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El vicepresidente catalán, Jordi Puigneró, se reunió con los servicios secretos israelíes
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El vicepresidente catalán, Jordi Puigneró, se reunió con los servicios secretos israelíes

Víctor Terradellas, ex responsable de relaciones internacionales de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), intermedió para que se viese con miembros del Shin Bet y del Mossad

Foto: Jordi Puigneró, junto a Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
Jordi Puigneró, junto a Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
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No solo de Rusia vivió el independentismo catalán. Los mediadores de la cúpula soberanista llamaron a muchas puertas intentando encontrar un 'Gobierno amigo' en la escena internacional para apoyar la secesión de Cataluña. Los puentes con el Kremlin han sido, hasta ahora, los más conocidos por los viajes de algunos cargos a Moscú o por la visita de contactos rusos a Barcelona. Pero, en realidad, el soberanismo intentó cerrar reuniones con la cúpula de la OTAN, con multitud de ejecutivos extranjeros y con diversos servicios de Inteligencia. Uno de los países en que tenían depositadas muchas esperanzas era Israel, con el que intentaron toda clase de negociaciones.

El país del Próximo Oriente es idolatrado por un sector del soberanismo catalán y denostado por otro (especialmente por la CUP). Hacia él se dirigieron muchos de los esfuerzos que hizo Víctor Terradellas, ex responsable de relaciones internacionales de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y el hombre que intentó en varias ocasiones abrir una puerta que le conectase con el Kremlin. La cosa parece que funcionó en Tel Aviv, hasta el punto de que logró que los servicios secretos judíos recibiesen al actual vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, que es el hombre fuerte de Carles Puigdemont en el Govern.

Foto: Jordi Sànchez y Carles Puigdemont, durante el segundo congreso de JxCAT. (EFE/David Borrat)

De esos contactos quedó constancia por escrito, aunque no consta la fecha exacta de las reuniones. Terradellas envió un mensaje muy revelador a Puigdemont el 27 de febrero de 2018. "Até la visita de Puigneró con la Inteligencia interior israelí y ahora estoy preparando un nuevo encuentro con los servicios de Inteligencia exteriores israelíes", le escribió el mediador internacional, que por entonces ya había realizado también algunos contactos con Moscú y Washington.

Lo cierto es que, desde 2016, Terradellas tenía línea directa con varios israelíes para establecer puentes entre la Generalitat y el Gobierno judío. En las semanas siguientes a la misiva, mantuvo frecuentes conversaciones con un rabino de Barcelona para concretar una reunión con alguien, supuestamente de los servicios secretos, que tenía que desplazarse hasta la capital catalana. Terradellas también mantuvo, en el otoño de 2017, una intensa relación con León Amiras, vicepresidente del Colegio de Abogados de Jerusalén y presidente de la OLEI, una organización de inmigrantes de América Latina, España y Portugal en Israel. Un personaje que no ocultaba su simpatía por el independentismo. "Tendremos que aplicar un poco de sionismo al proceso catalán", le había dicho Terradellas a Amiras. "Llevará tiempo, sudor y lágrimas… Quizás en un principio es importante un diálogo que el Rey ni lo ofreció. El mundo empieza a comprender el derecho a la independencia de los pueblos", le contestó el israelí.

Reuniones en Tel Aviv

Cuando se preparaban las reuniones con los servicios secretos de Israel, Puigneró era secretario de Telecomunicaciones, Ciberseguridad y Sociedad Digital. Tan solo tres meses más tarde, en mayo de 2018, fue nombrado consejero de Políticas Digitales y Administración Pública por el nuevo 'president', Quim Torra. La Inteligencia israelí tiene dos ramas. Una es el Shin Bet o Shabak, que se encarga de la seguridad interna, de los territorios ocupados y de las embajadas y consulados. La otra, exterior, es la que se conoce como el Mossad, la agencia responsable del espionaje internacional.

Según fuentes que conocen los movimientos independentistas, Terradellas fue el que movió los hilos para que Puigneró fuese recibido por Erez Kreiner, exdirector de la Autoridad Nacional de Seguridad Cibernética de Israel, que trabajaba para el Shin Bet. Aprovechó la realización de la feria Israel Homeland Security & Cibersecurity, a finales de 2016, y ató un encuentro entre ambos, aunque fuentes cercanas a la cúpula soberanista aseguran a El Confidencial que "hubo más reuniones, porque Puigneró estuvo desaparecido unas horas cuando estuvo en Tel Aviv". Apuntan a que, después, hubo más citas con intermediarios israelíes que no han querido identificar.

Cuando se concretaron las reuniones con los servicios secretos de Israel, Puigneró era secretario de Telecomunicaciones

Según confirmaron a este diario fuentes presentes en esas reuniones, también se vio con Leo Gleser, propietario de la firma International Security & Defense Systems (ISDS). Gleser, según algunos consultados, es un excoronel que había sido miembro de una de las unidades de élite del Mossad, aunque desde hace años se dedica a vender seguridad en medio mundo. Por ejemplo, llegó a montar la seguridad de Zarzuela y trabajó con el Gobierno de EEUU.

