Es noticia
Barcelona busca caballo ganador el 28-M: Collboni toma ventaja ante Colau y Trias
  1. España
  2. Cataluña
La batalla en la Ciudad Condal

Barcelona busca caballo ganador el 28-M: Collboni toma ventaja ante Colau y Trias

El escenario electoral en la capital catalana advierte de un triple empate entre PSC, los comunes y JxCAT, con ERC y Maragall descolgados. El socialista es el único que puede llegar a la alcaldía si queda segundo

Foto: Ada Colau junto a Jaume Collboni y Ernest Maragall. (EFE/Alejandro García)
Ada Colau junto a Jaume Collboni y Ernest Maragall. (EFE/Alejandro García)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Ada Colau, Xavier Trias y Jaume Collboni. Comunes, junteros y socialistas. Estos son los tres caballos que se juegan en el gran hipódromo de las elecciones municipales la alcaldía de Barcelona. A cierta distancia, dicen los sondeos, el equino republicano Ernest Maragall. Ganador de los comicios hace cuatro años, aunque no alcanzara finalmente el bastón de mando, y que ahora anda descolgado en la carrera. Tras este cuarteto, los pencos de relleno: PP, Valents, Ciudadanos y la CUP. Esta es la lista completa de corceles sobre los que han de cruzarse las apuestas.

En juego, 41 concejales. Y ninguna posibilidad de que alguien se alce con la mayoría suficiente para gobernar en solitario. Así que la carrera lo será también de pactos. A dos o a tres. Y, de fondo, las lecturas políticas que sobrepasarán a la propia ciudad de Barcelona: ¿conseguirá Yolanda Díaz que el otro ser de luz de la izquierda, Ada Colau, conserve la Ciudad Condal? ¿Podrán reivindicar los socialistas que su política para con Cataluña es la más efectiva y única posible desde el constitucionalismo haciéndose con la alcaldía de su capital? ¿Será Barcelona el último clavo en el ataúd del proceso independentista con Xavier Trias, un convergente de toda la vida, enseñándole a JxCAT que el camino del éxito está en regresar al autonomismo y al realismo político?

Ada Colau, amor y odio a partes iguales

Colau ha recogido el guante que plantea las elecciones de mayo como un plebiscito sobre su persona y sus políticas. A la alcaldesa le beneficia la confrontación. Y la aparición de Xavier Trias en el escenario le ha dado la oportunidad de recuperar el discurso de las élites que sueñan con volver a colonizar Barcelona para su propio beneficio. Ellos o yo. La alcaldesa es un personaje divisivo entre los barceloneses. Y este tipo de discurso, al que Trias también juega en sentido contrario, la ayuda a reagrupar y movilizar a sus fieles. La bala de plata de la alcaldesa, tercera opción en la mayoría de las encuestas en estos momentos, es la lealtad y fidelidad de buena parte de sus votantes en anteriores comicios. Su suelo de votos es sólido y no va a derrumbarse, a pesar de los anticuerpos que genera entre la parte del electorado que la vive como una auténtica pesadilla.

Foto: Ada Colau en una imagen de archivo. (EFE/Toni Albir)

Colau ya perdió en 2019 contra Ernest Maragall (más votos del candidato de ERC y empate a 10 concejales), pero mantuvo el sillón de alcaldesa gracias al apoyo de tres de los seis concejales de la candidatura del francés Manuel Valls, que encabezó la lista de Ciudadanos en lo que acabó siendo el mayor bluf jamás visto en política municipal.

Las "elites burguesas" (antiindependentistas) contra las que sigue rebelándose Ada Colau todavía hoy fueron las que le aseguraron un segundo mandato para evitar que la alcaldía barcelonesa cayese en manos de un separatista como Maragall. Hace cuatro años, el proceso todavía daba miedo. Con la agenda soberanista en barbecho, ese escenario resulta hoy irrepetible. Colau tendrá que ganar las elecciones si quiere repetir como alcaldesa. ¿Puede hacerlo? Sí. Pero lo cierto es que la demoscopia dice que no es lo más probable a fecha de hoy.

