan de prolongar ese impulso, y lo hacen como fuerza reactiva. Sus tesis se basan en el mismo esquema, el de una fuerza que combate los cambios negativos que promueven las élites.

Las exigencias medioambientales de Bruselas, que recogen gobiernos nacionales como el de Sánchez, están arruinando el campo, y es hora de enfrentarse a ellas. En GAD3 entienden que, en España, Vox ha sido el partido que ha sabido canalizar la hostilidad hacia las aplicaciones concretas de la Agenda 2030, que le ha puesto nombres y apellidos, y que en ese posicionamiento reside su fuerza. Pero eso es en el entorno rural; en el urbano destaca otro nombre, Ayuso.

Los movimientos en el PP

El PP de Feijóo también posee un carácter opositor, pero es contra el sanchismo. Su perspectiva pretende ser mucho más sistémica, y, por tanto, respetuosa con las creencias establecidas. Feijóo no es la opción Meloni o DeSantis, pero Ayuso sí muestra ese perfil; confronta con el Gobierno de España, lo hace en términos decididos y además es capaz de desafiar las posiciones progresistas, como la Agenda 2030. Es justo, además, esa posición la que está provocando que el PP Europeo, con Manfred Weber a la cabeza, esté dando un giro significativo.

Si el PSOE obtiene buenos resultados y Ayuso consigue mayoría absoluta, la opción ideológica de la presidenta se verá reforzada

La pelea por la Comunidad de Madrid, en consecuencia, posee también un carácter ideológico. El 28-M es el momento en que el PP espera su consagración como futuro partido de gobierno, puesto que unos malos resultados de la izquierda demostrarían que la legislatura de Sánchez está acabada y que solo les queda esperar el relevo. Pero si no ocurre así y Ayuso obtiene mayoría absoluta en su comunidad, la opción ideológica de la presidenta se verá reforzada.

Las dos posiciones del PP pueden ser complementarias de cara a las generales, con un lado más institucional, el de Feijóo, y otro más desafiante, el de Ayuso. Pero si las cosas no van del todo bien, las tensiones ideológicas regresarán. Y más cuando el empuje de las derechas internacionales favorece las posiciones de Ayuso y de Vox. Ese cambio en el continente, en sus poblaciones y en la derecha, es algo, afirman desde el partido de Abascal, de lo que "se está dando cuenta todo el mundo en Europa, salvo Feijóo".

La pelea europea

Las transformaciones en la derecha son indisociables de los movimientos de fondo. Como aseguraba Abascal, "el eje franco-alemán que dictaba todo es parte del pasado y está siendo sustituido en Italia, Polonia, Finlandia, Suecia, Hungría o Chequia, por fuerzas alternativas con las que nos identificamos, y probablemente ocurrirá en Francia y en España y cuando esas fuerzas que defienden naciones soberanas, sean las principales en las principales naciones, Europa podrá salvarse".

Abascal señala un elemento real, la debilidad del eje francoalemán que dirigió Europa estos años. Berlín y París continúan teniendo una mirada común en muchos aspectos, pero las divergencias en otros son palpables, y la misma idea de autonomía estratégica parece ser algo que solo defiende abiertamente Macron. El peso del este es grande, y más con la guerra de Ucrania, y las presiones que EEUU ha generado con el IRA está ahondando las brechas entre países europeos. El país motor de la UE, Alemania, está atravesando una crisis y no sabe bien hacia dónde dirigirse. Está subvencionando a su industria con los precios de la energía para que continúe siendo competitiva, pero hacerlo de manera prolongada supondría una desventaja obvia al resto de países de la UE.

"Bruselas se excede en sus atribuciones y en sus exigencias. Europa debe ser una Europa de naciones, no de burócratas"

De momento, la opción germana es desplazarse lo mínimo posible. Scholz quiere ampliar Europa para tener más mercados, opta por continuar en el marco de la OMC y por fomentar el mayor número de tratados comerciales de la UE con los países y regiones que sea posible. Pero, para ello, necesita cambiar unas cuantas cosas en las instituciones europeas. Empezando, como señalaba el presidente alemán, por que la unanimidad no sea necesaria en la toma de decisiones europeas: apuesta por un sistema de mayorías, y en algunos casos de mayorías cualificadas. En otro caso, la UE no podrá avanzar.

Las nuevas derechas europeas no son favorables a esta postura, más al contrario. Insisten en la necesidad de la UE, pero entienden que "al actuar por mayoría se atenta contra la soberanía de los países, contra su tradición y su cultura", y que Bruselas se excede en sus atribuciones y en sus exigencias. Europa debe ser una Europa de naciones, no de burócratas. Este es un elemento ideológico que separa de forma clara a Vox de Ayuso.

En todo caso, el proyecto de Scholz, que es el de muchos de los principales países europeos, es muy distinto del de las nuevas derechas. Ambos contienen perspectivas de futuro muy alejadas y visiones ideológicas muy diferentes. Y es una pelea relevante, porque incidirá en muchas de las decisiones que se tomen sobre cómo gestionar la economía, los criterios sobre el déficit, la amplitud y profundidad del plan verde, las decisiones sobre inmigración y sobre las formas en que se desarrollarán las medidas adoptadas. Se trata de una partida ideológica de profundidad, y las derechas tradicionales tendrán que saber dónde situarse.

Hay movimientos de fondo incesantes en el espectro conservador, que está en fase de transición, como es natural en época de cambios geopolíticos y geoeconómicos. Operan en varias áreas: en el tipo de líder que se escoge, en el contenido ideológico y en las posiciones internacionales. Hasta ahora, el ámbito anglosajón ha prefigurado las transformaciones europeas, y así sucedió las últimas décadas, en las que el partido republicano y los tories acababan por impregnar políticamente a las derechas europeas. En esta época no ocurre exactamente así.

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