Los servicios españoles de información vigilaron todo el viaje del Govern a Israel
Desde que salieron de El Prat hasta las habitaciones del hotel en Tel Aviv. Todo el viaje de altos cargos de la Generalitat fue monitoreado por los servicios de la Policía y el CNI
Un agente de los servicios de información especiales de la Guardia Civil vigiló en todo momento a altos cargos de la Generalitat de Cataluña que en noviembre de 2016 asistieron a la feria Israel Homeland Security & Cibersecutiry. Esa vigilancia se produjo desde el mismo momento en que despegaron del aeropuerto de El Prat, ya que un agente de la UCE (Unidad Central Especial) viajaba de incógnito en el mismo vuelo. En esa fecha, viajaron a Tel Aviv el secretario de Ciberseguridad de la Generalitat, Jordi Puigneró; su jefe de gabinete, Iván Monforte; y el director del Cesicat, Xavier Gatius. El Cesicat debía ser el cerebro gris de los servicios de espionaje catalanes, que se conocían como el ‘CNI catalán’.
La intención de los altos cargos del Govern era realizar contactos para comprar material de espionaje por 27 millones de euros (luego rebajados a 23,5 millones) con los que abastecer el embrión de los servicios de inteligencia de Cataluña. Pero los buenos oficios de la inteligencia española hizo que les alojasen en el mismo hotel que una delegación de los servicios de información de la Guardia Civil y de otro equipo del CNI, pero del CNI español, lo cual no dejaba de ser una sarcástica ‘broma’. Según ha podido conocer este diario, las reservas, tanto de vuelos como de hoteles, se hacían a través de la embajada de Israel y fueron los propios servicios españoles los que, alertados del viaje con anterioridad, controlaron todo el operativo del mismo desde el principio e hicieron que los organizadores de la feria instalasen a los ‘cerebros’ de los servicios de inteligencia catalanes ‘emparedados’ entre sus colegas españoles de la Guardia Civil y el CNI.
Hicieron que los organizadores instalasen a los ‘cerebros’ de los servicios de inteligencia catalanes entre sus colegas de la Guardia Civil y el CNI
Luego, controlaron también las reuniones y los movimientos de la delegación catalana, especialmente las reuniones de Jordi Puigneró con los empresarios Leo Gleser y Erez Kreiner. La delegación catalana también visitó los días 17 y 18 de noviembre varias ‘startups’ (Israel es un hervidero de ‘startups’ cibernéticas y cuenta con casi 500 empresas de este sector), incubadoras, aceleradoras y fondos de capital riesgo, además de la Universidad Ben Gurion y un área de innovación cibernética denominada Cyberspack. “El verdadero motivo de la visita no eran las visitas formales y guiadas en grupo a viveros de empresas, sino contactar con empresas que pudieran facilitar material sensible a los Mossos d’Esquadra sin tener que pasar por el control de Madrid”, señala una fuente cercana a las negociaciones de los catalanes con los empresarios hebreos.
De ahí que, por mediación de una empresa de detectives de Barcelona –y tras no haber podido reunirse con ningún representante del Gobierno israelí ni de los servicios de inteligencia de aquel país- se viesen finalmente con Gleser y Kreiner, dos de los pesos pesados en la venta de material de ciberseguridad a través de las compañías ISDS y AWZ.
Un veterano del asalto en Entebbe
Y es que los interlocutores israelíes de los altos cargos de la Generalitat que quisieron comprar material de espionaje tienen a sus espaldas una acreditada carrera en el mundo de la seguridad. Gleser fue el principal responsable de la seguridad en los últimos Juegos Olímpicos celebrados en Brasil, pero su experiencia viene de muy lejos (también había trabajado para la seguridad de los JJOO de 1992 en Barcelona, Sídney 2000, Pekín 2008, los Juegos Panamericanos de Río en 2007, o las Copas del Mundo en México e Italia, así como de la aerolínea El Al. En su época joven, había sido oficial de los servicios israelíes hasta que a principios de los 80 creó su propia empresa, en la que, en sus inicios, acogió a antiguos agentes del Mossad.