El futuro de Ada Colau en el caso de perder las elecciones apunta a Sumar y Yolanda Díaz, a quienes presta un apoyo entusiasta

Cualquier otro escenario diferente al de ganar los comicios equivaldrá a sellar su pasaporte para que abandone la política municipal. Ella misma abona esta teoría cuando se niega a confirmar que seguirá en el Ayuntamiento de Barcelona en el caso de verse obligada a ceder la alcaldía. Su futuro en ese escenario está en el proyecto Sumar de Yolanda Díaz, al que Colau presta un apoyo entusiasta. De hecho, la actual alcaldesa de Barcelona es el activo político más importante en Cataluña del proyecto encabezado por la vicepresidenta gallega del Gobierno español. Perder Barcelona no sería una buena noticia para Colau. Tampoco para Yolanda Díaz.

El pasivo principal de Colau en estas elecciones es la sensación de fracaso de su proyecto político tras ocho años al frente del Ayuntamiento para cualquier ciudadano que no forme parte de su bolsa recurrente de votantes.

El anticolauismo es transversal. La narrativa que se ha impuesto entre sus detractores de diferentes colores es que, con sus mandatos, se ha perdido un barrio entero en favor de la delincuencia y la segregación —el Raval—, ha aumentado considerablemente la sensación de inseguridad en toda la ciudad y que Barcelona entera se ha deteriorado, con especial acento en la suciedad. Junto a estos elementos, también se ha afianzado el discurso de que, pese a sus promesas y buenas intenciones, la ciudad ha empeorado en cuanto a las posibilidades de acceso a la vivienda —su gran promesa inicial— entre los jóvenes y los ciudadanos con menos recursos.

Foto: Xavier Trias, Jaume Collboni y Ada Colau, hace cuatro años. (EFE)

Fracasada en esos frentes, su gran activo de legislatura es la batalla contra el vehículo privado, que tiene como icono el concepto de superilla ejecutado a contrarreloj. Islas urbanas que excluyen de la circulación a los coches y que en la práctica han supuesto hacer saltar por los aires el modelo urbanístico que hasta ahora funcionaba como santo y seña de Barcelona: el Eixample de Ildefons Cerdà. También este tema resulta divisivo. Pero lo cierto es que recibe menos críticas por parte de los barceloneses —los votantes al fin y al cabo— que de los habitantes de la gran conurbación metropolitana, que son los grandes damnificados con estas decisiones que dificultan la movilidad. Pero estos últimos no votan al alcalde de Barcelona.

Colau sigue insistiendo también en la necesidad de un nuevo modelo turístico para Barcelona —olvidando a veces que lleva ocho años al frente de la alcaldía— y en un modelo económico sostenible —en sus orígenes utilizaba el decrecimiento para explicarlo— que, a decir verdad, nadie sabe, después de dos legislaturas, en qué se concreta exactamente más allá de las dificultades del sector hotelero para abrir nuevas plazas en la ciudad. Colau tiene como baza a su favor, más allá de todos los votantes que ven con buenos ojos su gestión al frente del Ayuntamiento, la capacidad demostrada —como todo hijo de vecino que alcanza una alcaldía— de haber tejido y afianzado una amplia red de voto clientelar gracias al presupuesto del Ayuntamiento.

Un apostante no debería descartar al caballo a pesar de que las encuestas insistan en su tercera posición en estos momentos. Aun así, no es la apuesta principal a cubrir si el bolsillo nos da únicamente para un único caballo. Solo será alcaldesa si gana las elecciones. Y no es en estos momentos el escenario más probable.

Trias, anticolauismo y nada de independentismo

El candidato de JxCAT es, junto a Jaume Collboni del PSC, el favorito en las encuestas. Aunque en estos momentos ya apunta ligeros retrocesos desde máximos. Hasta ahora, le ha bastado insistir en que su objetivo es echar a Ada Colau del Ayuntamiento. Eso le ha convertido en el refugio preferido de todos los votantes que no imaginan peor pesadilla que otro mandato municipal en manos de la actual alcaldesa.

La aparición de Xavier Trias, que impuso como condición para aceptar ser candidato de JxCAT la total libertad de movimientos sin ninguna tutela de su partido, puso patas arriba el tablero político de la capital catalana.

Trias ha escondido la bandera independentista y las siglas de JxCAT en su precampaña, y lo hará también en campaña. Esta semana, ha presentado su lista completa sin concesión alguna a la facción más irredenta de su partido, la recién condenada Laura Borràs. La lista de Xavier Trias es la alienación más convergente que uno pueda imaginar.