Según una de las fuentes, Terradellas colaboró solo en hacer posible el encuentro con Kreiner, pero no con Gleser. Esta fuente relata que el intermediario catalán "tenía algunos contactos con los israelíes y se valía de ello". El mismo ex responsable de las relaciones internacionales de CDC reconocía que era "muy amigo" del expresidente israelí Shimon Peres, fallecido en 2016. De hecho, en su teléfono, incautado cuando fue detenido por orden del juez Joaquín Aguirre, guardaba una fotografía en la que aparece junto a Peres y Oriol Pujol Ferrusola, en el momento en que este era secretario general adjunto de Convergència.

En el momento de las reuniones en Tel Aviv, Puigneró iba acompañado de Iván Monforte, su jefe de gabinete, y de Xavier Gatius, el director del Cesicat (Centro de Seguridad de Información), que el Govern quería convertir en el embrión de unos servicios de Inteligencia catalanes, más conocidos como 'CNI catalán'. En la actualidad, Monforte es el director de la Oficina del Vicepresidente y Gatius oficia como presidente de la Comisión Ejecutiva del Consorci d'Administració Oberta de Catalunya (AOC), tras haber sido secretario general de Políticas Digitales; es decir, el segundo de Puigneró cuando era consejero de Políticas Digitales hasta el año pasado.

Interesado en material de espionaje

Puigneró, que era también el responsable del área TIC de Convergència, intentó hacerse con material de espionaje en Tel Aviv por valor de 27 millones de euros (posteriormente rebajados a 23,5 millones). Así se lo hizo saber a sus interlocutores hebreos. Su interés se centraba en programas de intrusión en chats, en equipos de telecomunicaciones, especialmente antenas, y en material de intervención y ciberseguridad. De llegarse a un acuerdo, el material debería ser enviado a París, desde donde se pasaría en furgoneta a Cataluña para burlar el control de las autoridades españolas.

Una de las obsesiones del Govern, ya desde la época de Artur Mas, era crear unos servicios secretos catalanes, aunque ese proyecto siempre estuvo oculto, ya que unos servicios de esa naturaleza son inconstitucionales. Cuando en 2013 Puigneró fue nombrado director general de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, puso en marcha diversos proyectos considerados estratégicos y esenciales para la ruptura con España. En 2013, el subinspector de los Mossos, Tomás Copete, responsable del Área de Medios Técnicos del cuerpo, un puesto que dependía directamente de la Comisaría General de Información, se ponía en contacto con la empresa italiana Hacking Team. Su objetivo era hacerse con el programa espía Galileo, muy similar a Pegasus.

Foto: La empresa israelí propietaria de Pegasus. (Reuters/Amir Cohen)

Massimiliano Luppi escribió a Copete el 26 de marzo de 2015 un correo en el que le agradecía su interés por Galileo. "Está diseñado para atacar, infectar y monitorear los PC de destino y 'smartphones' de forma sigilosa —le decía al representante del Govern—. Le permite recopilar datos de forma encubierta de los más comunes sistemas operativos de escritorio, tales como Windows, OS X, Linux… Además, el sistema de control remoto puede monitorear todos los teléfonos inteligentes modernos: Android, iOS, Blackberry, Windows Phone… Una vez que un objetivo está infectado, puede acceder a toda la información, incluidas llamadas de Skype, Facebook, Twitter, WhatsApp, Line, Viber y muchos más". Le indicaba que le proporcionaría ubicación del dispositivo, documentos, capturas de pantalla e incluso acceso a micrófono. Ese programa debía ser una de las principales herramientas a utilizar por el 'CNI catalán' que se diseñaba desde el área que dirigía Puigneró.

Terradellas, por su parte, expuso también en una conversación a Puigdemont que en la formación del nuevo Govern, que se estaba negociando con ERC en la primavera de 2018, los posconvergentes se quedasen el área de Exteriores, que consideraba fundamental (en la última legislatura, estaba en manos de Esquerra). "Es urgente recuperar Exteriores. Si es preciso, ERC se puede quedar Transparencia y Relaciones Institucionales [áreas que se encuadraban dentro de la misma consejería]. Pero Exteriores ha de ser nuestra de todas, todas. Creo que habría de ser como consejería, pero en caso de que no sea posible, entonces hemos de anularla y hacerla como secretaría", advertía Víctor Terradellas a Carles Puigdemont. De esa manera, Junts podría establecer a su antojo las relaciones internacionales que más le conviniesen y apoyar de forma subrepticia la labor que Terradellas realizaba en el exterior, buscando apoyos para la ruptura con España.

No solo de Rusia vivió el independentismo catalán. Los mediadores de la cúpula soberanista llamaron a muchas puertas intentando encontrar un 'Gobierno amigo' en la escena internacional para apoyar la secesión de Cataluña. Los puentes con el Kremlin han sido, hasta ahora, los más conocidos por los viajes de algunos cargos a Moscú o por la visita de contactos rusos a Barcelona. Pero, en realidad, el soberanismo intentó cerrar reuniones con la cúpula de la OTAN, con multitud de ejecutivos extranjeros y con diversos servicios de Inteligencia. Uno de los países en que tenían depositadas muchas esperanzas era Israel, con el que intentaron toda clase de negociaciones.

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