Gleser fue el cicerone del presidente de Israel, Rivlin, en su reciente viaje a España en noviembre del 2017, en el que fue recibido por Felipe VI
Su leyenda vincula a Gleser como asesor en el entrenamiento de Contra nicaragüense, así como actuaciones en la formación de los escoltas del presidente hondureño Roberto Suazo, suministrador de instructores a los gobiernos de Nicaragua, Guatemala o El Salvador. También prestó servicios de seguridad a las petroleras venezolanas antes del golpe de Estado fracasado contra Hugo Chávez en 2002 y a compañías como Petrobras e Itaipú. En el libro ‘Israel, the CIA, Central America, and Dictatorship’, de Andrew y Leslie Cockburn, se le vincula a la operación de Entebbe en 1976, que fue el rescate relámpago de los pasajeros de un avión de Air France secuestrados en Uganda en julio de aquel año por el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) y Células Revolucionarias. Los comandos israelíes rescataron a 103 rehenes, aunque tres perecieron, lo mismo que todos los secuestradores. En la operación solo murió el teniente coronel Yonatan Netanyahu, hermano del actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
En la actualidad, es pública la amistad del mandatario israelí con el empresario. Además, Gleser fue el cicerone del presidente de Israel, Reuven Rivlin, en su reciente viaje a España en noviembre del 2017, en el que fue recibido por Felipe VI. En realidad, la empresa de Gleser había sido la suministradora de los sistemas de seguridad de la Zarzuela en la década de los 80 del pasado siglo y diseñó también la seguridad de mandatarios como Jimmy Carter o Henry Kissinger.
Los maletines espía de los Mossos
Por su parte, Kreiner fue CEO de Cyber-Rider y es director gerente y asesor estratégico del grupo AWZ, del que también es miembro de su comité de inversiones. En el consejo estratégico de este grupo se sientan, entre otros, Richard Faden, exdirector del Servicio de Inteligencia de Seguridad de Canadá y viceministro de Defensa de este país, el teniente general Michael Day, excomandante de las Fuerzas Armadas Especiales de las Fuerzas Armadas de Canadá, Stockwell Day, exministro canadiense de Seguridad Pública, y Haim Tomer, exjefe del Mossad. Kreiner también es asociado del Instituto International de Contraterrorismo.
Los Mossos disponen ahora de cinco maletines más, con nuevos programas y con una capacidad de intervención muy superior a la de los primeros
A.W., uno de los expertos que se reunieron en Tel Aviv con los altos cargos del Gobierno catalán, había trabajado para la compañía Verint, que comercializa unos modernos maletines capaces de monitorizar todos los teléfonos móviles en un radio de 3 kilómetros. Cuando comenzó el ‘procés’, a principios de julio de 2011, Verint llegó a Barcelona y mantuvo una reunión con tres altos cargos de los Mossos d’Esquadra, a los que hizo una demostración del material que vendía en un local ubicado en los bajos de la Torre Mapfre. En aquel momento, el radio de acción de los maletines era de 500 metros, lo que abarcaba una circunferencia de un kilómetro de diámetro. Los Mossos compraron dos unidades de esos maletines, que costaron, en aquel momento, más de 320.000 euros. Con posterioridad, hubo otras adquisiciones de ese mismo material, que fue asignado a la unidad secreta conocida como UCRO (Unidad Central de Recursos Operativos), cuya existencia desveló El Confidencial.
Según algunas fuentes, los Mossos disponen ahora de cinco maletines más que han ido adquiriendo en los últimos años, equipados con nuevos programas y con una capacidad de intervención muy superior a la de los primeros. Esos maletines han sido asignados en exclusiva a células de la UCRO, (la unidad secreta creada en 2011 que recientemente cambió su denominación por la de Ucoinfo, Unidad Central Operativa de Información) y se encuentran diseminados en varios domicilios o sedes operativas de los Mossos.
Un agente de los servicios de información especiales de la Guardia Civil vigiló en todo momento a altos cargos de la Generalitat de Cataluña que en noviembre de 2016 asistieron a la feria Israel Homeland Security & Cibersecutiry. Esa vigilancia se produjo desde el mismo momento en que despegaron del aeropuerto de El Prat, ya que un agente de la UCE (Unidad Central Especial) viajaba de incógnito en el mismo vuelo. En esa fecha, viajaron a Tel Aviv el secretario de Ciberseguridad de la Generalitat, Jordi Puigneró; su jefe de gabinete, Iván Monforte; y el director del Cesicat, Xavier Gatius. El Cesicat debía ser el cerebro gris de los servicios de espionaje catalanes, que se conocían como el ‘CNI catalán’.