Trias aspira a recuperar para su candidatura todo el voto que ya le sirvió para ser alcalde en el periodo 2011-2015. Suma a su favor, junto al hecho de ser el único que garantiza expulsar a Colau de la política municipal, el sentimiento de culpa de muchos votantes que se sienten empujados a reparar la injusticia que resultó crucial para apartarlo de la alcaldía en 2015, cuando perdió contra Ada Colau. El asunto de corrupción (cuentas en Suiza) asociado a la operación Cataluña del comisario Villarejo y compañía que se demostró totalmente falso a posteriori.

Trias, el convergente más viejo del lugar, ha dicho que se marchará a casa si no consigue ser alcalde. Y para serlo debe ganar las elecciones y asumir con naturalidad la posibilidad de un pacto con el PSC o, si dan los números, con ERC. JxCAT le dará libertad de movimientos. A fin de cuentas, la coalición PSC-JxCAT ya funciona a pleno pulmón y con buenos réditos para ambas formaciones en la Diputación de Barcelona.

Para no dejarse un voto en el cajón, Trias ha cerrado un acuerdo con el PDeCAT y mantiene fuera de la agenda cualquier veleidad independentista. Al mismo tiempo, cruza los dedos cada día para que la facción más radical de su partido no meta las narices en la campaña electoral.

Trías será alcalde si gana, y es capaz de articular una mayoría de la mano de los socialistas y/o republicanos y puede que incluso el PP

Necesita votos independentistas, autonomistas y constitucionalistas para ganar las elecciones. Y la única cola que pega a estos tres perfiles de votantes tan diferentes es el anticolauismo. No obstante, hay quien piensa que la campaña se le hará larga al candidato de JxCAT si todo lo que tiene que ofrecer es ser el hombre que vuelve para expulsar a Ada Colau de las dependencias municipales. No es mucho como proyecto político a la espera de lo que dé de sí la campaña. Pero es cierto que, a veces, una única idea es suficiente en política.

Trias será alcalde si gana y es capaz de articular una mayoría de la mano de los socialistas y/o republicanos, y puede que, incluso, el PP. En caso contrario, se marchará a su casa y sus concejales harán alcalde al candidato socialista —la opción más plausible— o al republicano si sorpresivamente Maragall ganase las elecciones. El apostante debe cubrir sí o sí la opción Xavier Trias.

Collboni pasaba por ahí. El caballo con más posibilidades

El candidato socialista es el favorito para los apostadores profesionales. Básicamente, porque tiene posibilidades ciertas de ganar las elecciones, pero, además, es el único que también puede convertirse en alcalde si queda segundo en los comicios. Es el único que está en condiciones de granjearse el apoyo de las izquierdas y el de las derechas, según las posibilidades y precio de cada uno.

A diferencia de Xavier Trias, el principal activo de Jaume Collboni es la marca de su partido, el PSC. El socialista es un logo que funciona en estos momentos en Cataluña. Collboni ha protagonizado la espantá de la legislatura, marchándose del Gobierno de coalición con Ada Colau, del que era primer teniente de alcalde, en la última curva para dedicarse en exclusiva a la campaña.

Foto: Foto de familia de la presentación de la plataforma 'Bo per Barcelona'. (Cedida)

Collboni viene trabajando en esta idea desde que plantó a Colau: todo lo que funciona mal en Barcelona es culpa de la alcaldesa, y todo lo que sí funciona es mérito de los socialistas. De momento, a tenor de las encuestas que conocemos, no le pasa factura haber sido el socio de Ada Colau: él solo pasaba por ahí.

Su ventaja competitiva —ganando o quedando segundo— es que tiene margen de negociación a derecha e izquierda para hacerse con la alcaldía. Su proyecto para Barcelona encaja en el de una izquierda soft y urbana que convive perfectamente con los lobbies económicos sin generar anticuerpos entre los progresistas. La marca socialista le ayuda y debiera recoger también los frutos de la política de desinflamación de Pedro Sánchez para con Cataluña. En el proyecto que prometen los socialistas para la Ciudad Condal, destaca una mirada más favorable sobre la actividad económica empresarial y turística, y, a la par, más restrictiva en seguridad ciudadana (aunque esta cartera ya estaba en sus manos en el mandato que está por finalizar). Es obligación del apostante, por un simple cálculo de posibilidades, cubrir este caballo. Está marcado con la vitola de claro favorito.

Maragall, el hombre que perdió el tren

Todas las encuestas coinciden en confirmar que el candidato de ERC, Ernest Maragall, quedó definitivamente descolgado con la irrupción de Xavier Trias en el escenario electoral. Su tren hacia la alcaldía pasó en 2019 y Manuel Valls le impidió subirse a él con el grado de maquinista.

Una legislatura después, Ernest Maragall es percibido como un candidato desfondado, sin un proyecto diferenciado del de Ada Colau. Obligado una y otra vez a aprobar las cuentas de la alcaldesa a cambio de los favores de los comunes a ERC en el Parlament de Cataluña, Maragall se ha quedado en tierra de nadie. Ni socio formal ni oposición. Lo peor para un proyecto político: ni chicha, ni limoná.

Sin un proyecto que pueda ser presentado como alternativo al de Colau y con un peso absolutamente marginal de la variable independentista en estas elecciones, Maragall ha llegado a estar totalmente fuera de la partida con las encuestas de hace unas semanas. La reacción al alza que le auguran los últimos trabajos demoscópicos impiden descartarlo de manera cierta y definitiva por la lucha por la alcaldía. Pero es la opción más arriesgada en el hipódromo. Un candidato que no convence ni a los suyos difícilmente puede alzarse con la victoria. Y ese es Ernest Maragall en estos momentos.

El pelotón equino: PP, Valents, Vox, Cs y la CUP

Del pelotón de cola, solo el PP puede aspirar a que sus concejales, encabezados por el recuperado Daniel Sirera, tengan algún papel decisivo en la configuración del nuevo Gobierno municipal. Las encuestas otorgan de media entre 3-4 concejales a la formación popular, y esas actas podrían erigirse en decisivas a la hora de confirmar una alcaldía para Jaume Collboni —si el candidato socialista prefiriese mirar a la derecha en un pacto a tres, JxCAT y PP— o Xavier Trias —cuesta imaginar un candidato de JxCAT alzando el bastón de mando de la alcaldía de Barcelona gracias a los votos del PP, pero es posible—.

Sería una carambola espectacular que el primer gesto de cariño entre JxCAT y el PP tuviese como escenario la ciudad de Barcelona

En lo que respecta a Cs, Anna Grau parece no estar en condiciones de convertir Barcelona en una excepción al hundimiento y desaparición del partido naranja previsto para toda España. En referencia a Vox, la ciudad más izquierdista de España no le da opciones en estos momentos de alcanzar ni siquiera representación en el Consistorio. A Valents, la continuación del proyecto de Manuel Valls en la persona de Eva Parera, se le augura el mismo resultado. En lo que atañe a la CUP, su candidata, Basha Changue, ha errado en su campaña centrándola de momento en la idea de que Cataluña y Barcelona le deben todo a un pasado esclavista, colonial y racista por el cual deberían pedir perdón. No parece que este planteamiento despierte pasiones ni siquiera entre los ambientes más radicales de la ciudad. Las encuestas, mayoritariamente, también dejan fuera del Consistorio a los antitodo.

Del pelotón equino, el apostante solo debe tener en cuenta —para una apuesta cruzada— al PP, contándolo entre los que, según como vaya el escrutinio, puedan tener algo que decir en la decisión de quien acaba siendo alcalde de la ciudad. Sería una carambola espectacular que el primer gesto de cariño entre JxCAT y el PP tuviese como escenario la ciudad de Barcelona. Pero ya saben que la política es también el arte de hacer posible lo que parece imposible. Quién sabe. Hay que esperar a la carrera.

Ada Colau, Xavier Trias y Jaume Collboni. Comunes, junteros y socialistas. Estos son los tres caballos que se juegan en el gran hipódromo de las elecciones municipales la alcaldía de Barcelona. A cierta distancia, dicen los sondeos, el equino republicano Ernest Maragall. Ganador de los comicios hace cuatro años, aunque no alcanzara finalmente el bastón de mando, y que ahora anda descolgado en la carrera. Tras este cuarteto, los pencos de relleno: PP, Valents, Ciudadanos y la CUP. Esta es la lista completa de corceles sobre los que han de cruzarse las apuestas.

Barcelona Ada Colau Xavier Trias Jaume Collboni
El redactor recomienda